Pauline en la playa
Pauline à la plage (1982) * Francia
Duración: 94 Min.
Música: Jean-Louis Valero
Fotografía: Néstor Almendros
Guion y Dirección: Eric Rohmer
Intérpretes: Amanda Langlet (Pauline), Arielle Dombasle (Marion), Pascal Greggory (Pierre), Féodor Atkine (Henri), Simon de la Brosse (Sylvain), Rosette (Louisette).
Quien habla demasiado, se perjudica (Chrétien De troyes).
Un coche llega hasta una casa de campo a la que una verja cerrada impide el paso, por lo que una de las ocupantes del coche, la joven Pauline se baja para abrir la verja y que el coche entre en la propiedad.
Poco después, otra ocupante, Marion, prima de la primera, le dice a Pauline que estarán muy tranquilas allí no teniendo siquiera teléfono, por lo que podrá leer y trabajar tranquila.
Pero Pauline parece deseosa de ir a la playa, adonde comenta que no ha ido todavía ese año pese a que estuvo viajando con sus padres por España durante dos meses, lo que le resultó muy interesante, pero no divertido, pues no hizo amigos.
Marion le pregunta si se ha enamorado alguna vez, a lo que Pauline le dice que no.
Aunque Pauline tiene solo 15 años, le dice a su prima que la ve tan joven que no puede creerse que se casara, asegurando Marion que tampoco ella se lo terminó de creer, y que quizá por eso no funcionó.
Cuando poco después bajan a la playa se encuentran con Pierre, un viejo amigo al que no había visto desde su boda y que está practicando windsurf.
Pierre recuerda que hacía 5 años que no iba por allí.
Ella le cuenta que se pasó el mes de agosto preparando su colección y por eso fue un poco más tarde ese año.
Pierre se ofrece a enseñarles windsurf, cuando de pronto aparece Henri, un amigo de Pierre que les cuenta que es etnólogo y que vive en Oceanía, contándoles que él va por los arrecifes en piragua, apareciendo entonces Marie, su hija pequeña con la que está veraneando.
Henri los invita a cenar en su casa, contándoles que su hija vive en Rennes con su madre y que es ella la única razón por la que tiene un punto al que volver, que es esa casa de la playa de la que compró su parte a sus hermanos para poder pasar las vacaciones con ella, diciéndoles que no tiene relaciones de compromiso y que su mujer no era tan libre como él, que carece de equipaje físico y moral.
Marion cuenta que no ha conocido a su gran amor, pero que espera hacerlo y desea arder de amor por él, estando convencida de que el amor es eterno.
Pierre también dice esperar un amor profundo y duradero, contando que poco antes dejó a una mujer con la que estaba por no sentir ese gran amor por ella.
Pauline les oye hablar no apeteciéndole hablar de sus pensamientos, aunque dice que solo está de acuerdo con Pierre, pues cree que no se entusiasmaría con alguien sin conocerlo bien, no creyendo en los flechazos, hay que conocer a alguien para quererlo.
Tras la cena Henri les propone ir al casino a bailar, aunque Pierre dice que es un sitio horroroso y que él se irá a su casa, si bien acaban por convencerlo para que vaya con ellos, bailando con la orquesta todos juntos.
En un momento en que consigue quedarse a solas con ella, Pierre le dice a Marion que aun la quiere y trata de besarla, aunque Marion no se lo permite, diciéndole él que antes se besaban, diciendo ella que fue antes de casarse.
Pierre le dice que si cree en los flechazos debe comprenderlo, pues al verla renació en él su antiguo amor, ante lo que ella le dice que lo aprecia mucho como amigo, pero que no lo ama, alejándose de él y bailando con Henri, al que besa, mientras Pauline baila con Pierre.
Luego Henri las invita a ir a su casa a tomar la última copa, acabando finalmente en casa de Marion para que Pauline pueda acostarse, ya que tiene sueño.
Cuando a la mañana siguiente se levanta, Pauline sale fuera, y al mirar por la ventana de la habitación de su prima observa que está en la cama durmiendo con Henri.
