Las niñas
España (2020) *
Duración: 100 min.
Música: Juan Carlos Naya
Fotografía: Daniela Cajías
Guion y Dirección: Pilar Palomero
Intérpretes: Andrea Fandos (Celia), Natalia de Molina (Adela), Zoe Arnao (Brisa), Julia Sierra (Cristina), Francesca Piñón (Madre Consuelo), Ainara Nieto (Clara), Elisa Martínez (Leyre), Carlota Gurpegui (Vanesa).
Un grupo de niñas simula que cantan, gesticulando como si lo hicieran, aunque sin hacerlo, pidiéndoles la monja que dirige el coro, tras ello, que canten de verdad excepto las que considera que desentonan, a las que les pide que sigan gesticulando.
Al día siguiente rezan antes de comenzar las clases, aunque Celia gesticula como cuando cantaban.
Mientras están en la clase de matemáticas, que les da la madre Consuelo, interrumpe la superiora que llega con una compañera nueva, Brisa, que se sienta junto a Celia.
Luego, mientras juegan en el patio observa sola a su nueva compañera, que está sola con los cascos puestos.
De regreso a casa ella pone la olla antes de que llegue su madre a la que espera haciendo los deberes.
Cuando llega, le lleva las revistas atrasadas de donde trabaja para que haga los crucigramas, llevándole incluso el Interviú.
Por la noche, mientras ven la televisión, su madre se queda dormida hasta que suena el teléfono, escuchando la niña cómo su madre habla con su hermana Palmira, escuchando ella desde el pasillo cómo le pregunta si puede ir a verlo y si preguntó por ella y cómo se lo tomó su madre.
En clase de gimnasia escucha cómo una de sus compañeras critica a Brisa, diciendo que es asquerosa, pues sus pechos rebotan cuando corre, y cuenta también que la que limpia su casa le contó que conoce a los abuelos de Brisa y estos le contaron que los padres de la muchacha murieron en un accidente de tráfico.
Celia trata de evitar que la critican, pero la chica se burla de ella llamándola huerfanita.
Regresan luego juntas a casa, pues viven muy cerca, contándole Celia que Cris es su mejor amiga.
Los abuelos de Brisa son los dueños de la panadería del barrio, pidiéndole Brisa permiso para que dejen que Celia se quede a hacer los deberes con ella.
Brisa le propone grabarle una cinta con varios grupos que Celia desconoce como Niños del Brasil o Héroes del silencio mientras le lee su redacción en la que le pregunta a Jesús cuándo va a venir a salvar al mundo del pecado y si vendrá como rico o como pobre, como niño o como hombre.
Brisa le pregunta si en serio se pregunta esas cosas, diciéndole que no piensa perder el tiempo en esas cosas aunque la suspendan.
Brisa le dice que igual la invita para que vaya con ella en verano para conocer a sus amigos de Barcelona, aunque ella dice que su madre trabaja y seguro que no la deja.
Otro día van a casa de Cristina. Su madre está divorciada y las deja muchas tardes solas a ella y a su hermana Clara, que también aprovecha para llevar a sus amigas, a las que escuchan reírse y divertirse.
Cris les habla de su madre y les cuenta que no suele llevar a sus novios a casa, mostrándoles lo que encontró escondido tras los cajones de su cómoda, una caja de condones, viendo que, aunque es de 12 quedan solo y, abriendo uno de ellos que observan con curiosidad y con un poco de repelús.
Le pregunta a Celia si su madre no tiene novio, diciendo ella que no. Le dice a Cris que lo suyo es distinto, pues sus padres están separados, no muertos.
Brisa, que escucha a Clara y a sus amigas, mayores que ellas divirtiéndose, propone ir con ellas, pues le gusta la música que escuchan.
Brisa pone su música de Los niños del Brasil, aunque Clara, pese a verlas a todas interesadas lo quita, diciendo que se aburre.
Salen a la calle para fumar, después de haberse pintado los labios, sintiéndose mayores.
