Te cuento la película

La vida por delante
La vida por delante

España (1958)

Duración: 90 min.

Música: Rafael de Andrés

Fotografía: Ricardo Torres

Guion: Fernando Fernán-Gómez, Manuel Pilares

Dirección: Fernando Fernán-Gómez

Intérpretes: Analía Gadé (Josefina Castro), Fernando Fernán Gómez (Antonio Redondo), José Isbert (Testigo accidente), Félix de Pomés (Padre de Josefina), Manuel Alexandre (Manolo Estévez), Rafaela Aparicio (Clotilde), Rafael Bardem (Sr. Carvajal), Carmen López Lagar (Madre de Josefina), Xan das Bolas (Demetrio Suárez 'El Asunción'), Manuel de Juan (Federico), Julio Sanjuán (Don Anselmo Revenga), Carola Fernán Gómez (Antonia), Gracita Morales (Rosa Sanchidrián).

Un hombre está estudiando cuando llama a su puerta, el carbonero, que va a cobrar.

En ese momento una psicoanalista atiende a un hombre tumbado en su diván al que le pide que recuerde los lejanos recuerdos de su infancia.

Poco después el hombre, Antonio, recrimina a Clotilde, la cocinera, lo malas que son sus croquetas, que ni tienen forma de croqueta ni saben a nada, diciéndole Clotilde que lo que debería hacer es irse al café con sus amigos, diciendo él que no puede hacerlo porque tiene que estudiar, a lo que Clotilde le dice que ella creía que los señoritos estudiaban de jóvenes para luego pasarse la vida en el café, y que él, pese a ser ya abogado, sigue estudiando a su edad.

Llega entonces Josefina, la psicoanalista, que es su esposa ya muy cansada, tanto que no tiene ni hambre.

Él le recrimina a ella que se empeñara en trabajar, lo que les impide poder verse casi, recordándole ella que gracias a su trabajo tienen ya casi el piso y el coche pagados, mediando el vecino de enfrente que dice que en la vida moderna está bien que la mujer trabaje ya que ambos hicieron una carrera.

Antonio trabaja por las mañanas y estudia por las tardes, mientras ella le dice que cada vez tiene más pacientes, aunque muchos de ellos insoportables.

Antonio recuerda entonces que estudió Derecho porque un tío le dijo que para eso no hacía falta mucho talento y que bastaba la memoria teniendo la carrera muchas salidas, creyendo entonces que todo sería muy fácil, y es entonces cuando conoció a Josefina en la cantina de la universitaria.

Ella estaba sentada en una mesa en la terraza y él le pidió permiso para sentarse a su lado pese a que las demás mesas estaban vacías, e invitándola, tras lo que se presenta ante ella como Antonio Redondo, exponiéndole tras ello sus planes: dulces paseos románticos por las tardes, cerveza con anchoas por las mañanas, cine de vez en cuando y mucha conversación, diciéndole ella que su único plan es casarse a lo que él le dice que se ve muy joven para casarse y que conviene conocerse antes.

Él le asegura que siempre pensó que ella era la mujer ideal, toda deporte higiene, energía y actividad, y como los opuestos se atraen, está seguro de que están hechos el uno para el otro, aunque para ello deben ceder ambos un poco, señalando ella que cedería en lo de la cerveza con anchoas, y en vez de los paseos románticos podrían encontrar un término medio.

Y ese término medio lo encuentran en pasear corriendo. Así ella puede seguir haciendo deporte y él va con ella corriendo a su lado, consiguiendo así conquistarla, acabando por convertirse sus carreras en los paseos románticos que él decía.

Antonio se enamora de tal modo que no estudia y lo suspende todo, aunque no le importa con tal de poder estar con ella, que, al contrario que él aprobó todo.

