Te cuento la película

Mujercitas
Mujercitas

Little Women (2019) * USA

Duración: 135 min.

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Yorick Le Saux

Guion y Dirección: Greta Gerwig

Intérpretes: Saoirse Ronan (Josephine March / "Jo"), Emma Watson (Margaret / "Meg"), Florence Pugh (Amy), Eliza Scanlen (Elizabeth / "Beth"), Laura Dern (Marmee March), Timothée Chalamet (Theodore Laurence / "Laurie"), Meryl Streep (Tía March), Tracy Letts (Sr. Dashwood), Bob Odenkirk (Robert March), James Norton (John Brooke), Louis Garrel (Friedrich Bhaer), Chris Cooper (Sr.Laurence), Jayne Houdyshell (Hannah).

"He tenido muchos problemas, por eso escribo relatos alegres" (Louisa May Alcott)

1868, Jo March acude con su último relato a una editorial neoyorquina, Roberts Brothers, presentándose ante el señor Dashwood como amiga de la escritora, de la que, dice, ganó un premio y estaría dispuesta a escribir más si les gusta ese, aunque él se fija de inmediato en sus manos manchadas de tinta.

El hombre echa un vistazo al escrito, viendo ella cómo tacha hojas enteras, por lo que no alberga esperanza alguna de que se lo publiquen, aunque entonces el hombre le ofrece 20 dólares por ser mujer, ya que normalmente pagan entre 25 y 30, debiendo permitir que haga los cambios deseados a cambio del dinero.

El hombre le indica que la gente quiere divertirse, no que la sermoneen y le indica que haga sus relatos breves o picantes y que, si la protagonista es una chica, que al final se case o se muera, preguntándole el nombre que desea que figure en el relato, indicando ella que ninguno.

Regresa corriendo feliz para dar clase a dos alumnas, coincidiendo en la pensión con otro profesor, Friedrich Bhaer que la anima a escribir más y no solo a trabajar, aunque ella indica que su hermana Amy está en París y hasta que se case con un hombre adinerado es ella quien debe mantener a su familia a flote.

Amy, toma clases, en efecto de pintura y hace compañía a su tía March, preocupándole el estado de su hermana Beth, de la que no le dice nada su madre en sus cartas, diciéndole su tía que no podría hacer nada por ella, y que debe quedarse en París hasta que se haya comprometido con Fred Vaughn.

Y de pronto, y mientras pasean en su carruaje, se cruzan con un tipo en el que Amy reconoce a su amigo Theodore Laurence, "Laurie", por lo que baja contenta a saludarlo.

Se abrazan, y ella le dice que lamenta que su hermana Jo lo rechazara, aunque él le dice que él no lo lamenta, pidiéndole que vaya a la fiesta de Noche Vieja y le pide que la recoja a las 8 en el hotel.

Entretanto, Meg, en una tienda de telas de Concord observa una pieza de seda, y, aunque piensa que no puede permitírselo, pues su marido necesita un abrigo nuevo, acaba haciendo caso a su amiga y se la compra, aunque una vez en casa se siente mal por hacerlo.

Beth, la pequeña, en su casa, toca el piano.

En el teatro Friedrich se fija en Jo, que está en la parte trasera y sonríe, y, a la salida, va al bar al que esta acude y la invita a bailar.

A la salida ella va hasta al mismo bar que él y bailan en grupo, para acabar bailando juntos.

7 años antes. Concord, Massachusetts

Jo y Meg se preparan para una fiesta, quemándole Jo el pelo a Meg al ayudarle.

Van las dos juntas a la fiesta, donde Meg baila feliz con un joven, aunque Jo se aburre, y, tratando de huir de un tipo que se iba a dirigir a ella, se oculta en una sala donde está Laurie. Presentándose ambos, preguntándole ella si no baila, a lo que le responde que desconoce las costumbres locales, pues ha vivido buena parte de su vida en Europa, contándole ella que su padre está luchando con el ejército de la Unión.

