La parada de los monstruos
Freaks (1932) * USA
Duración: 64 min.
Música: Richard Wagner
Fotografía: Merritt B. Gerstad
Guion: Willis Goldbeck, Leon Gordon, Al Boasberg, Edgard Alan Woolf, Charles MacArthur (H.: Tod Robbins)
Dirección: Tod Browning
Intérpretes: Wallace Ford (Phroso), Leila Hyams (Venus), Olga Baclanova (Cleopatra), Roscoe Ates (Roscoe), Henry Victor (Hércules), Harry Earles (Hans), Daisy Earles (Frieda), Rose Dione (Madame Tetrallini), Daisy y Violeta Hilton (Siamesas), Schlitze (Schlitze), Josephine Joseph (Media mujer, medio hombre), Johnny Eck (Hombre por la mitad), Frances O'Connor (Mujer sin brazos), Peter Robinson (Esqueleto humano), Olga Roderick (Mujer barbuda), Koo Koo (Koo Koo), Prince Randian (Torso viviente).
En la antigüedad los dioses de la maldad y la desgracia se representaban como monstruos.
Un grupo de seres deformes conviven y trabajan en el circo de Madame Tetrallini: la mujer barbuda, dos hermanas siamesas, un ser mitad hombre y mitad mujer, enanos, personas con microcefalia, una mujer sin brazos que se manejan con los pies, o un hombre sin piernas que anda con las manos, e incluso uno que carece de brazos y piernas.
Todos ellos conviven y trabajan en el circo en que son exhibidos como fenómenos.
Algunos de sus compañeros, como el payaso Phroso o Venus, la entrenadora de focas son amigos suyos, pero otros, como Hércules o Cleopatra, la trapecista, los desprecian, aunque esta se aprovecha de la admiración que le profesa Hans, el enano, y acepta los préstamos y los regalos que este le hace y que ella luego vende, aunque quien realmente le gusta es Hércules, el forzudo, un hombre de fuerte musculatura pero de escasa inteligencia, que representa el papel del forzudo de Quo Vadis, derribando al toro en que ha sido atada su dueña, y con el que empezará a relacionarse tras la ruptura de este con Venus, que lo dejó desengañada tras ver que este solo quería su dinero.
El papel de mujer de Quo Vadis lo representa Roscoe, un hombre tartamudo pretendiente de Margarita, una de las siamesas, que se queja constantemente de que Violeta, la siamesa de su mujer bebe demasiado y su mujer sufre sus resacas, y más adelante, y ya casados, de que se pasa la noche leyendo y no le deja dormir, confiando en que esto cambie con el nuevo pretendiente de esta.
Frieda, también enana y novia de Hans observa las atenciones de su novio hacia Cleo y se siente celosa, pero sobre todo preocupada pensando que esta y Hércules se aprovechan y se burlan de él, al igual que el resto de los miembros del circo, por lo que decide hablar con Cleopatra y pedirle que olvide a Hans, pues cree que solo lo quiere por su herencia.
Y Cleopatra, que no sabía lo de la herencia y deseando hacerse con la misma le pide a Hans que se case con ella.
Se celebrará la ceremonia, con todos los amigos deformes de Hans como invitados, además de Hércules, al que Cleopatra, borracha, acaba besando ante todos.
Pese a ello, los amigos de Hans deciden aceptarla en su círculo, como uno de ellos, para lo que realizan un ritual en que todos deben beber vino de la misma copa mientras cantan.
Pero Cleopatra se siente horrorizada de que la consideren uno más les lanza la copa a la cara y los insulta llamándolos monstruos. Además Hércules y ella se burlan de Hans, montando ella a su marido a caballito sobre sus hombros como si de un niño se tratara.
Hans se siente profundamente dolido pese a las disculpas posteriores de Cleo y de Hércules, que achacan lo ocurrido al alcohol, aunque durante los siguientes días, Cleopatra administra a Hans pequeñas dosis de veneno, por lo que este enferma.
Hans sabe por sus amigos, que la vigilan, lo que Cleo está haciendo, aunque disimula mostrándose agradecido por sus cuidados, aunque escupe la medicina que ella le da.
Una noche tormentosa, y mientras la gran caravana circense procede a su traslado a otra ciudad Hans se enfrenta a su esposa obligándole a entregarle el veneno.
Entretanto, Hércules, temeroso de que Violeta pueda acusarlos de su crimen entra en la caravana de esta dispuesto a acabar con ella, aunque Phroso, enamorado de ella consigue evitarlo, aunque está a punto de morir él a manos del gigante.
Ambos caen de la caravana al barro y Phroso recibe la ayuda de sus amigos. Uno de ellos le clava a Hércules un cuchillo, yendo tras él el resto cuando trata de escapar.
También intenta escapar Cleopatra cuando su caravana vuelca, pero es seguida por los amigos de Hans.
Algún tiempo después Cleopatra será exhibida en las ferias como el más monstruoso de los monstruos. Convertida en una criatura ciega, sin piernas, con las manos deformadas para semejar los pies de un pato estando su cuerpo cubierto de plumas pegadas con alquitrán.
Años más tarde Phroso, Violet y Frieda visitan a Hans, que aunque vive como un millonario en una gran mansión no ha visto a nadie en todo ese tiempo lamentando lo que por causa suya ocurrió, y, aunque se niega a recibirlos, ellos se cuelan en la casa, y Frieda lo consuela cuando él llora, afirmando que la culpa no fue suya y diciendo que lo ama.