Luego van ambas a ver a Pierre a la playa , ya que se ofreció a enseñarlas a surfear.
Y mientras están allí se acercan dos muchachos que se fijan en Marion, asegurando uno de ellos que podrían enseñarle mejor, preguntándole Pauline a uno de ellos si tiene tabla, a lo que él le responde que no, pero que tiene un velero en Granville.
El chico le pregunta tras ello a Pauline si hace mucho que está allí y si irá al día siguiente a la playa.
Marion se cansa enseguida de las clases, pues parece que Pierre está más interesado en abrazarla que en enseñarle, dejando que le enseñe a su prima, regresando ella mientras tanto a Henri, al que le dice sentirse avergonzada pues nunca actúa así, diciéndole cuando él la invita para esa noche que no podrá ir, pues les invitó Pierre a cenar y no desea darles explicaciones, diciéndole Henri que al día siguiente va a llevar a su hija con su madre y después podrán instalarse en su casa, lo que a Marion no parece convencerle por su prima, aunque lo invita a cenar la noche siguiente.
Bajan luego los dos a la playa, aunque Pierre simula que no los ve.
En su siguiente encuentro Marion le pregunta por qué simuló no verlos, diciéndole él que no aguanta a Henri, al que asegura no conoce tanto, y le dice que no se fíe de él, pese a lo cual no consigue hacerle cambiar de opinión, recibiendo además el encargo de que corteja a Pauline, lo que Pierre ni siquiera puede plantearse debido a la diferencia de edad.
Esta por su parte vuelve a ver a Sylvain, que llega en bicicleta, en la playa, sentándose juntos, y cuando ella le pregunta si fue para verla a ella él le dice que no suele hacer 10 kilómetros solo para bañarse, aunque ella lo que sospecha es que realmente fue para ver a su prima, lo que él niega.
Sylvain es sincero y le dice que tiene novia en París.
Aparece entonces Henri en la playa y los invita a ir a su casa para escuchar un disco que se compró y con el que los dos adolescentes bailan.
Henri debe ir a correos y los deja solos durante un rato, lo que ellos aprovechan para besarse, subiendo luego a la habitación.
Henri se entretiene hablando con Louisette, la vendedora ambulante que trabaja en la playa, mientras Marion va a buscarlo a su casa después de haber estado en la playa con Pierre, y sorprendiendo a su prima besándose en la cama con Sylvain.
Sin saber reaccionar sale de la casa, encontrándose con Henri, ya de vuelta, y que trata de tranquilizarla, diciendo que se fue muy poco antes y no les dio tiempo a hacer nada, saliendo al momento Pauline y Sylvain de la casa hacia la playa para bañarse.
Al día siguiente Marion y Pauline se van de excursión al Mont Saint Michele, mientras Henri va a la playa con la vendedora ambulante.
También Sylvain va a la playa, donde ve a Henri que le dice que Pauline no está, lo que él ya sabía, aunque fue por si habían cambiado de idea al ver que el día no estaba muy bueno.
Henri lo invita luego a ir a su casa, donde enciende la chimenea, y mientras Sylvain se queda viendo la tele él se acuesta con Louisette, la vendedora, a la que Pierre, que pasaba por allí ve desnuda por la ventana.
Llega entonces Marion y Sylvain corre a avisar a Henri, que le pide a Louisette que se esconda en el baño con Sylvain, aunque cuando Marion advierte que hay alguien Henri los hace salir y hace creer a Marion que era Sylvain quien se había acostado con la vendedora, regañando a Henri por haberle prestado su cama, excusándose él afirmando que no sabía que iban a hacerlo y que iba a echarlos cuando llegó ella, que afirma que tenía razón al no fiarse de Sylvain, aunque le dice a Henri que es mejor no decirle nada a Pauline para no disgustarla.
Mientras las dos chicas recogen fruta al día siguiente se presenta Pierre en su casa afirmando que Henri le repugna y que le parece una serpiente, preguntándole a Marion por qué busca lejos lo que tiene al lado, respondiéndole esta que necesita emociones.