Laurie le propone que baile con él, diciendo ella que no puede, porque se quemó el vestido y Meg le dijo que se quedara quieta para que nadie la viera, decidiendo él que bailen fuera, lejos de los ojos del resto de la gente.

Meg acaba torciéndose un tobillo, por lo que no puede regresar andando ni tienen dinero para coger un coche, por lo que Laurie se ofrece a llevarla en su coche.

En su casa, la madre le invita a unirse a sus hijas en su representación, aunque hasta entonces siempre hacía Jo hace el papel de hombre.

En Nueva York, nuevamente en 1868, Jo, que siempre está escribiendo y lleva por ello sus manos manchadas de tinta, ve un día en su puerta un paquete con las obras de Shakespeare y una nota en que pone "Para la escritora del desván". Le dice que la vio disfrutar en el teatro, y cree que le ayudará a estudiar los personajes, y le dice que espera leer lo que escriba y ser sincero, firmando Friedrich.

En la fiesta de Noche Vieja, Amy baila con Fred, viendo cómo Laurie llega borracho con varias mujeres, por lo que se enfada, diciéndole que estuvo esperándolo una hora y le dice que le desprecia por ser vago, vulgar y vanidoso, pues pese a tener dinero belleza y salud solo sabe perder el tiempo.

Le dice que es ridículo su anillo y su mano, ya que no ha trabajado nunca, diciéndole él que se lo regaló Jo, a lo que ella le responde que siente lástima de él por no hacerse respetar de que no le amen.

Él le pregunta qué ha hecho ella, más que fantasear con gastarse la fortuna de Fred.

Jo le muestra en efecto sus relatos a Friedrich, al que le cuenta que está también escribiendo una novela, aunque él le dice que no le gustan y no son buenos, pues trata de agradar a la gente, recordándole ella que se publicaron en periódicos y la gente dice que tiene talento diciendo él que lo tiene y por eso es sincero.

Ella se siente decepcionada y le dice que de los elogios no se come y que Shakespeare escribía para el pueblo, a lo que él le responde que Shakespeare camuflaba su poesía en obras populares.

Enfadada, le dice que solo es un crítico del que nadie se acordará en el futuro, diciendo él estar seguro de ello, tras lo que dice que todos la recordarán a ella, diciendo él también estar seguro de ello.

Ella le dice que no son amigos y le pide que no vuelva a dirigirse a ella.

Pocos días después recibe una carta de su madre en que le pide que regrese, pues Beth está peor.

Mientras dormita, de regreso, en el tren recuerda su pasado y las cuatro hermanas haciendo planes de futuro y peleándose entre ellas, lamentando no tener a su padre allí en Navidad, y soñando Meg con tener más dinero, aunque Jo la anima a ser actriz, mientras que Amy sueña con ser una gran pintora y vivir en París.

Beth les dice que solo quiere que estén todos juntos y le gusta tocar, pero no triunfar.

Su madre les pide que ese año no tengan regalos de Navidad ya que sus hombres están sufriendo en el ejército.

Representan una obra de Jo cuando llega su madre tras haber ido a atender a una familia necesitada y se disponen a desayunar cuando su madre les indica que cerca de allí vive una pobre familia que no tiene nada para comer, y donde los 5 hijos duermen en la misma cama, proponiéndoles regalarles su desayuno como regalo de Navidad.

En efecto, poco después todas las mujeres de la familia salen con sus cestas hasta la casa de los necesitados a los que les llevan también mantas, ropa y medicinas, observándolos el señor Laurence y su nieto desde su ventana.

Cuando regresan, encuentran la mesa llena de deliciosos manjares, que les envió el viejo señor Laurence que vio cómo compartían su comida.

Hasta ese momento pensaban que era un viejo tacaño y comentan que desheredó a su hijo cuando huyó con una italiana y que ahora su nieto es huérfano y se pasa el día encerrado en casa con su tutor.

Además tienen como regalo una carta del padre, que lamenta no poder estar con ellas.

Representan luego, con gran éxito, una de las obras de Jo para los niños.