Los padres de Antonio se preocupan pensando que está enfermo, ya que siempre aprobó todo, hacen que lo examine su médico, aunque su amigo Manolo les hace ver que el problema de Antonio no es de salud, pues aunque nunca fue una lumbrera, tampoco es un obtuso, sino de enamoramiento, pues los enamorados se vuelven idiotas, diagnosticándole el doctor como remedio el matrimonio.

Por su parte, los padres de Josefina se muestran tristes porque ella, terminada su carrera vaya a desaprovechar su talento casándose con un abogaducho que ni siquiera lo es aun, aunque ella les insiste en que está enamorada, preguntándole su madre de qué vivirán, recordando ella que son dos personas con carrera, recordando su padre de nuevo que él no la ha acabado, preguntando ella si dejarían de oponerse si él acabara la carrera, diciéndole el padre que si lo hace y su familia es honrada - recuerdan que su padre es funcionario de segunda en el Ministerio de Educación - él mismo les echaría una mano, decidiendo ella al escuchar sus palabras llamar de inmediato a Antonio para decirle que su padre ha dicho que sí y que se casarán en octubre, dando por hecho que él acabará la carrera en septiembre, aunque para que lo consiga ella le dice que le querrá menos para que estudie todo el verano, contándole que su padre le echará una mano para que pueda entrar en el despacho de un amigo, siendo su padre el primer sorprendido al escucharlo.

Pero él está dispuesto a estudiar más que nunca por amor, obsesionándose con aprobar ayudado por Josefina a la que le recita cientos de artículos, consiguiendo aprobar todo en septiembre.

Lo celebrarán colgando juntas las orlas de los dos ante los padres de ambos, presumiendo el padre de Josefina de haberle conseguido un puesto de pasante en un despacho de abogados, donde pronto prosperará, prometiendo que les ayudará comprándoles algunos muebles, mientras que el padre de él les promete, que, aunque no tiene demasiado dinero, dispone de unos ahorros para que puedan hacer el viaje de novios en autocar a la Costa Brava.

Poco después son sorprendidos por la tuna que llega para cantarle a Josefina.

Ya casados salen, tal como tenían previsto hacia la Costa Brava en un microbús.

A su regreso les esperan los padres de Antonio, haciéndoseles de noche, observando cuando llegan cómo el resto de viajeros parece que volvieran de la guerra, afirmando que parecen evacuados políticos, aunque ellos están felices por su amor y no parecen afectados pese a que Antonio lleva un brazo vendado, contándoles que le picó un mosquito y Josefina le recomendó una crema que se lo puso peor.

Y cuando la madre les pregunta por el mal estado del resto de los pasajeros, contándoles Antonio que al pasar por la Alcarria tomaron demasiada miel y Josefina les recomendó unas pastillas que los pusieron peor.

Otro de los viajeros le dice en un aparte a Antonio que no se fíe de su mujer cuando le dé una medicina, pues las mujeres están para enfermarlos no para sanarlos, siendo él el único pasajero sin síntomas debido a que no se tomó la medicina de Josefina.

Ya en casa les cuentan que la primera noche tuvieron que hacerla en un parador donde compartían cada habitación tres personas, aunque el hombre que estaba bien les permitió al saber que era su primera noche de casados que la pasaran solos, aunque lo peor del viaje fue que no llegaron a ver la Costa Brava, pues además de tener que pasar la primera noche en el parador porque iban muy despacio, el segundo día el autocar se estropeó y Antonio tuvo que andar 11 kilómetros con la pieza rota a cuestas, y el tercer día en cuando llegaron a la Costa Brava tuvieron que iniciar el regreso para no tardar más de lo previsto

Regresa al bufete donde su jefe, tras escuchar las bondades de Antonio sobre el matrimonio y ver su felicidad decide dar un paso adelante y, tras reunir a todos sus empleados y darles un puro les dice que Antonio le ha convencido de que debe casarse. Les dice que ha dedicado toda su vida al trabajo y que como ya ha conseguido todo el dinero que necesitaba, se casará y cerrará el bufete y se irá a vivir a Cuba, aunque les dará dos meses de gratificación, volviéndose todos los empleados hacia Antonio al escuchar a su jefe, con ojos de odio.

