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Los 50 son los nuevos 30
Los 50 son los nuevos 30

Marie-Francine (2017) * Francia / Bélgica

Duración: 95 min.

Fotografía: Laurent Dailland

Guion: Sabine Haudepin, Valerie Lemercier

Dirección: Valerie Lemercier

Intérpretes: Valérie Lemercier (Marie-Francine Doublet / Marie Noëlle), Patrick Timsit (Miguel Maraõ), Hélène Vincent (Annick Legay), Philippe Laudenbach (Pierric Legay), Denis Podalydès (Emmanuel Doublet), Nadège Beausson-Diagne (Nadège), Marie Petiot (Clémence), Anna Lemarchand (Margot).

Marie-Francine Doublet trabaja en un laboratorio investigando las células madre y la mutación de los genes.

Un día acude a buscarla Emmanuel, su marido al trabajo, viendo que están celebrando la fiesta de fin de tesis de un compañero, anunciándole él que quiere hablar con ella, y no quiere hacerlo en casa, delante de sus hijas, aunque ella le recuerda que esa mañana las dejaron en el tren hacia Cannes, donde estarán con su madre.

Pero Emmanuel tiene prisa y le dice que está enamorado de otra mujer. Que trató de seguir adelante, pero no pudo, confesándole que se lo dijo ya a los padres de ella, y que, de hecho, ya lo sabían cuando fueron a comer con ellos el domingo anterior.

Le cuenta que fue a verlos el sábado después del tenis, asombrándose ella de que siga jugando al tenis, diciéndole él que debe estar en forma, pues la chica de la que se ha enamorado tiene 32 años y se llama Caroline, a la que conoció en las sesiones de quinesiología, cuando iba a darle los masajes en su casa tras su accidente de esquí.

Marie-Francine, se marcha precipitadamente de la fiesta y corre bajo la lluvia hacia el metro, pese a que Emmanuel le insiste en que él la llevará en su coche.

Una vez en su casa, recoge todas las fotos con Emmanuel y las pone en una bolsa de basura.

Cuando llega él, no la ve. Recibe una llamada de Caroline, a la que le dice que ya se acabó todo. Que fue valiente pese a que no fue fácil, dando un grito tras ello al descubrir que ella está detrás de él escuchándolo.

Cuando se va tira las fotos a un contenedor.

Su hermana Marie-Noëlle le deja un cuartucho abuhardillado que podrá ocupar durante dos meses, donde deberá malvivir, teniendo que salir para ir al servicio a otro cuarto anexo donde hay una taza turca.

No puede por todo lo ocurrido evitar llorar mientras maneja el microscopio.

Un día Emmanuel se encuentra en una tienda con un amigo, diciéndole este que creía que tenía solo dos hijas, debiendo explicarle que la tercera es su novia, contándole que Marie-Francine le dejó y no le habla pese a que él trató de quedar con ella como amigos.

Ella trata de encontrar un lugar donde vivir, aunque le exigen dos avales, contando ella con el de sus padres, y planteándose que quizá debe pedírselo a Emmanuel.

Entretanto descubren que en su laboratorio hay amianto, por lo que deben cerrarlo, perdiendo así su trabajo.

Su hija Clémence le cuenta comiendo en un restaurante que tiene novio y lo bien que este le besa y le dice que están pensando en casarse pese a que llevan poco tiempo de novios.

Deben llamar a Emmanuel cuando su hija se da cuenta de que se le olvidó la tarjeta.

Ella le cuenta entonces que finalmente no le dieron el piso pese a su aval debido a que él, cuando fue a firmar el aval, les contó a los del banco que la habían despedido.

Debe abandonar además el cuarto que le dejó Marie-Noëlle, pues vuelve su dueño.

Debe recurrir por ello a sus padres, que ya no duermen juntos, teóricamente porque él ronca mucho y él no la soporta a ella tecleando en su ordenador, que él no soporta, por lo que no tienen libre ninguna habitación, debiendo dormir en el sofá cama del salón.

Se encuentra además con que su madre la sigue tratando como cuando era una niña, pues la despierta con una marioneta e incluso le compró dos huevos Kinder.