La despierta el revisor al llegar a su parada, mientras en Nueva York, Friedrich pregunta por ella a la dueña de la pensión, que le cuenta que se marchó y no dijo si volvería.

Mientras camina sobre la nieve, camino de su casa, recuerda otros paseos con sus hermanas y los momentos en que iba a leerle a la tía March a cambio de dinero, diciéndole esta que debe buscarse un buen marido, recordándole que ella es soltera, diciéndole que porque es rica, y que esa es la única forma de ser soltera, si no es actriz o prostituta.

Le recuerda que ella supo preservar su fortuna, no como su padre, que prefirió ayudar a hijos de libertos que a sus propios hijos.

Le dice que piensa ir de nuevo a Europa y le pregunta si le gustaría ser su acompañante, asegurando ella que le encantaría.

En clase, una compañera le dice a Amy que le perdonará sus deudas si dibuja a su profesor, realizando, en efecto una caricatura, lo que hace que el profesor incluso la golpee por su falta de respeto.

Al pasar llorando frente a la casa de los Laurence, la ven Laurie y su profesor, a los que le explica lo preocupada que está por lo que le dirá su madre, por lo que la hacen pasar, yendo luego su madre y sus hermanas a buscarla allí

Conocen así la casa de su vecino, quedándose Jo prendada de su biblioteca.

Frente a lo que pensaba, su madre le dice que el profesor es un idiota y que no regresará a ese colegio y que la instruirá Jo, aunque, le dice, habrá consecuencias.

Observan su magnífico piano, que, dicen, le encantaría a Beth, pidiendo el señor Laurence que vaya cuando quiera y lo use, invitando a Jo a coger el libro que desee, pidiendo Amy que le dejen ir a ver los cuadros, fijándose el tutor en Meg.

Antes de llegar a su casa, y frente a la casa de la que guarda tantos recuerdos se detiene ante un buzón clavado en un árbol y saca la llave de este.

Recuerda entonces el momento en que la obtuvo.

Jo propuso a sus hermanas admitir a Laurie en su grupo, para actuar con ellas, acabando por admitirlo pese a su inicial resistencia a la llegada de un extraño, viendo que él esperaba escondido, y para mostrar su agradecimiento les regala una llave a cada una de ese buzón.

Jo vuelve a abrir aquel buzón, donde no hay nada, antes de llegar a su casa, donde es recibida con gran alegría por su madre, su hermana Meg y los hijos de esta.

Le cuentan que la fiebre afectó al corazón de Beth, que se siente muy sola.

Les lleva algo de dinero para que contraten un buen médico y les dice que la llevará a la playa para ayudarla a curarse, contándole su madre que a Amy no le dijeron nada, porque Beth no quiso amargar su viaje, diciendo Jo que Amy siempre se libró de las partes duras de la vida.

Recuerda una ocasión en que Laurie les invitó a ella y a Meg a ir al teatro con él y con John Brooke, su profesor, insistiendo Amy en ir con ellas, aunque no se lo permiten.

Y mientras Meg y Jo disfrutan de la obra, Amy, en su casa, decide vengarse, quemando la novela de su hermana.

De regreso, en su casa, comentan la obra, diciéndole Jo a Meg que ella es mejor actriz, aunque esta comenta lo atento que es el señor Brook.

Jo corre a buscar sus papeles para anotar unas ideas, dándose cuenta de que no está su novela donde la dejó, por lo que se la pide a Amy, que le confiesa que la quemó, por lo que empiezan a pelearse, debiendo separarlas la madre, que obliga a Amy a pedir perdón a su hermana, confesando esta que quería hacerle mucho daño a Jo y sabía que era eso lo que más le dolería.

La madre le pide que no se acueste sin perdonar a Amy, aunque ella asegura que no se merece su perdón y que la odiará siempre.

En efecto la ignora y se aleja de ella, y, cuando llega Laurie para ir a patinar, Jo se va con él sin esperar a Amy, pese a que le había prometido llevarla.

Meg le dice a Amy que vaya tras ellos y espere a que esté contenta con Laurie y seguro que la perdonará.