Pierre le dice entonces que sabe que Henri no la quiere y que tiene las pruebas, contándole que lo vio el día anterior con la vendedora de caramelos.
Le cuenta que vio a Louisette desnuda en la habitación de Henri, respondiéndole Marion que ella también estaba en casa de Henri y que la joven estaba con Sylvain, para decirle luego que le querría mucho si no fuera tan celoso, pero él dice que si lo es, es porque la quiere, insistiendo Marion en que debe tratar de enamorar a Pauline, pues está convencida de que le gusta.
Pierre no llega a tanto, pero sí se lleva a la muchacha a la playa para continúa con sus lecciones, extrañándose la muchacha de que no esté allí Sylvain, pensando que quizá hicieron o le dijeron algo, pues considera que son todos unos falsos excepto su amigo.
Ante su acusación Pierre le cuenta que Sylvain estuvo el día anterior con la vendedora, pidiéndole que se lo pregunte a Marion, corriendo ella a hacerlo, debiendo Marion confirmárselo, echándole la bronca a Pierre al que le dice que se lo contó porque contaba con su discreción, explicando entonces Henri que no pasó nada y que fue la chica la que intentó ligárselo, pero que Sylvain la rechazó, explicándole que Sylvain no ha ido ese día porque se pospuso para ese día el paseo en barco que tenía programado para el día anterior y no pudo avisarla porque no la vio antes, procediendo tras ello a echar en cara a Pierre que se metiera en medio.
Pierre se marcha, topándose entonces con Louisette, a la que ya había visto anteriormente y a la que le había preguntado por Sylvain, preguntándole ella si ya encontró la muchacho, contándole a preguntas de Pierre que conoce al chico vagamente, negando, ante las insinuaciones de él haberse acostado con un crío, comprendiendo él lo que realmente ocurrió, e imaginándose que fue Henri quien se acostó con ella y le pidió al chico que lo cubriera, asegurando Louisette estar avergonzada al ser sorprendida en la cama desnuda, aunque ignoraba lo que Henri contó, sintiéndose muy molesta por la manipulación.
Pierre le miente cuando ella le pregunta si Marion es su hermana, afirmando que así es, y, dando por sentado que él se lo contará todo a su hermana ella se compromete a contárselo a Sylvain, invitando a Pierre a pasar con ella la noche pese a haberle contado antes que tenía novio, aunque Pierre se excusa.
Y mientras se aleja se cruza con Sylvain, que le pregunta por Pauline, diciéndole que está en casa de Henri, y sin hablar nada más.
Pero cuando entra en casa de Henri ve que Pauline y su prima se marchan ya en el coche, marchándose sin pararse a hablar con él.
Henri le explica que Pierre contó todo, explicándole que él le dijo a Pauline que fue Louisette la que se lanzó en sus brazos y que él la rechazó.
Disgustado, Sylvain le dice que lo contará todo, diciéndole Henri que no le importrá si lo hace ya al día siguiente, y se excusa ante el muchacho diciendo que no le gusta hacer llorar a la gente.
Mientras desayunan, Pauline reconoce ante Marion que Sylvain le gustaba, aunque asegura que no está triste.
Marion trata de convencerla, como antes hizo con Pierre, de que salga con este, afirmando Pauline que para ella Pierre es un viejo como Henri, aunque más amable y más guapo.
Marion reconoce que está un poco loca por enamorarse de un tipo que vive en el otro extremo del mundo y al que ella le interesa menos de lo que él le interesa a ella, aunque cree que pese a todo sí está un poco colgado de ella, afirmando que su amor es tan fuerte que sabría hacérselo compartir a él.
Llega entonces el cartero que le lleva un telegrama en el que le dicen a Marion que debe estar en París esa tarde, aunque volverá al día siguiente.
Antes de marcharse Marion le deja una nota por debajo de la puerta a Henri
Pauline, ya sola, decide dedicar el día a leer, recibiendo la visita de Pierre que se disculpa por lo del día anterior, y al enterarse de que ella no llegó a hablar con Sylvain el día anterior le cuenta la verdad.