Les ofrecen a Brisa y a Celia, que lo rechazan. Cris sí quiere, pero su hermana no le deja.
Celia le pide a su madre ropa nueva. Una chaqueta vaquera como la de Brisa, o un top, aunque su madre siempre le responde a todo que se lo comprará el mes que viene.
Recogiéndose la camiseta simula luego, en su habitación que tiene un top y que fuma, llevándose un bolígrafo a los labios, siendo sorprendida así por su madre.
La madre Consuelo les da también clases de sexualidad, aunque enfocando estas al servicio del amor, habiendo risitas entre las niñas, que luego leen los consultorios sexuales de las revistas femeninas.
Vuelven otra tarde a casa de Cris, pintándose de nuevo y poniéndose peinados modernos, mientras cuentas diversas historias, como la de una niña que en el viaje de fin de estudios a Italia se acostó con un chico que le dejó un regalo. Una caja con un pájaro muerto y una nota donde le decía que así iba a acabar ella porque él tenía SIDA.
Brisa les dice que es una leyenda urbana que también contaban en Barcelona.
Van a la discoteca de menores, donde un chico se dirige a ella y a Cris para preguntarles si quieren rollo, diciendo ellas que no.
Allí vuelven a bailar la canción de Los niños del Brasil, y se divierten, convenciendo Brisa a Celia para que vaya a dar una vuelta con el primo de Cris en su moto, toda una experiencia que disfruta.
Pero al día siguiente, cuando se levanta, ve a su madre enfadada. Le dice que la llamó la madre Consuelo para decirle que el día anterior la vio subida en la moto con un chico y que pasó una gran vergüenza delante de Madre Consuelo, pese a que la niña le asegura que no pasó nada, que solo dio un paseo en moto.
Un día busca en la cómoda de su madre para ver si, como la madre de Cris, esconde algo, aunque no encuentra nada.
Sola por la noche, un día que su madre tiene turno de noche ve la película X codificada de Canal Plus.
Espera a que llegue su madre y la abraza y le dice que lo siente, diciéndole esta que ella solo quiere que estudie y que no dependa de nadie y no acabe como ella.
Al día siguiente, en clase, la madre Consuelo la saca a la pizarra, quedándose bloqueada sin saber resolver el ejercicio, amenazándola la religiosa con mandarla de nuevo al curso inferior.
Un día las llaman para hacerles un reconocimiento médico, debiendo acudir sin ropa y solo con una bata. Algunas se ríen de Brisa por llevar sujetador de adulta y otros de Celia por no llevar ninguno, indicándole una monja que le pida a su madre que le compre un sujetador.
Otra tarde, en clase de Cris juegan al "a mí nunca" debiendo dar un trago del whisky de la madre si lo hicieron, aprovechando Clara el juego para meterse con Brisa, diciendo que ella nunca se ha creído guay por ser de Barcelona, aunque Brisa no bebe, pues, asegura, no se cree guay, diciendo luego Clara que ella nunca ha sido huérfana, lo que molesta a Cris, que le dice que ella nunca ha molestado a sus amigas.
También Celia se siente molesta por la pregunta y le dice a Clara que pare y le dice que es tonta, metiéndose por ello también con Celia por no tener padre, por lo que deciden irse ambas, despidiéndose de ellas, diciéndoles Clara, "adiós huerfanitas".
Celia muy triste, se siente en la escalera, diciéndole Brisa que no merece la pena, que son unas niñas, aunque Celia le dice que no lo entiende.
Brisa le confiesa entonces que en el cole hablan también de ella y dicen que su madre es una guarra porque la tuvo muy joven y sin estar casada y no se sabe quién es su padre, diciendo ella que su padre murió.
Brisa le dice que no pasa nada, pues sus padres la tuvieron a ella antes de casarse.
Cuando su madre se marcha esa noche a trabajar va de nuevo a su cuarto y busca en sus cajones, mirando esta vez el Libro de Familia.