Amy les sigue, en efecto, patinando por el río helado, escuchando de pronto Jo y Laurie sus gritos tras quebrarse el hielo y hundirse en el río, debiendo Jo y Laurie sacarla, ayudándose de una rama para evitar caer ellos mismos al agua.

Jo no puede luego evitar los remordimientos por lo que pasó, pues cree que si su hermana hubiera muerto sería culpa suya, reconociendo ante su madre que cuando la pasión la invade sería capaz de hacer daño y disfrutarlo.

Su madre le dice que le ocurre lo mismo, aunque Jo le dice que ella nunca se enfada, diciéndole su madre que se enfada casi todos los días de su vida y aunque está aprendiendo a no dejar que la ira la invada, diciendo Jo que ella también lo intentará, a lo que su madre le dice que hay temperamentos demasiado altivos para doblegarlos.

Beth se siente muy feliz al despertar y ver que su hermana regresó de Nueva York y leen una carta de Amy que les cuenta que Laurie está en París, y lamenta que no contesta a sus cartas y lo echa de menos.

Annie invita a Meg a su fiesta de puesta de largo, y estará una semana fuera, prestándole el señor Laurence su carruaje.

El señor Laurence aprovecha que está Beth para decir que el piano de su hija no lo usa nadie y le gustaría que alguien lo utilizara para mantenerlo afinado, diciendo Beth que ella lo hará si no molesta a nadie.

Meg tiene ocasión de acudir a una fiesta de la alta sociedad, comprobando que su nivel es diferente, ya que tiene un solo vestido, y no como el resto de las muchachas, diciéndole una de ellas, que la llama Daisy, que le dejará uno de los suyos, aunque una vez en la fiesta, a la que acude Laurie, este no entiende que deje que la llamen Daisy y le dice, pese a lo feliz y excitada que se sentía que no le gusta el vestido que lleva porque no le gusta lo superficial.

Entretanto, Beth acude a casa del señor Laurence, donde toca su piano, pudiendo él disfrutar, a escondidas, de su música.

En la fiesta, Meg, enfadada por lo que le dijo Laurie, se queda aparte hasta que él le pide que vaya a bailar y que, aunque no le gusta su vestido, está espléndida, pidiéndole ella que le permita divertirse por una noche sin contárselo a Jo, siendo en efecto feliz.

Años más tarde, lamenta ante su marido el haber gastado 50 dólares en comprar la seda, diciéndole que trata de conformarse, pero es difícil, pues está harta de ser pobre, diciéndole John que temía que eso llegara a ocurrir y que, aunque él hace lo que puede, lamenta que tenga que prescindir de tantas cosas bonitas y que esté casada con un hombre que no puede facilitárselas.

En París, Laurie va a visitar a Amy mientras pinta y ella dice que no seguirá haciéndolo, pues una fracasada, que ya sabe que no va a ser un genio y no quiere ser una mediocre, por lo que renuncia a sus ambiciones artísticas.

Él pregunta quién decide que es un genio, diciendo ella que los hombres, diciéndole que así reducen la competencia, pidiéndole Laurie que su último retrato sea el suyo y le pregunta qué va a hacer entonces de su vida, diciendo que pulir sus otras habilidades y convertirse en un adorno de la sociedad, preguntándole si se prometió ya con Fred Vaughn, a lo que le responde que no, aunque no le avergüenza casarse con un rico ya que como mujer no tiene manera de ganar dinero.

Llega Fred a buscarla, diciéndole Laurie al verla preparada que está y que es preciosa.

Recuerda Laurie que le presentó a Fred en la playa y ya entonces ella le dijo que algún día iría a saludarlo a Londres.

Fue entonces cuando dibujó por vez primera a Laurie, mientras su hermana Meg comenzaba a tontear con John Brooke, algo que a Jo no le hace gracia.

Jo regresa a la playa, ahora con su hermana Beth y le lee, aunque Beth le dice que le gusta que le lea sus historias, diciendo ella que ya nadie quiere escucharlas, pidiéndole Beth que escriba y que lo haga por ella.

