Te cuento la película

Los santos inocentes
Los santos inocentes

España (1984) *

Duración: 102min.

Música: Antón García Abril

Fotografía: Hans Burmann

Guion: Antonio Larreta, Manuel Matji, Mario Camus (Novela: Miguel Delibes)

Dirección: Mario Camus

Intérpretes: Alfredo Landa (Paco "el Bajo), Francisco Rabal (Azarías), Terele Pávez (Régula), Juan Diego (Iván), Agustín González (Don Pedro), Juan Sánchez (Quirce), Belén Ballesteros (Nieves), Ágata Lys (Doña Pura), Mary Carrillo (Marquesa), Maribel Martín (Miriam), Manuel Zarzo (Doctor).

Azarías llama a su búho mientras corre por el bosque.

Un tren llega a Zafra, bajando varios soldados, entre los que se encuentra Quirce, que desde la cantina le escribe una carta a su hermana Nieves.

Esta, que trabaja en una fábrica, recibe allí su carta.

Quirce

Se recuerda aprendiendo a leer a la luz de una vela, ya adolescente, mientras su padre le observa y le corrige con las cosas de la gramática y le dice luego a su mujer, Régula, que si tienen conocimientos podrán salir de pobres.

Mientras Paco trata de convencer a su mujer para hacer el amor se escucha un fuerte garito, debiendo levantarse esta para atender a Charito, la "Niña Chica", a la que trata de calmar, ya que no tiene capacidad para moverse.

Amanece entre niebla y un grupo de cazadores sale con Azarías como ayudante, que utiliza su búho, al que él llama "milana" como señuelo atraer a las piezas.

Al terminar y al hacer pis, Azarías se rocía las manos con él antes de recoger las piezas de los cazadores.

Don Pedro, administrador de la finca donde trabaja Paco, le dice que pronto le dirá que suba al cortijo con su familia, pues lleva mucho tiempo en la Raya y ya cumplió, lo que satisface a este, ya que así podrán sus hijos ir a la escuela.

Azarías observa cómo su "milana" no come la carne que le da, por lo que sube hasta el cortijo para hablar con su señorito, que le dice que ya está vieja y le dice que busque otra, pidiendo él permiso para que llame al mago del Almendral, aunque no se lo da.

Le escucha luego reírse de él con sus amigos, lo que le sienta mal.

La familia de Paco recoge sus enseres en un carro y se dispone a subir al cortijo, viendo que llega Azarías, el hermano de Régula, al que Paco huele antes de que se le vea, que entierra allí a su milana.

Durante el camino, Paco dice que Nieves irá a la escuela, pues es muy lista, aunque Régula piensa que puede trabajar y ayudar.

Al llegar a su nueva casa, lo que más sorprende a los chicos es la electricidad.

D. Pedro va para darles instrucciones, indicando a Régula que debe abrir la puerta en cuanto escuche el motor del coche, pues los señores no avisan y no les gusta esperar, debiendo sacar además al amanecer los pavos y luego, al ver a Nieves, le dice que podría ayudar a su mujer en la casa y, aunque querían enviarla a la escuela deben acatar sus órdenes, aunque puede ir a dormir con ellos.

Paco, por su parte debe encargarse de ordeñar las vacas y cabras y cuidar de los animales, con la ayuda de Quirce.

Este ve a su tío meándose en las manos, diciéndole este que lo hace para que no le agrieten, recogiendo luego el maíz.

Por las noches Azarías coge a la Niña Chica en brazos y trata de entretenerla y cuando Régula le pregunta cuánto tiempo va a estar allí, le cuenta que el señorito le despidió porque ya está viejo.

Paco va a hablar con el señorito de la Jara, que le confirma que le despidió, pues no puede comer una paloma que él haya desplumado después de orinarse las manos.

Paco le recuerda que Azarías se crio allí y lleva allí 61 años, diciéndole el terrateniente que entonces deberían premiarle por haber tenido todo ese tiempo a un anormal y que su cortijo no es un asilo.

Paco observa cómo Azarías hace sus necesidades en cualquier parte y a cualquier hora del día, debiendo él limpiarlo luego.

Régula regaña a Quirce por reírse de su tío al hacerle contar, ya que no sabe hacerlo.

Pero lo compensa llevándole un día el polluelo de un grajo, al que este llama como a su anterior pájaro, "Milana bonita".

Algún tiempo después, y vestido todavía como soldado, Quirce espera a Nieves a la salida de la fábrica, viendo que sale del brazo de otro muchacho.