En el colegio las llevan a la capilla, yendo Celia a confesarse, aunque no tiene nada que contar, preguntándole al sacerdote por qué es pecado tener hijos sin estar casada.
Al día siguiente le dice a su madre que le duele la tripa, pero como ella tiene que ir a trabajar le insiste para que se prepare, aunque al llegar al colegio Celia no quiere entrar y le pide que le deje quedarse en casa, por lo que le pregunta si le pasa algo.
Finalmente sale del coche, aunque le pide a su madre que espere un rato fuera por si se sigue encontrando mal y sale de nuevo.
Ni siquiera llega a entrar en clase. Al llegar a la puerta se da la vuelta y sale corriendo, aunque para entonces su madre no está ya esperándola.
Para poder marcharse, les pide a Cris y Brisa que la golpeen con una piedra. Finalmente se la lanza Brisa, que, aunque no quería que fuese así, le da en la cara, debiendo ir a la enfermería, aunque no es tan importante, por lo que enseguida le dan el alta.
Por la noche, y mientras cena le pregunta a su madre cómo murió su padre, diciéndole ella que se murió de repente, de un infarto.
Le pregunta por sus abuelos, pero le dice que su padre era huérfano, tras lo que le pregunta por qué no se habla tampoco con los suyos, respondiéndole simplemente que porque no.
Celia le dice de pronto que es una mentirosa y se va a su cuarto.
En el colegio les ponen "Marcelino Pan y Vino", proponiendo Celia, aprovechando que la monja que les cuida está dormida para salir Brisa y ella.
Corretean por el colegio, tratando de descubrir nuevos horizontes, entrando en el cuarto de una de las monjas tras ver que salía y husmean entre sus cosas.
Van luego hasta el cuarto de estar de las religiosas, donde estas dormitan mientras en televisión ponen una telenovela venezolana.
Las descubre allí una monja mientras hacen un puzle, avisando que están allí, pues estaban buscándolas, aunque a Celia no le parece importarle que las vayan a castigar, diciéndole a Brisa que al menos estarán juntas.
Np es así. La dejan en la sacristía hasta que llega la Madre Consuelo, que la lleva ante su madre, que está con la madre superiora, dándole su madre una bofetada antes de llevársela.
Reciben una llamada de su tía, que dice que es urgente, oyendo cómo su madre le pregunta a su hermana por su padre.
Su padre murió, diciéndole a Celia que irá al pueblo al día siguiente por la mañana muy temprano, diciéndole ella que quiere ir, aunque su madre le dice que no.
Pese a ello, al día siguiente la despierte y le pide que se vista rápido para que no se les haga de noche a la vuelta, llevándola al pueblo.
Al llegar, y antes de salir del coche, Adela se quita la alianza y la guarda en el bolsillo. Recogen luego a Palmira antes de ir con ella hasta la casa de su madre.
La madre las mira con gesto hosco, presentándole ella a Celia.
Se sientan con ella en el comedor, donde la bisabuela reza medio dormida, sin hablar, por lo que Palmira saca a la niña para enseñarle las gallinas.
Va luego con su madre al cementerio, rezando su madre ante la tumba de su padre, uniéndose finalmente ella a su rezo.
Ya de nuevo en su casa, por la noche, su madre le dice que sabe que ya no es una niña y tiene muchas preguntas y muchas dudas, pero es incapaz de seguir hablando, pues comienza a llorar, yéndose al baño para que no la vea así.
Por la noche, Celia, que no puede dormir va a la cama de su madre, que tampoco duerme y se abrazan.
En el colegio las chicas están muy nerviosas, pues van a cantar, viendo Celia, contenta, que ha ido su madre para verla, como el resto de los padres.
El coro se dispone a iniciar su actuación. Celia mueve los labios como le enseñó la directora del coro, aunque, llega un momento en que deja de hacerlo, para cantar de verdad pese a las órdenes de la monja, y sonríe.