Además, cuando luego se encuentran en el mercado con unos amigos de la familia le cuentan que la tienen de okupa, y se ríen de que esté en casa de sus padres con 50 años y recuerdan que a su hija estuvo a punto de ocurrirle lo mismo, recordando que le ocurría como a ella, e iba como una pordiosera.

Su madre compra una cabina de bronceado, pues, dice, la ve muy pálida y le llevan una entrada para los chicos del coro.

Visto el tratamiento que le dan comienza a enviar currículums con mayor intensidad y a buscar en los periódicos anuncios, colaborando su madre, sin su consentimiento, preguntando en los laboratorios de la zona pese a que ella le insiste en que su trabajo no consiste en examinar heces, sino células madre.

Pero viendo que no consigue que la llamen de ninguno, sus padres le proponen abrir una tienda de cigarrillos electrónicos en el barrio, algo que a ella no le seduce, aunque, ante la falta de perspectivas, acepta, abriendo poco después su tienda, que llamarán, por sugerencia de su madre "Vaporette Oh!".

Sus padres además deciden buscarle una pareja, invitando para ello a cenas a todos los amigos que tienen a hijos de una edad similar sin pareja, quejándose ella de que de los que le presentaron, uno era depresivo, el otro alcohólico, y el tercero gay.

Incluso le hace abrirse una cuenta en una página de contactos, con ayuda de sus hijas.

Marie-Francine se toma su trabajo con tal desgana, que incluso ella comienza a fumar tabaco normal, por lo que le cuesta convencer a los clientes, viendo uno de ellos, que entra a interesarse por los cigarrillos cómo ella le desanima.

El hombre ve, al observar su papelera que ella se alimenta básicamente de cereales, por lo que, cuando regresa al restaurante de al lado, del que es el chef, le pide a su hijo Hélio, al que tiene de ayudante, que le lleve un bol de comida.

El muchacho le lleva la comida, y le dice que es de parte de Miguel, debiendo explicarle que es el cocinero del restaurante de al lado con el que estuvo esa mañana.

Cuando luego padre e hijo regresan a su casa, Hélio le cuenta que su madre va a casarse con otra mujer, Sandrine.

Miguel vuelve a visitarla y fuman juntos, pero ambos cigarrillos normales.

Entra un cliente y Marie-Francine, que se negaba a devolverle el bol, para que no se moleste en enviarle más comida, le dice que solo se lo devolverá si consigue venderle algo al cliente, escondiéndose ella, que ve cómo el hombre se gasta un montón de dinero, ya que el hombre ya sabía lo que quería, pues había ido a preguntar varias veces, preguntándole a Miguel si ya no trabaja allí la mujer un poco depresiva que solía atenderle, diciéndole él que no, algo que no extraña al cliente.

Miguel a partir de entonces le prepara algo de comer cada día, pasando muchos ratos juntos sin llegar a más.

Nadège, la ayudante de él se burla de que sean como adolescentes, ya que no puede invitarla a su casa debido a que él vive en una portería con sus padres porque está en la ruina y compartiendo cama con su hijo.

A Marie-Francine no le cuenta la verdad. Le dice que su mujer tuvo un accidente de equitación y, aunque es un vegetal, todavía está casado y por ello no puede invitar a nadie a su casa.

Ella, le confiesa con sinceridad que tampoco puede invitarle porque vive con sus padres desde que se separó.

Él le escribe su número de teléfono en un limón para que le diga cómo encontró la comida, aunque, cuando, esa noche ella se dispone a enviarle un mensaje, ve que su madre utilizó el limón para la ensalada, debiendo rebuscar en el cubo de la basura para poder llamarlo.

Cada vez pasa más tiempo en la cocina de Miguel y entabla amistad con sus compañeros, riendo con Nadège cuando les habla de una mujer mayor y muy pija que lleva 20 años acostándose con el charcutero en la trastienda de este, hasta que se da cuenta de que se trata de su madre, no diciendo nada.

Se lo cuenta a su hermana Marie-Noëlle.

Recibe entonces una visita de su madre muy contenta, pues, le dice, Emmanuel está disponible de nuevo, pues Caroline lo dejó.

Sigue charlando incansablemente con Miguel, que la acompaña hasta su casa, aunque, como no puede subirlo, pues están sus padres, le acompaña ella, de vuelta al restaurante, deshaciendo el camino.