Le cuenta a su hermano que prefiere la fábrica a limpiar la suciedad de los demás y van a comer juntos antes de irse al pueblo a visitar a sus padres, que se sienten muy solos desde que murió la Niña Chica.

Nieves

Régula la acompaña hasta la puerta de la finca donde va a empezar a trabajar, siendo recibida por Purita, la mujer del administrador, que no ha salido de la cama, donde está haciéndose la manicura.

Le pide que limpie la cocina, barra la casa y haga la comida de su marido y que se apañe como pueda, pues ella no va a levantarse y si regresa su marido debe decirle que está con jaqueca.

Paco le cuenta a su hijo, mientras preparan las armas de la cacería, que el señorito Iván le pidió que cada noche repitiera una y otra vez la carga de las escopetas, diciéndole que si lograba ser el más rápido de todos, con su olfato y su memoria sería el mejor secretario, y logró una habilidad tremenda, y, después de entrenar sin descanso cada noche, en el año 1943, y durante el ojeo del Día de la Raza, Iván dejó a todos pasmados al estar entre los tres primeros pese a tener solo 13 años.

Don Pedro recibe a Iván, al que le dice que su madre llamó para ordenar que prepararan todo lo de la comunión, a la que irán unas 30 personas.

Iván va luego a ver a Paco, al que le dice que cuide de su chico, pues él ya va para viejo y necesita un secretario, tras lo que se va con él a cazar.

Desde la hacienda se escuchan disparos y Don Pedro descubre a su mujer mirando por la ventana, muy arreglada, hacia donde está el señorito Iván.

Luego, cuando les sirve la cena a él y a su marido, Iván bromea hablando de la "pechuga" del pollo que le sirve ella mientras él observa su escote.

Luego presume de que Paco recogió todas las 22 perdices que cazó.

Envía a Pedro a pedir al organista que tocará en la comunión que deje de tocar, y cuando se quedan solos se besa con Purita, viéndolos mientras lo hacen Nieves, que entraba a servirles el café.

Régula regaña a Azarías, pues no se baña, diciéndole él que eso los señoritos, aunque ella le dice que le pega piojos a la niña.

Cuando Don Pedro lo sorprende robando trigo para su pájaro, rompiendo un saco, lo echa a palos.

Las mujeres lo preparan todo a la espera de la Marquesa y Nieves le cuenta a su madre que oyó a Don Pedro discutiendo con su mujer a la que le quiso pegar con la fusta y que ella le dijo que si le pegaba no la volvería a ver.

Su madre le dice que lo que deben hacer allí es oír, ver y callar.

Todos los sirvientes y trabajadores de la finca esperan en fila a la Marquesa, que llega con su hija, su nieto y con el obispo que oficiará la ceremonia.

Luego, sentada en una mesa, reparte a todos sus trabajadores que van pasando de uno en uno, un dinero para celebrar la comunión de su nieto, que les da otra propina.

A uno de sus trabajadores, Facundo le pregunta si ha tenido más hijos, diciéndole este que de momento sigue con 8, tras lo que le pregunta cómo se van criando los cerdos, asegurándole que no se irá sin verlos, para añadir a continuación: "y a los niños".

La Marquesa se fija en Nieves, y se la muestra a Miriam, su hija, señalando que puliéndola un poco sería una primera doncella.

Al ver luego a Azarías señala que estaría mejor en un centro benéfico, aunque Régula le asegura que no irá mientras ella viva, intercediendo Miriam para decirle que no hace ningún mal allí, pues el cortijo es grande, contándole él que cuida los geranios, llevándola él luego a mostrarle la milana que está criando, escuchándose mientras le muestra a su graja un grito, preguntando Miriam de qué se trata, diciéndole Azarías que es la Niña Chica, y se la muestra, saliendo la muchacha horrorizada tras verla.

El día de la comunión, Don Pedro se muestra nervioso, pues no encuentra a su mujer, sacando a Nieves de la capilla para que le ayude a encontrarla, aunque tampoco lo consigue, viendo cómo llega, con la misa ya empezada, en el coche con Iván.

Enfadado, le pregunta qué se propone, preguntándole ella si le va a montar otra escena y la llama zorra, mostrándose dispuesto a abofetearla, aunque ella no se lo permite.

Tras la ceremonia se celebran dos banquetes paralelos, uno, el de los empleados de la Marquesa, al aire libre, y donde estos comen, ríen y bailan.