Pauline le pide entonces que la lleve a la playa, donde espera poder ver a Sylvain, aunque no lo encuentra, por lo que deciden ir a Granville a buscarlo, aunque tampoco lo ven, por lo que deciden ir a cenar.
Durante la cena Pierre le dice que no entiende a Marion, y que está equivocada al obstinarse en buscar su propia desgracia, buscando siempre al más lejano a ella aunque afirma que esperará hasta que ella vuelva o hasta que deje de quererla, ante lo que Pauline le dice que no la quiere tanto y que lo que quiere es que ella le quiera.
Y mientras hablan aparecen Henri y Sylvain, que también estaban cenando, pero en el piso de arriba del restaurante, diciendo que pensaban que Pauline se había ido a París con Marion y que por ello pasó el día con Henri viendo las regatas.
Henri les invita a su casa, aunque Pierre le exige que antes le cuente a Pauline la verdad, echándole en cara la muchacha a Sylvain que se dejara manipular, alegando él que no deseaba que se montara un lío por su culpa, ante lo que Pauline dice que son todos unos asquerosos.
Ya en casa de Henri brindan con champán por la reconciliación, excusándose aquel por lo ocurrido, asegurando que no es maquiavélico y que no premeditó lo ocurrido, simplemente al ver que llegaba Marion les pidió que se escondiesen esperando lo hicieran mejor y que ella no los viera.
Sylvain acusa a Pierre de ser un chivato, decidiendo este marcharse, pues, señala que al día siguiente se marcha a París, pretendiendo llevar antes a Pauline a su casa, a lo que Sylvain se opone, diciendo que ya la llevará Henri después, peleándose con él y llegando incluso a las manos ante el empeño de Pierre de llevarse a la muchacha, terciando Henri señalando que es mejor que lleve a Sylvain, lo que él acepta, pero llevándose también a Pauline, diciendo esta que prefiere quedarse a dormir en casa de Henri por esa noche, pues de lo contrario tendría que pasar la noche sola.
A la mañana siguiente Henri despierta por una llamada de teléfono de una amiga, Sandra, que le dice estar muy cerca de allí con su velero, e invitándolo a verse al día siguiente, decidiendo él ir ese mismo día.
Entra en la habitación donde duerme Pauline y le besa el pie y luego la pierna, subiendo hasta el muslo, hasta que ella se despierta y le da una patada lanzándolo hacia atrás.
Mientras desayunan Pauline le dice que es un hipócrita insistiendo en que los mayores mienten y que Sylvain es más sincero, aunque le decepcionó que se dejara enredar.
Antes de irse, Henri le entrega una carta para Marion en la que explican que lo llamaron y debe irse de inmediato y que no volverá ya porque se va en barco a las costas españolas, no queriendo esperar a que Marion regrese, afirmando odiar las despedidas, a lo que Pauline le dice que es un cobarde y un vicioso, pues no entiende que estando con una mujer como Marion se liara con la vendedora, ante lo que Henri reconoce que Marion es, en efecto, perfecta, e incluso demasiado perfecta, lo que la hace admirarla, pero que no le atrae de verdad como las mujeres con imperfecciones y que además Marion se echó en sus brazos y no le dejó tiempo de desearla, diciéndole que no engañó a Marion con Louisette sino al revés, pues conoció a esta antes.
A su regreso, y tras leer la carta de Henri, Marion dice que es mejor así, porque en el fondo odia las despedidas.
Pauline le propone volver a casa, y en efecto, poco después, y tal como llegaron, Pauline cierra la cancela que entonces abrió, ahora para marcharse.
Ya en el coche, Marion le dice a su prima que cuando estaba en el tren pensó que quizá fue Henri quien la engañó a ella con la vendedora y no Sylvain, aunque espera que no sea así, y le dice a Pauline que ella debe pensar que quizá no hubo nada para que no se aflija, debiendo pensar que no era cierto que Sylvain estuviese con la vendedora y que intente convencerse de ello, mientras que ella se convencerá de lo contrario y así estarán contentas las dos.