Antonio y Josefina viven en casa de sus suegros, empezando él a pensar que Josefina está cansada de que no trabaje, por lo que se echa a la calle a buscar trabajo, asegurando que si no fuera por ella se habría abandonado y habría acabado pidiendo.

Durante ese tiempo trabajó como vendedor de automóviles, aunque vendió solo dos o tres, recordando uno que empezó a echar humo cuando lo probaban.

Fue dibujante para la revista "Alegría Infantil" pese a no ser un gran dibujante, calcando de revistas extranjeras.

Vendió aspiradoras, también sin éxito, y fue presentador de revistas musicales.

Pero Josefina ambiciona tener su propio piso y con su decoración, por lo que decide poner un anuncio.

Como nota a Antonio fatigado y para que cuide su voz, tan importante en su trabajo como presentador, Josefina le da una pastilla, viendo cómo debido a ello al día siguiente Antonio pierde la voz y con ello el trabajo.

La pareja va contenta a ver un pisito que parece estar al alcance de sus posibilidades, descubriendo al llegar que se trata de un solar, donde deben imaginarse su piso, un 9º interior, para lo que tendrán que dar un adelanto de 100.000 pesetas.

Para entonces trabajaba como extra de cine, lo que le deprimió, pensando que no podría caer más bajo.

Pero gracias a su amigo Manolo consigue un trabajo como maestro en un colegio femenino, no pudiendo hacerse respetar por las muchachas, que le gastan bromas como esconder unas palomas en el cajón y que estas salgan volando al abrirlo, y aunque las castiga de cara a la pared no tiene aplomo para mantener el castigo, teniendo solo entre las alumnas una que es aplicada.

Pero mantiene en secreto ante Josefina que da clase a chicas y le habla de ellos, mientras, al no poder ejercer, ella practica examinando a Clotilde.

Por fin construyen el piso y pueden ir a verlo, aunque son tantos los nuevos propietarios que acuden que casi no caben en el piso de muestra.

Una de sus alumnas, Isabel Adrados le confiesa que no sabe nada porque se ha pasado todo el curso mirando sus ojos y se ha enamorado de él y le dice que quiere que le suspenda para poder pasar también el verano con él.

Y un día Josefina decide ir a buscarlo a la salida de clase, observando que sale rodeado por todas las alumnas, por lo que indignada, se vuelve al autobús, que él coge en marcha y donde ella le hace pasar por un acosador.

La mujer llega a casa de sus padres diciendo que es un sultán, aunque sus padres le dicen que ya lo sabían y acordaron no decírselo para que no se enfadara.

En ese momento Antonio reflexiona y se da cuenta de que no ha podido cumplir ninguno de sus sueños.

Josefina se queja de que él no le deje ejercer su profesión por celos, y él le dice que lo hace porque su oficio es una cochinada, pues tiene que trabajar con vísceras, decidiendo no volver al colegio pese a que acaban de decirles que ya está el piso y que solo faltan las 100.000 pesetas.

Gracias a la ayuda de los padres de él pueden no obstante instalarse y colocar sus muebles que apenas caben en el piso, aunque son felices, pues ahora ya pueden empezar a vivir como un matrimonio normal.

Se encuentran entonces con Manolo Estévez que lleva a dos chicas despampanantes en un descapotable, y afirmando que se pasa la vida bebiendo whisky y con mujeres para ahogar las penas de su soltería.

Les visita unos días más tarde diciendo que a él todo le sale bien menos el amor, y que se pasa la vida de viaje: Mallorca, Pamplona a los Sanfermines, o París, al no tener como ellos un hogar acogedor, afirmando estar harto de comer en Horche, Riscal o el Ritz, en vez de poder comer en casa, por lo que asegura les envidia.