Marmee colabora ayudando a los menesterosos por culpa de la guerra, recibiendo ella misma un telegrama de Washington. Su marido está enfermo y debe ir a verlo, recibiendo la ayuda del señor Laurence, indicándole Brooke a Meg que él la acompañará, lo que ella le agradece con un beso.

Llega Jo que le entrega a su madre 25 dólares para el viaje, extrañándole a su madre que su tía fuera tan generosa, mostrándole que el dinero lo consiguió vendiendo su pelo, aunque ella se siente orgullosa, llorando sin embargo por la noche por haberlo perdido.

En París, Laurie y Amy vuelven a verse, mientras Fred está en Londres, preguntándole a él cuándo se irá, pues va retrasando su viaje y le pregunta qué pretende hacer con su vida, y le pide que vaya a trabajar con su abuelo.

Le entrega su nuevo retrato, viendo que tiene también el que le hizo el día de la playa.

Él le pide que no se case, adivinando que se está declarando, aunque le dice que se pasó toda su vida yendo detrás de Jo y que no será ella quien lo consuele por no poder tener a su hermana, y más cuando se ha pasado toda su vida amándolo.

Les escribe el señor Brooke, que fue a llevarla, diciendo que su padre va mejorando.

Beth hace unas zapatillas para regalar al señor Laurence en agradecimiento por dejarle tocar el piano y recrimina a sus hermanas por no haber ido a atender a los Hummel.

Decide por ello ir ella a llevarles comida, esperándola a su regreso muy excitadas sus hermanas, que le muestran cómo durante su ausencia le llegó un regalo del señor Laurence, muy agradecido por sus zapatillos, comprobando que es un estupendo piano.

Emocionada, va a casa del señor Laurence para darle las gracias y abrazarlo, diciéndole él que le recuerda a su hija y que debía haberle dado el piano hacía mucho tiempo, aunque entonces se da cuenta de que tiene fiebre, contando ella que los Hummel están muy enfermos.

Deben llamar al doctor, que les indica que padece escarlatina, y, como Amy no la tuvo de niña deciden enviarla a casa de la tía March.

Les cuenta también que el bebé de los Hummel murió.

Jo escribe una de sus historias para Beth, hablando de ellas y se la lee en la playa, pidiéndole la pequeña que escriba más, incluso cuando ella no esté, pues sabe que ocurrirá y que es imparable y no tiene miedo.

Ya cuando cogió la enfermedad la niña decía, mientras la cuidaba Jo por la ausencia de su madre, que no podían detener la voluntad de Dios.

Entretanto, la tía March observa a Amy, a la que le dice que si se porta bien le regalará algún día su sortija, asegurando que es la única esperanza de la familia y la que debe mantenerlos casándose bien, ya que Jo es un caso perdido y Meg se enamoró de un profesor sin dinero.

En Francia, su tía le informa que estuvo poco antes Laurie para despedirse, ya que se iba para Londres, viendo la cara de decepción de la muchacha, por lo que le pregunta qué tenía que hablar con él, confesándole ella que acaba de rechazar a Fred.

Meg le cuenta a su marido que vendió su tela a su amiga Sally pese a que él le dijo que no quería que fuera infeliz y que su abrigo podría esperar un invierno más.

Mientras la cuida, Jo recuerda que Beth estaba tan mal por la escarlatina que tuvieron que avisar a su madre, que regresó de inmediato para cuidarla y rezar por ella.

Mientras recuerda aquello, Jo, acostada junto a Beth y mientras duerme, le pide que luche hasta el final, recordando otro momento. Un día en que, como en ese momento dormía junto a Beth y, al despertarse vio que no estaba ya en la cama, por lo que corrió asustada abajo, encontrando a su hermana con su madre, desayunando, mucho mejor.

Y mientras preparan los adornos navideños en casa del señor Laurence, aparece Laurie anunciando un nuevo regalo de Navidad, para dar paso a su padre con el que podrán celebrar la Navidad las dos familias juntas.

