Los niños del Brasil
The Boys from Brazil (1978) * USA / Gran Bretaña
Duración: 123 min.
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Henry Decae
Guion: Heywood Gould (N.: Ira Levin)
Dirección: Franklin J. Schaffner
Intérpretes: Gregory Peck (Josef Mengele), Laurence Olivier (Ezra Lieberman), James Mason (Eduard Seibert), Lilli Palmer (Esther Lieberman), Uta Hagen (Frieda Maloney), Steve Guttenberg (Barry Kohler), Denholm Elliott (Sidney Beynon), Bruno Ganz (Dr. Bruckner), John Dehner (Henry Wheelock), Rosemary Harris (Frau Doring), Anne Meara (Mrs. Curry), John Rubinstein (David Bennett), Walter Gotell (Gerhart Mundt).
Paraguay. En Heidelberg, una cervecería alemana algunos ciudadanos de aquella nacionalidad disfrutan de la comida y bebida típicas de su país.
Un muchacho que vigila a uno de esos alemanes ve llegar un coche que lo recoge y lo persigue con su furgoneta hasta una corrida popular que se celebra en la playa y donde recogen a dos jóvenes alemanes más, para coger a otro más en una tienda de fotografía, yendo luego hasta una gran mansión antes de salir de nuevo hacia el aeropuerto donde ve que recogen a otro hombre al que fotografía.
Tras ello el joven lleva en su furgoneta a Ismael, el niño que trabaja en la mansión abriendo la puerta a los coches, hasta su barrio en los suburbios, regalándole una radio.
Viena. Austria
Ezra Lieberman debe utilizar su apartamento, que comparte con su hermana Esther y que tiene dificultades para pagar, como archivo de todos los casos que ha estado investigando durante años dedicado a la caza de nazis, quejándose al casero porque las cañerías rotas pueden hacer que pierda esos archivos.
Cuando llega a su casa tiene una llamada del muchacho que estuvo fotografiando a los alemanes, Barry Kohler que le dice que le mandó las fotos que hizo y que dice estar investigando las actividades de un grupo de nazis, varios de los cuales son criminales de guerra, asegurándole que tiene una pista muy importante, si bien a Lieberman no le parece demasiado relevante la noticia de que hay nazis en Sudamérica.
Pero el muchacho insiste en que están preparando algo, pues han convocado una importante reunión para esa noche en la finca de Ralpg Gunther y no sabe qué hacer, diciéndole Lieberman que lo que debe hacer es huir hacia Estados Unidos.
Pero a pesar de la falta de apoyo el muchacho continúa adelante y prepara un dispositivo para escuchas que luego le entrega a Ismael, el pequeño al que se había ganado ya regalándole una radio.
Los alemanes van a recibir a un hombre que llega por la noche en un hidroavión.
Fuera, en el jardín de la casa, el joven Kohler tiene oportunidad de escuchar y grabar la conversación mantenida por los nazis.
El hombre al que todos esperaban afirma que ha llegado al fin el momento dándose cuenta Kohler al escucharlo que ese hombre es el mismísimo Josef Mengele, al que le presentan al capitán Gerhart Mundt, al comandante Ludwig Trausteiner, el capitán Farnbach y los jóvenes Dietrich Hessen, Wolfgang Kleist y Otto Schwimmer, a los que poco después les explica su proyecto del que afirma depende el destino de la raza aria, para lo cual requiere de su ayuda, siendo su misión la de acabar con 94 hombres en un periodo de dos años y medio en fechas exactas y en diversas partes del mundo, hombres que habrán cumplido los 65 años en la fecha indicada, hombres que no son judíos como podrían esperar, sino honrados padres de familia con trabajos como funcionarios y vidas normales.
Cada hombre recibe sus candidatos a morir, preguntando Mundt por el suyo, el jefe de la oficina de correos de una pequeña población suiza, no entendiendo cómo va a contribuir acabando con un funcionario mediocre a la mejora de la raza aria, señalándole Mengele que no debe discutir las órdenes, sino cumplirlas sin implicar a sus familias.