Dentro, los invitados de la Marquesa comen en una mesa muy elegante, pero todos están muy serios y casi ni hablan mientras disfrutan de sus manjares.

Acabada la comida, los empleados se acercan a la casa grande para vitorear a la Marquesa y a su nieto, el señorito Carlos Alberto. Ella sale al balcón para saludarlos, diciéndoles que el niño no sale porque está descansando.

Desde la casa del guardia, ven pasar luego, uno a uno, los coches de regreso, viendo cómo para uno, el del fotógrafo, que les pide que posen para él, sacando una fotografía de la familia, con Régula llevando a la Niña Chica en brazos y Azarías con su milana en el hombro.

Mientras les hacen la foto, de pronto el ave echa a volar y Azarías sale tras ella, viendo que se posa en la cruz de la capilla, mirándola todos, viendo que se le escapó.

Azarías comienza a llamarla, aunque ve que no le hace caso, aunque de pronto se la oye graznar y regresa volando al hombro de Azarías, que ríe feliz.

En la cabaña de la Raya, donde vuelve a vivir la familia, Paco, ahora cojo, ve que llega Quirce, al que su padre le dice que están bien aunque por allí no va casi nadie.

Él les cuenta que un compañero del cuartel le ofreció un trabajo de mecánico.

Le cuentan que falleció la Niña Chica en primavera. Que se pasó el día anterior entero gritando. Por la noche se cayó y cuando se levantaron al día siguiente ya estaba muerta.

Paco, el Bajo

Se lleva a cabo una montería en que Paco va cargando las armas de Iván y contando sus piezas y le pide que le deje ir a buscarlas, pues luego siempre hay problemas.

Cuando sale a por ellas Iván asegura que ni el perro más fino sería capaz de hace lo que hace Paco, que se queja de que le quitó una perdiz otro de los secretarios.

No pueden saber cómo Paco puede recordar cada una de las 40 piezas abatidas por Iván, quejándose de hecho ante Iván porque otro de los secretarios se quedó con una de las perdices suyas, preguntándole Facundo dónde está entonces la suya, ayudándole Paco a encontrarla, yendo todos los participantes al verlo trabajar.

Este, tras ver las plumas de la perdiz sigue el rastro de esta agachado y olisqueando como si fuera un perro, para indicarle luego a Facundo dónde cree que está, encontrándola este, en efecto, en el lugar indicado por Paco, haciendo que Iván se muestra orgulloso de su secretario.

Les llama luego a la casa, junto con otros empleados, mientras come con sus invitados, para demostrar a uno de ellos, un embajador francés, que allí ya no hay allí analfabetos como en 1936, haciendo que escriban su nombre, lo que hacen todos, aunque con gran dificultad, presumiendo Iván de su logro, pues poco antes firmaban con el pulgar.

Paco lleva a Azarías al bosque y le dice que le llevará allí cada noche para que haga sus necesidades y que no lo haga en cualquier sitio.

Sale otro día a cazar palomas con Iván, debiendo subir con un palomo a un árbol para atraer a las demás aves, cayendo del mismo, quejándose de un gran dolor en la pierna, aunque Iván se queja porque casi cae encima de él y le aplasta.

Paco no puede mover la pierna, pero Iván le pide que no sea aprensivo, diciéndole él que notó cómo se le partía el hueso al caer, mostrándose preocupado el señorito, pues no sabe quién le ayudará en la cacería, diciéndole Paco que puede ayudarle Quirce.

Este hace el trabajo, en efecto de su padre, pero Iván falla más de lo acostumbrado y se queja luego en casa de Paco, al que le dice que nunca falló tanto como ese día.

Llega entonces Azarías, que le pregunta si le despluma los palomos, diciendo que lo haga y se los lleve a Purita de su parte.

Finalmente decide llevar a Paco al médico, pues unos días más tarde tienen la siguiente batida y quiere que se recupere, señalándole este que tiene roto el peroné, por lo que tendrá que buscar a otro secretario, pues Paco tendrá que estar 45 días con el yeso puesto, aunque en 10 días podrá moverse con muletas.

Al regresar a su casa ve cómo Azarías logró amaestrar al pájaro, que vuelve con él cuando lo llama y le pregunta a Paco qué tal secretario sería su cuñado, diciéndole él que para el palomo bueno, pero para la perdiz es corto.