Cuando Jo despierta en esta ocasión, ve, como entonces, que su hermana no está en la cama, encontrando al bajar a su madre llorando, en esta ocasión.

Se celebra su funeral y, junto a la tumba, recuerda ahora lo guapa que estaba su hermana el día de la boda de Meg.

Elle le pidió entonces a esta que se fugara con ella para ser actriz, diciéndole Meg que se iba a casar por amor, no sirviendo de nada que Jo le dijera que se aburriría de su marido en dos años, diciéndole Meg que sus sueños son diferentes, pues quiere formar un hogar y una familia y quiere hacerlo todo con John y que algún día le tocará a ella, que afirma que prefiere ser una solterona libre y vivir su propia vida y que no puede creer que la infancia se acabó.

Su padre es quien oficia la boda, tras la que todos bailan felices, excepto la tía March, que se marcha ante y le dice que ha arruinado su vida como hizo su madre al casarse con su padre, su hermano.

Le dice entonces a Amy que va a ir a Europa, poniéndose Jo muy contenta al escucharla, hasta que Amy le aclara que le ha pedido a ella que la acompañe para mejorar su francés y su pintura.

Poco después Laurie, que acaba de licenciarse piensa en irse de vacaciones a Europa, decidiendo antes declararse a Jo, que trata de evitarlo, aunque él le indica que la ama desde que la conoció y que, aunque él ha tratado de decírselo, no le ha dejado.

Ella le dice que no puede amarlo como él quiere y que no puede cambiar lo que siente.

Laurie le dice que solo puede amarla a ella. Que ha ido dejando todas las cosas que no le gustaban de él esperando poder gustarle, diciendo ella que lo ha intentado, pero ha fracasado y que con el tiempo lo comprenderá y lo agradecerá y que encontrará a otra chica educada y encantadora, y que de ella se avergonzaría y se pelearían, pues ella odia la alta sociedad a la que él pertenece y él odiaría sus historias y serían infelices.

Le dice que cree que nunca se casará, pues aprecia su libertad, aunque Laurie le dice que lo hará. Que conocerá a alguien y se entregará en cuerpo y alma, pues es su forma de ser.

Mientras recogen las cosas de Beth, su madre le dice a Jo que allí está muy sola y que debería volver a Nueva York y le pregunta por Friedrich, contando ella que arruinó su amistad por su mal genio y no cree que tenga remedio.

Le cuenta que Laurie vuelve. Que se lo contó Amy, que también regresa, destrozada al enterarse de la muerte de Beth, acompañándolas él porque la tía está muy enferma.

Jo, al escuchar que Laurie vuelve, se plantea que tal vez se precipitó al rechazarlo, y que, que quizá si se lo vuelve a pedir loa acepte, preguntándole su madre si lo ama, diciendo ella que le importa más ser amada, diciéndole su madre que no es lo mismo.

Ella se queja, pues, dice, las mujeres tienen mente además de corazón y ambición y talento además de belleza y no sirven solo para amar, pero reconoce sentirse muy sola.

En efecto Amy se prepara para volver a su casa, diciéndole Laurie que no podía dejar que se fuera sola con su tía, tan enferma, aunque lo desprecie, contándole que no va a casarse con Fred, porque no le amaba como debía, besándola él entonces.

Jo le escribe a Laurie diciéndole que le echa de menos. Que creía que el peor destino era ser esposa, porque era joven y estúpida, pero que ha cambiado de idea. Que el peor destino es vivir si compartir su vida con él y que se equivocó al rechazarle y fugarse a Nueva York, dejándole la carta en su buzón del bosque.

La despierta Laurie, que le cuenta que Amy fue con su madre a ver a Meg, contándole que ahora es su esposa, algo que la sorprende, por lo que le pregunta si está enamorado, respondiendo él que sí.

Le dice que siempre la ha querido, pero que lo que siente por Amy es diferente y que tenía razón, que si hubieran estado juntos se habrían matado, preguntándole él si podrán seguir siendo amigos, diciendo ella que siempre.