Mientras hablan, fuera, un hombre vigila, sorprendiéndose al escuchar en la radio que Kohler le regaló a Ismael las palabras de Mengele, comprendiendo que alguien ha colocado micrófonos en la sala, por lo que corre a avisar, ordenando el doctor que busquen el micrófono, para lo que casi destrozan la habitación, procediendo Kohler al ver que lo han descubierto a huir.
Tras ello Mengele hace que reúnan a todo el personal para tratar de descubrir quién colocó el micrófono, para lo que se lo va mostrando a todos, y deteniéndose finalmente ante Ismael, que, asustado sale corriendo, delatándose.
Contento con su descubrimiento, Kohler llega a su hotel y llama a Lieberman para explicarle sus importantes descubrimientos, siendo recibida su llamada de forma hostil por el profesor ya que le ha despertado a las 3 de la madrugada, aunque llama su atención el plan de eliminar a 94 hombres de 65 años en dos años y medio.
El joven le pone la grabación, pero no puede escucharla entera, porque justo entonces irrumpen en la habitación dos de los jóvenes alemanes comprobando Mengele que su interlocutor era Lieberman antes de cortar la transmisión y de hacerse con la cinta, tras lo que ordena que dejen limpia la habitación y quemen el cadáver.
Le dice a Gunther que todo siga adelante ante los recelos de este, ordenándole también que maten al niño.
Al día siguiente Lieberman trata de contactar y obtener noticias de Paraguay sin éxito, mientras Esther logra encontrar una carta enviada por el muchacho con las fotografías de los nazis que el viejo reconoce, como a Mundt, capitán de un regimiento de la muerte, o Farnbach, agente de la Gestapo, Trausteiner ayudante del comandante en Dachau o al Coronel Eduard Seibert, antiguo ayudante de Rausch, cerebro de la organización Kameradenwerk, que dirigió los campos de exterminio del frente oriental.
Acude a la agencia Reuter para entrevistarse con Beynon, al que encuentra reticente, pues cree que se trata de un anciano obsesionado por sus vivencias en el campo de concentración.
Le explica que hay un plan de la organización Kameradenwerk para matar a 94 personas, por lo que le pide que sus agencias en Europa, Canadá y Estados Unidos le pasen las noticias sobre la muerte de funcionarios de 65 años de forma accidental.
Le explica que a la cabeza de ese plan está Mengele, algo que pone en duda Beynon, al que Lieberman le recuerda que es el autor de la muerte de dos millones y medio de personas además de experimentar con niños sobre todo mellizos a quienes inyectaba tinte azul en los ojos y amputó miembros y extirpó órganos a miles de personas e hizo montones de operaciones sin anestesia.
Le pide que, ya que él le facilitó en el pasado un reportaje de interés internacional, que ahora le ayude él.
Gladbeck. Alemania Occidental. Farnbach sigue a un cartero, aprovechando mientras este se para a orinar tras un montón de cajas con botellas para arrollarlo y acabar con él.
Mientras Mengele experimenta con Ismael, al que le ha tintado de azul los ojos recibe la visita de Seibert, que llega en un hidroavión, y que le informa de que están consiguiendo sus pedidos, aunque le recrimina que no les hubiera hablado de Lieberman, alegando Mengele que es un viejo al que nadie toma en serio, pues sus seguidores dejaron ya de financiarle y no goza de credibilidad alguna, pese a lo cual Seibert le dice que debió contarlo para retrasar su proyecto unos meses, diciéndole a Mengele que tomó una decisión que no le competía, pidiéndole que haga regresar a sus 6 hombres, a lo que Mengele se niega, pues le asegura que todo su plan se basa en el cumplimiento estricto de las fechas previstas, para lo que ha convertido al mundo entero en su laboratorio.
Mientras Lieberman parte hacia Gladbeck, encarga a su hermana que revise las muertes violentas que le mandan de la agencia, quejándose ella que son demasiadas y disponen de muy poco tiempo y dinero, recordándole Ezra que está yendo a los lugares más cercanos por ello.
Londres. Mr. Harrington, vigila con demasiado celo a sus inquilinos quejándose Nancy, una de ellas de que siempre trata de encontrarla incumpliendo sus normas, llevando hombres o haciendo fiestas, aunque su amante, Hessen, se niega a bajar la música.