Un día, recibe en su tienda la visita de una mujer, descubriendo que se trata de Emmanuel disfrazado, que le dice que quería verla en secreto, y que le pide que regrese a casa.

Le cuenta que Caroline volvió con su exmarido 10 días después de haberle dicho que quería tener un bebé con él.

Ella le echa en cara que dé por hecho su regreso sin preguntarle a ella si quiere regresar, diciéndole él que le dejará pensarlo, diciendo ella que ya lo pensó.

Va a ver a Miguel para contárselo, aunque, al asomarse desde fuera lo ve abrazando a Anaïs, una de las camareras, y, aunque en realidad Miguel la estaba consolando, tras una discusión con Xavier, ella lo interpreta mal, por lo que regresa a la tienda y tira su bol a la papelera.

Llega entonces su padre para que le ayude, pues su madre se quedó atrapada en la máquina bronceadora, que ella consigue parar, tras lo que regresa a la tienda y llora.

Va a buscarla entonces Nadège, preocupada por Anaïs, pidiéndole a Marie-Francine que le diga a esta que no tiene el culo gordo, aunque resentida por lo que vio antes, le dice que sí lo tiene un poco gordo, reprochándole Nadège sus palabras, pues al escucharla Anaïs rompe a llorar, explicándole Nadège que está muy afectada porque Xavier le dijo que tenía el culo gordo y que quería despedirla, habiéndosele juntado dicha noticia con la muerte de su abuela y con el abandono por su novio, lamentando que sus palabras la hayan vuelto a hundir después de toda una mañana de Miguel tratando de consolarla, comprendiendo Marie-Francine que se equivocó.

Sale Miguel que le dice a Anaïs que no se preocupe, pues no la echarán, pensando al ver los ojos llorosos de Marie Francine que volvió a tocarse con el líquido de los cigarrillos, pidiéndole que le espere a las 11'30, cuando salga él, pues tiene una idea.

Lo espera allí mismo, en la despensa, cenando mientras espera que él salga, yendo tras ello a tomar una copa, hasta que les cierran, yendo tras ello al bar de un hotel donde hay otra pareja que se dirige muy amablemente a ellos, que les preguntan cuánto tiempo llevan casados y si lleva ella ropa interior, haciendo que se sientan incómodos y proponga Miguel irse, diciéndole el hombre que sí, pues estarán mejor en la habitación y que les esperarán en ella, aunque en cuanto suben, ellos se marchan, riendo.

Cuando llega a su casa encuentra durmiendo en el sofá en que duerme ella a su hermana, que le dice que tiene en su casa a 5 turistas daneses y acaban riendo y cantando las dos hermanas y su madre.

El domingo, Marie-Francine cita en casa de sus padres a Miguel, el cual le prepara antes en el restaurante unos dulces que le va a llevar para desayunar.

Mientras los hace llega también Xavier, que no entiende que esté allí en domingo, temiendo que haga eso cada domingo y se beba una botella de vino cara, mostrándole él la factura de que compró él todos los ingredientes, y enfadándose con la insinuación, diciéndole que se marchará con todos sus aparatos y se quedará sin chef.

María lo recibe contenta en casa, aprovechando que está sola, aunque sus padres, que iban a jugar al golf, al darse cuenta de que le falta el hierro 7 deciden regresar a buscarlo.

Marie-Francine y Miguel pueden por fin acostarse, aunque cuando llegan sus padres, entran, encontrándoselos en la cama.

Al día siguiente, sus padres van a ir a misa y ella les dice que después de todo lo que le ha pasado no cree en nada, y les dice que para una vez que le pasa algo bueno ellos se lo estropearon pese a que estaban advertidos de que tenía una visita, viendo además como él no responde a sus mensajes, al sentirse humillado.

Y les dice que no quiere a Emmanuel, ni a su familia ni a sus amigos, que no le llamaron desde que se separaron.

Los acusa además de ser hipócritas, pues van a misa, aunque tanto ella como su hermana veían cómo su padre acariciaba a su amante delante del marido de esta y de su madre, aunque, le dice a esta, no le importa mientras pueda ir a la charcutería.

Decide tras ello marcharse de su casa, devolviéndoles sus llaves.