Amy siente alivio al verla y ver que le dice que se alegra, pues temía que se hubiera enfadado.

Jo va a recuperar la carta que le dejó a Laurie en el buzón y la rompe y la tira al río.

De vuelta se encuentra al señor Laurence, también triste, pues dice, la casa no es lo mismo sin Beth, ofreciéndose ella como apoyo para poder volver a entrar en la casa.

Jo hace una pila con todos sus escritos y acaba con ellos en la chimenea, excepto los cuentos que escribió para Beth, e, inspirándose en ellos comienza a escribir de nuevo, apasionadamente y sin parar, siquiera para comer, pues su madre le sube la comida.

Le envía los primeros capítulos de su novela a su editor, el señor Dashwood pese a dudar que tenga valor para él, al pensar que puede resultarle aburrido.

Jo se sorprende tras la muerte de la tía March, al ver que le dejó a ella su casa en herencia, demasiado grande para ella, por lo que piensa debería venderla, aunque piensa que quizá debiera hacer algo con ella que revolviera a su tía en la tumba, diciendo finalmente abrir una escuela para chicos y chicas.

Les cuenta a sus hermanas que está escribiendo, pero no cree que su pequeña historia de penurias le interese a nadie.

Dashwood le dice que, en efecto su historia no parece muy prometedora, aunque le pide que le envíen más historias, si puede ser de contenidos escandalosos.

Cuando baja se encuentra con una visita inesperada. Friedrich está con sus padres, y se alegra al verlo, recordando el momento en que llegaba a la pensión y que le cuenta que la dueña de esta, la señora Kirke le dio su dirección.

Le invitan a comer con ellos, contándoles que le ofrecieron una plaza de profesor en California, donde, dice, tienen menos prejuicios contra los inmigrantes, ya que nada le retiene en Nueva York, invitándole Marmee a quedarse en su casa.

Tras la comida, él se fija en su precioso piano y pregunta quién lo toca, contándole que lo hacía Beth, y que, aunque todas tocan un poco, ninguna lo hacía como ella, aceptando él tocar para ellos, que pueden comprobar lo bien que lo hace.

Cuando se despiden, él le dice que si alguna vez va a California, le gustaría verla, aunque ella le dice que no cree que vaya.

Pero cuando cierra la puerta, todos la miran y Amy expresa lo que todos piensan. Le dice que ve claramente que lo ama, pues nunca la había visto tan feliz y la anima a alcanzarlo antes de que coja el tren.

Laurie prepara de hecho los caballos para alcanzarlo.

Entretanto, en Nueva York, en casa de los Dashwood, sus hijas le preguntan a su padre cómo sigue la historia de las Mujercitas, pues leyeron sus primeros capítulos y les encantó.

En Nueva York, Jo habla con Dashwood, que le dice que no entiende por qué la protagonista no se casa el vecino, diciendo ella que no se casa con nadie, asegurándole el editor que si termina el libro con su heroína como solterona no se venderá, debiendo ella acceder a que la protagonista se case al final.

Jo llega con sus hermanas a la estación, corriendo hacia la misma bajo la lluvia y cuando por fin se encuentran le dice que quiere que se quede.

Él dice que no tiene nada que ofrecerle, pero que si le pide que se quede lo hará.

Dashwood da su visto bueno a ese final y le ofrece un 5% del beneficio neto y 500 dólares por el copyright, aunque no le dará ningún adelanto, pues él asume el riesgo y si no tiene beneficios él perderá.

Ella se niega a venderle el copyright, pues quiere ser la dueña de su libro y pide el 10%, comenzando un regateo que acepta finalmente el 6,6%, por el final impuesto, supervisando todo el proceso de impresión y encuadernación del libro.

En la Academia Plumfield, creada por ella y donde colaboran su cuñado y su padre, pero también Friedrich, como profesor de música, Meg, como profesora de interpretación, y Amy, que ya tiene una criatura, de pintura, celebran el cumpleaños de Marmee.

Calificación: 3