Lieberman llega entretanto a casa de la señora Doring, donde le recibe un adolescente, siendo visto por Farnbach.
Frau Doring y su hijo lo conocen porque lo vieron por televisión tras la detención de Frieda Maloney, señalando el chico que si lo que quiere es que se conozca la historia de los nazis debería escribir libros y no llevarlos a juicio.
Una vez solos, la viuda le cuenta que había una notable diferencia de edad entre ella y su marido, pues ella tenía solo 20 años y él 43. Ella era de pueblo mientras que él tenía un cargo en la compañía de transportes y cuando nació su hijo se dedicó a humillar y a pegar a su hijo, afirmando haber pasado 22 años de infidelidad y dar gracias a Dios por haber acabado con su esposo.
Cuando Mr. Harrington sale de su casa para husmear en la de su inquilina ve en la puerta de este a Hessen medio desnudo, que le dice que su inquilina quiere hablar con ella, viendo el casero al entrar en la casa que la chica ha sido asesinada, siendo sorprendido él mismo por el joven nazi que lo ahoga.
Lo encontrará colgando del cuello su esposa cuando sube a avisar a Nancy de que tiene una llamada telefónica.
Mengele recibe una nueva visita de Seibert, mostrándose satisfecho, ya que todo se está ejecutando según sus previsiones, aunque el segundo le dice que Lieberman ha visitado a la mujer del muerto en Gladbeck, temiendo que sepa demasiado, estando muy preocupado el general Rausch de la seguridad del proyecto, proponiendo Mengele acabar con él, lo que Seibert cree llamará la atención de las autoridades, diciendo Mengele que no pueden hacer que un proyecto de 20 años y varios millones de dólares se eche a perder por un viejo judío sin importancia.
Cuando regresa tras sus investigaciones, y mientras le cuenta sus progresos a su hermana, es abordado por un joven, David Dennett que se presenta como amigo de Kohler, formando parte ambos de los "Jóvenes Defensores Judíos", a los que Lieberman acusa de ser un grupo de fanáticos, aunque Dennett trata de mostrar que van en serio y que han identificado a los jóvenes nazis Kleist, Hessen y Schwimmer, miembros de un grupo neonazi.
Lieberman insiste en que trabaja solo, aunque finalmente accede a hablar con él cuando su hermana le hace ver que les vendría muy bien un colaborador que le ayudara a investigar las noticias que le envía Beynon.
Mundt continúa su trabajo, preguntando en medio de una carretera perdida a un topógrafo por un pueblo llamado Storein, explicándole el hombre que va en dirección contraria, dándose cuenta tras ello que está hablando con el antiguo comandante Hartung, abrazándose fuertemente, contándole el nuevo comandante que su hermana se casó con un sueco y cuando huyó se instaló con ella y ahora tiene una nueva identidad. Se hace llamar Lars Lofquist y es inspector de electricidad.
Mundt le explica que tiene una misión de la Kameradenwerk de asesinar a un viejo maestro de escuela, animándole Hartung a cumplir con el mandato cuando le dice que está harto, ofreciéndose incluso a presentarle al profesor, aunque entones Mundt lo empuja tras decirle que no es al profesor a quien busca, sino a él, empujándolo y haciendo que caiga durante cientos de metros por la presa donde estaban.
Massachusetts. Lieberman entrevista a la viuda de otro muerto, observando al ver a su hijo que este es prácticamente un doble exacto al de Gladbeck, con su misma voz, asegurándole a su madre que estaba convencido de que era el mismo niño.
Entretanto Dennett visita a los Harrington, abriéndole la puerta el hijo de estos, otro joven exactamente igual que los de Gladbeck y Massachusetts y que lo trata despectivamente asegurando que no lo recibirán, dándole con la puerta en las narices.
Ya en el hotel Lieberman habla con Dennett que le habla de ese niño, llegando a la conclusión de que es igual a los dos que vio él, recibiendo poco después la visita de la viuda con la que estuvo hablando antes que le dice que su hijo es lo único que tiene, rogándole que no se lo quite, confirmándole que su hijo es adoptado y que se lo entregó una mujer alemanda, Frieda Maloney.