Iván sigue insistiendo, para tratar de que salga con él el 22 y le dice que debe esforzarse aunque le duela, pues si no lo hace, se quedará paralítico, pero él siente un fortísimo dolor al levantarse, pese a lo cual Iván le insiste en que el 22 tiene que estar con él, diciéndole Paco que no cree que pueda, obligándole a caminar, aunque no puede hacerlo debido al fortísimo dolor.

El día de la batida, de madrugada, escuchan un coche. Entra Iván y le despierta y le pide que se prepare, asegurándole que tendrán cuidado.

Durante la batida, Paco carga como siempre muy deprisa, pero luego debe ir a recoger las piezas cojeando y se cae, volviendo a sentir cómo se rompe su hueso.

Pese al fuerte dolor, Iván insiste en que intente levantarse, quejándose Iván de que el Ministro lleve 5 pájaros más que él.

En la Raya, Paco sale de madrugada a cazar algo para que pueda desayunar Quirce antes de volverse a marchar al cuartel, aunque él no quiere comer nada.

Antes de marcharse, su madre le entrega una cosa para que se la lleve a su tío, viéndolo sus padres alejarse, tristes.

Va en efecto al asilo donde está ingresado Azarías, viendo que su madre le envió una cadena con una cruz.

Azarías

Al ver la cruz recuerda que llamaba la atención con ella de la Niña Chica y sonríe.

Antes de aquello, en la casa del guardia, Paco recibe la visita del médico que le atendió, que confirma que se le volvió a romper la pierna, que no tenía todavía curada, preguntándose Iván qué hará al día siguiente, diciéndole el médico que si sale le desgraciará para siempre.

Paco le dice que lleve a Quirce, aunque Iván dice que no es muy hablador.

Le cuenta luego a un amigo que después de la otra cacería, a la que le acompañó el muchacho, él le dio un billete de 100 pesetas que Quirce rechazó. Cuenta que su padre siempre decía muchas gracias, o por muchas veces, con respeto, y ahora lamenta que los jóvenes parecen no querer aceptar una jerarquía.

Una noche, Don Pedro va a preguntar a Régula si vio a su mujer, diciéndole ella que por la puerta de la finca no salió, pues solo lo hizo el coche de Iván, y este iba solo, recordando que cuando se marchó le dijo que cuidará a Paco porque a fin de mes volvía para la caza de las palomas.

Don Pedro le pregunta si se fijó si en la parte de atrás el señorito llevaba la gabardina o alguna ropa o la maleta, diciendo ella que no se fijó.

Le pregunta si no podría ir su mujer tumbada y cubierta por el abrigo, insistiendo ella en que solo iba el señorito Iván.

Nieves le cuenta a su padre que la noche anterior vio a Doña Purita abrazada al señorito Iván, aunque le piden que no se lo diga a nadie y le insisten en que con los señoritos deben ver, oír y callar.

Ven cuando regresa Iván a Don Pedro hablando con él.

Don Pedro le cuenta a este que regañó con su mujer como otras noches, aunque nadie la vio salir.

Iván dice que a lo mejor se coló en el maletero de su coche sin que él se enterase y luego a lo mejor se bajó en Cordovilla donde paró a echar gasolina o en Madrid, aunque le dice que puede dormir tranquilo, pues su frente está bien lisa.

Le dice luego a Paco que si se atrevería a salir al día siguiente con él a la caza del palomo, pues con su hijo no le gusta, pues parece como si le hiciera un favor.

Paco le dice que no puede, preguntándole por su cuñado el de la graja.

A Azarías le gusta la idea, pues eso lo hacía ya en la Jara, cuando trabajaba allí.

Se lo lleva Iván, en efecto, aunque los palomos no se sienten atraídos por el palomo de Azarías y no caza nada, no lográndolo pese a cambiar de zona.

Regresan a casa frustrados y, cuando van a llegar, aparece la graja al encuentro de Azarías, momento en que Iván dispara al pájaro pese a los ruegos de Azarías, que llora.

Iván le dice que le regalará otra y le dice que comprenda que estaba enfadado.

Azarías llora por la pérdida de su milana.

Al día siguiente salen a cazar de nuevo.

Azarías sube otra vez al árbol como el día anterior, pero en vez de mover a la paloma para atraer a las demás, lo que hace es lanzar desde arriba una soga sobre el cuello del señorito al que cuelga hasta que muere ahorcado.

Quirce observa cómo su tío, mirando la cruz dice "milana bonita".

Una vez fuera, Quirce observa a las palomas volando por el cielo.

Calificación: 4