Antes de irse le entrega una tarjeta a su amigo para que se presente en un trabajo.

Consigue el puesto, aunque en un puesto secundario, ya que su jefe le dice que los clientes le dicen que es demasiado joven, pero que le darán un asunto tras el verano a modo de prueba, dándole un adelanto de su sueldo para que celebre el día de su aniversario de boda con su esposa.

Ella le espera elegantemente vestida y con velas encendidas, aunque cuando llega él rompe a llorar al caérsele encima un trozo de escayola del techo, y cuando él trata de consolarla tira una mesita y salta un muelle del sofá, quejándose ella de lo mal que va todo, pues las ventanas no cierran y las puertas no abren, no sale agua caliente y todo se les rompe, temiendo ella que su matrimonio se deshaga como esa casa.

Para calmarle él le muestra el regalo que le compró con el adelanto que le dieron, y que es un Biscúter que ella conduce muy contenta.

Pero no tardará en tener un accidente, provocando el vuelco de un camión cargado de gallinas.

Antonio está en el café con sus amigos cuando recibe una llamada de Josefina desde comisaría pidiéndole que la represente él como abogado, dándole él las gracias a su mujer por haber tenido el accidente.

En comisaría el conductor del camión y su compañero cuentan que tuvieron que dar un volantazo para evitar atropellar a una anciana yendo Josefina contra ellos, que además les insultó de tal modo que no se atreven a repetir sus insultos ante el comisario.

Cada uno da su versión, echándose los unos la culpa a los otros, siendo el único testigo es un tartamudo que no pudo negarse a ir, y que en realidad no vio nada, pues salió cuando ya había pasado todo.

Pero Antonio ve en ese juicio una oportunidad para demostrar lo que sabe y empieza a estudiar horas y horas para poder defender mejor a su mujer.

Todo empieza bien, y todos le escuchan cuando comienza a hablar, pero luego comienza a perder los papeles y empiezan a mirarlo con condescendencia.

Su madre comenta tras el juicio que Antonio ha sido muy elocuente, comentando su suegra que tan elocuente que tras escucharle elevaron la multa de las 5.000 pesetas que habían pedido, a 8.000 y les incautación el coche, a lo que él se excusa diciendo que es que Josefina iba por la izquierda y sin carnet y el otro abogado era muy bueno.

Pero lo peor es que también estaba su jefe que ha observado que no está muy fuerte en civil ni en procesal, por lo que no lo ve preparado para encargarse del caso Torrecilla que le había prometido.

Visto lo mal que les van las cosas, ella decide establecerse abriendo una consulta de psicoanálisis, no pudiendo él ya negarse, pues comprende que él no es ninguna lumbrera y que lo único que le ha salido bien es buscarla a ella, debiendo devolver el adelanto que le hizo su jefe y además pagar la multa.

Para prepararse, Josefina comienza a practicar el hipnotismo con Clotilde, a la que no consigue luego despertar y cuando lo hace, ella dice que quiere marcharse al pueblo.

Antonio decide entonces estudiar notarías mientras trabaja.

Y de pronto un día se da cuenta de que ella solo habla de sus mujeres pacientes, y cae en que está haciendo lo mismo que él cuando daba clases a las chicas, y que en realidad todos sus pacientes son hombres, por lo que se presenta en la consulta comprobando que tenía razón, por lo que echa a todos los pacientes, sin que ella proteste demasiado, pues asegura que se siente agotada, pensando en que va a ser madre, por lo que él se plantea buscar otro trabajo para las tardes.

Ella se queja de que es una lástima, pues estaban a punto de pagar el piso y él dice que va a preparar oposiciones a lo que sea, topándose entonces de nuevo con Manolo, que va en un descapotable ahora más grande y con 4 mujeres, por lo que le gritan mientras se aleja que le esperan.

Calificación: 2