Düsseldorf. Lieberman visita en prisión a Frieda Maloney, recordándole su abogado que solo le dejará hablar de sus actividades en América durante el periodo comprendido entre los años 1964 y 1967, ya que es ciudadana americana al llevar 27 años casada con un americano.
Quiere que le hable de su trabajo en la agencia de adopciones, contando que le surgió el trabajo a través de un antiguo contacto de la Kameradenwerk pues le interesaban los solicitantes de adopciones rechazados por ser el marido demasiado mayor y que fueran familias nórdicas en que el marido hubiera nacido entre 1910 y 1914 y las esposas entre 1933 y 1937, debiendo disfrutar ambos de buena salud y tener el marido un empleo fijo.
Se les ofrecía entonces un niño sano y blanco con documentos de adopción, citándose cerca del aeropuerto, ya que los niños solían venir en un avión de la compañía brasileña Varig, siendo niños morenos y de ojos azules, asegurando haber facilitado niños a unos 20 matrimonios americanos y canadienses, recordando el nombre de algunas de las familias adoptantes como Wheelock, que le regaló un doberman.
Maloney se queja de que pasados 30 años él siga recordando algo que todos olvidaron, negándose a contestar a más preguntas, ante lo que Lieberman le dice no entregará las dos cartas que prometió a su favor, pidiéndole su abogado que le haga una pregunta más a cambio de ellas, que es la fecha del cumpleaños de su perro.
Lieberman reflexiona sobre el hecho de que la organización entregara a niños en adopción, matando al padre de estos 14 años después, observando el intervalo entre unos y otros, y calculando que quedan 4 días para que acaben con Wheelock en Pensilvania, planteándose cómo advertirle.
Mengele acude a una fiesta organizada por un grupo nazi residente en Paraguay a la que acuden decenas de adeptos vestidos con los uniformes del partido o del ejército.
Mientras baila observa que está Mundt en la fiesta, por lo que tras acusarlo de traidor por no estar en Suiza cumpliendo con su obligación de eliminar al siguiente hombre de la lista se lanza contra él, debiendo ser sujetado por varios hombres para evitar que acabe con él, acusándolo de haber traicionado a la raza aria.
Poco después y mientras el propio Mengele cura las heridas sufridas por Mundt, Seibert le explica que pidieron a todos los implicados que regresaran tras enterarse de que Lieberman se entrevistó con Maloney que le habló de las adopciones.
Mengele dice que Lieberman tiene solo retazos de informaciones y solo de Estados Unidos, pero no del resto del mundo, aunque Seibert dice que han cancelado la operación por el general Rausch y los coroneles, aunque solo murieron 18 de los 94.
Mengele los acusa de haberse convertido en unos viejos acomodaticios que van a dejar que los blancos sean gobernados por negros o árabes, pero que el continuará.
Acude al lugar donde comenzó todo, un viejo hospital ahora en ruinas donde realizó las operaciones de inseminación de decenas de mujeres
Mengele acude al Instituto de Biología en Viena, donde se entrevista con el doctor Bruckner, que conoce el pasado de Mengele como especialista en genética tras experimentar con seres humanos, especialmente con gemelos.
Lieberman le explica que los chicos que vio eran exactos en aspecto y en personalidad, algo que Bruckner señala es imposible, siendo la única explicación algo aun inexistentes como la reproducción mono nuclear o clonación, método por el que se podría reproducir a un animal partiendo de un pedazo de sí mismo partiendo de un óvulo sin fertilizar de una hembra que esté ovulando y destruyendo todos sus genes y cromosomas para implantar tras ello el núcleo de la célula del donante.
La célula, con su material genético intacto se transforma en embrión y en ser vivo que es un duplicado exacto de sí mismo, siendo lo más complicado la microcirugía para introducir la célula del donante en el huevo y con suerte solo uno de cada 10 animales en los que se probó sobrevive, y aun así para que fuera exactamente igual habría que reproducir su ambiente vital.