Miguel regresa a casa de Marie-Francine, pues en realidad no le contesta los mensajes porque se dejó allí el teléfono, aunque nadie le abre, dejándole una nota en la puerta diciéndole que su teléfono está en su cuarto y le pregunta si se ven al día siguiente.

Ella, que no tiene dónde ir, regresa a la tienda, aunque es sorprendida por dos atracadores, que solo encuentran 10 Euros en su caja.

Justo en ese momento pasan por allí Nadège y su novio, y, al ver la luz, y pensando que Marie-Francine estará allí con Miguel, se acerca a cotillear, descubriendo lo ocurrido.

Trata de llamar a Miguel, que tampoco le responde a ella, por lo que llama a su casa y pide que le llame cuando vuelva, sorprendiéndose Marie-Francine al ver que le responden, ya que pensaba que Miguel vivía con su mujer que estaba como un vegetal.

Tras el atraco, se queda en casa de su hermana, que la sustituye en la tienda, desde donde habla con sus padres a los que les abronca por entrar en el cuarto de su hermana sin llamar.

Miguel se acerca a la tienda, viendo que ella, a la que toma por Marie-Francine, no le abre y le dice que está cerrado por inventario.

Él insiste y se excusa por haberse ido el día anterior de esa manera, pero Marie-Noëlle ni le escucha, haciendo que Miguel se marche frustrado.

Acude tras ello a casa de los padres de Marie-Francine para recoger su teléfono excusándose su padre por lo ocurrido, y reconociendo haber sido injusto con ella, entregándole a Miguel las llaves de ella para que se las devuelva junto con un sobre.

Lo llama Nadège, preocupada por su ausencia, diciéndole él que se despidió del trabajo tras haber discutido con Xavier.

Nadège, por su parte le cuenta lo del atraco de Marie-Francine de la noche anterior, contándole él que no le abrió la puerta, extrañándole a Nadège que fuera a trabajar tras ello, decidiendo ir a la tienda para ver por qué no quiso hablar con Miguel, aunque con quien se encuentra en la tienda es con la madre de Marie-Francine.

Al verla, Nadège le dice que le suena su cara, aunque no recuerda de qué.

Nadège le cuenta que fue ella la que la llevó la noche anterior a casa de su hermana, dándole la madre el teléfono de esta, pues no logra localizar a Marie-Francine.

Y de pronto recuerda de qué la conoce al ver su carro de la compra y ríe sin disimulo.

Entretanto, Miguel ve un anuncio de alquiler de un local del que sale su propietario y habla con él, que además del local le muestra un piso que hay arriba y que, aunque no tiene ascensor, es de un precio ajustado.

Nadège va a buscar a Marie-Francine a casa de su hermana y le cuenta la verdad sobre Miguel y su familia, explicándole que su mujer le dejó por otra mujer, y como ella era la que se encargaba de las reservas, compras y cuentas, su restaurante perdió su estrella.

Pero ella no entiende que no respondiera a sus llamadas, debiendo contarle Nadège que no le contestó porque no tenía teléfono y que además ella lo ignoró, diciéndole Marie-Francine que ella no estaba en la tienda, que era su hermana.

La lleva en el coche de policía de su novio hasta un lugar que ella desconoce.

Esa noche, cuando Miguel llega a su casa, encuentra a Marie-Francine cenando con sus padres y con su hijo, sonriendo él al verla, y entregándole el sobre que le dio su padre esa mañana, viendo que es su cuaderno de trabajo.

Pueden por fin dormir juntos, en condiciones imposibles, ya que los padres de él van a menudo al baño, debiendo pasar para ello por su habitación. Y en esas condiciones recibe además una llamada en que le informan de que le han dado un trabajo, esta vez sí en un laboratorio.

Una de las hijas de Marie-Francine graba en casa de sus abuelos la fiesta de Noche Vieja, en la que se reúnen las familias de ella y la de Miguel.

Entretanto, Mari-Noëlle celebra también una gran fiesta con sus invitados.

En un momento dado Marie-Francine y Miguel se escabullen y van a ver el local, que está en obras, como al piso de arriba, también en obras, pero les basta con una cama y una chimenea.

Entretanto, en casa de sus padres estos comparten cama después de mucho tiempo y sus hijas la comparten con Hélio.

Calificación: 2