Especulan a quién podrían querer clonar, a alguien cuyo padre tuviera 65 años y funcionario y su madre 42 que lo mima siendo él un chico pálido, déspota y mimado.
Lieberman pregunta si el ser que se reproduce tendría que estar vivo, respondiéndole el doctor que no, si se conservaran sus células.
Mientras el doctor dice que le gustaría ver a esos niños Lieberman concluye que no desean clonar a ningún genio, y que a la persona que están definiendo es Hitler.
Seibert, al mando de los jóvenes nazis hacen arder el laboratorio y la casa de Mengele acabando con sus empleados.
Condado de Lancaster. Pensilvania. El propio Mengele se dirige a Quarryville en New Provicence para hacerse cargo de Wheelock ante el que se hizo pasar por Lieberman y que lo recibe rodeado por sus cuatro doberman, gracias a los cuales asegura no le asusta que los nazis quieran atacarlo.
Mengele le dice que de niño le atacó un perro y se siente incómodo con estos, haciendo que Wheelock los saque, momento en que él saca su pistola y tras decirle que le lleve hasta el sótano, le dispara hasta acabar con él.
Se queda luego mirando sus álbumes para ver a Bobby, su hijo.
También Lieberman se dirige hacia allí, viéndolo Mengele llegar y dejando la puerta abierta para que el hombre entra mientras él espera en el salón con la pistola que dispara contra él cuando entra, aunque Lieberman, pese a su edad se pelea duramente con él, hasta que el nazi, más joven que él consigue derribarlo y hacerse con el arma diciéndole que le va a matar aunque antes le va a mostrar que sus esfuerzos no sirvieron para nada, pues Hitler ha vuelto a nacer desde sus células habiendo 94 niños que son duplicados genéticos de él, que donó en 1943 medio litro de sangre y cedió un trozo de piel de su costado tras renunciar a tener hijos, que sabía que nunca llegarían a ser como él, pero podría llegar a haber copias de él.
Pese al riesgo Lieberman se levanta y va hasta la puerta tras la que están los perros, y aunque recibe varios balazos consigue abrirla, procediendo los perros a atacarlo.
Llega entonces Bobby, el hijo de Wheelock, que en vez de atenderlos, se pone a hacerles fotos mientras Mengele le halaga y le dice que está muy feliz de verlo, pues es amigo de la familia y el médico que lo trajo al mundo, y pasó a saludarlos cuando se vio sorprendido por el anciano, que lo esperaba con un arma, pidiéndole que se lleve a los perros, a lo que Bobby responde que miente, pues los perros atacan a quien va armado.
Lieberman le pide que llame a la policía, aunque cuando va a hacerlo Mengele le dice que sabe cosas de él que no sabe ni su madre, como que no le va bien en el colegio porque es más listo que sus profesores y que va a ser el mejor fotógrafo del mundo, sintiéndose superior a los que le rodean pues es un duplicado del hombre más grande de la historia, Hitler.
Pero el niño lo toma por un chiflado.
Lieberman le cuenta al niño que él ha matado a su padre y le pide que lo busque.
Mientras el muchacho lo hace Mengele le grita que fue el judío, su enemigo quien lo hizo, gritándole que él llegará a ser muy grande, el salvador de la raza aria y que sus padres no son importantes, pues fue él quien los eligió para él y una vez cumplido su propósito deben desaparecer de su vida.
Pero cuando el niño ve a su padre muerto le dice que está chiflado y ordena a los perros que acaben con él, disfrutando mientras lo mira.
Luego le dice a Lieberman que se desangrará si no llama a una ambulancia y que solo lo hará si le promete no contar lo que ha hecho, debiendo hacerlo así.
Atendido en el hospital de Lancaster, donde recibe la visita de Dennett, que le dice que Bruckner les contó todo y aunque Mengele haya muerto no ha ocurrido lo mismo con los niños clonados, que deben morir también.
Lieberman, que le quitó a Mengele el listado de los niños se niega a entregárselo, diciéndole a Dennett que al primer niño que muera denunciará a su organización a la policía, pues ellos son inocentes, tras lo que procede a quemar el listado.
Entretanto Bobby revela las fotos que hizo, colgando como un trofeo la pulsera de Mengele.