Te cuento la película

La guerra de los mundos
La guerra de los mundos

The War of the Worlds (1952) * USA

Duración: 83 min.

Música: Leith Stevens

Fotografía: George Barnes

Guion: Barré Lyndon (N.: H. G. Wells)

Dirección: Byron Haskin

Intérpretes: Gene Barry (Clayton Forrester), Ann Robinson (Sylvia Van Buren), Les Tremayne (General Mann), Bob Cornthwaite (Pryor), Sandro Giglio (Bilderbeck), Lewis Martin (Pastor Matthew Collins), Housely Stevenson Jr. (Ayudabte del general Mann), Paul Frees (Reportero radiofónico), Bill Phipps (Wash Perry).

Marte es un planeta moribundo, por lo que sus habitantes comienzan a buscar otro lugar para vivir, siendo la Tierra el único lugar compatible con la vida.

En verano y cuando Marte está más cercano a la Tierra, cae un meteorito en el pueblo californiano de Linda Rosa, algunos de cuyos habitantes se acercan para verlo, acudiendo también los bomberos ya que el lugar donde cayó comienza a arder y temen que el incendio se extienda.

Al día siguiente acuden más curiosos que especulan sobre cómo aprovechar el meteorito, ya que su tamaño es tan grande que no cabría en ningún museo, por lo que piensan deberán dejarlo allí, cobrando por mostrarlo a los turistas.

Entre los curiosos se encuentran Sylvia Van Buren, profesora de la universidad de California, y su tío, el Pastor Matthew Collins.

Sylvia entabla conversación con un extraño al que le explica que muy pronto llegará para examinar el meteorito Clayton Forrester, técnico de los laboratorios del Pacífico y profesor de Física Nuclear y Astronomía, descubriendo poco después avergonzada que el extraño es el propio Forrester, que estaba pasando unas vacaciones de pesca en Pine Summit cuando vio caer el meteorito gigante, que, según comprueba con su detector, es radiactivo.

Pero como está demasiado caliente y no pueden hacer nada hasta que se enfríe regresan al pueblo dejando a tres hombres de guardia para evitar que el fuego se extienda, mientras ellos aprovechan que es sábado para ir a bailar a la sala del ayuntamiento.

De pronto se abre una escotilla en la parte superior del meteorito, saliendo del mismo una especie de cabeza de cobra mecánica que parece observarles, ante lo que los tres hombres que vigilaban el extraño objeto se dirigen hacia él en son de paz y ondeando una bandera blanca que de nada les servirá, ya que un potente rayo hace que se evaporen.

Entretanto, en el pueblo, y mientras Forrester y los lugareños bailan se va la luz y dejan de funcionar los teléfonos y los relojes, que el científico observa están magnetizados, indicando la brújula el lugar donde cayó el meteorito, por lo que Forrester y el sheriff van a investigar viendo cómo les ataca el ingenio mecánico, salvándose gracias a que el ayudante que iba con ellos trató de huir en el coche, siendo él quien pereció bajo el mortífero rayo, mientras ven cómo a lo lejos cae otra nave, por lo que deciden avisar a las tropas, que comandadas por el general Mann rodean la nave, mientras les explica que han caído más naves en Burdeos, España e Italia, llegando noticias de Nápoles, Sacramento Santiago de Chile, Londres y Long Island, de que se han efectuado destrucciones en masa, habiendo ciudades enteras desaparecidas, opinando Forrester que se trata de seres llegados de otro planeta.

Observan que cada nave está unida a otras dos por imanación, informando el general, que su nave es la única que está en un lugar en que se puede rodear, por lo que se dispone a ordenar el ataque, cuando el pastor Collins decide que antes deben tratar de dialogar, pues piensa que si son más avanzados deben estar más cerca del Creador, por lo que se dirige hacia ellos rezando, viendo que del cilindro salen tres naves más pequeñas, una de las cuales acaba de inmediato con él ante la desesperación de Sylvia.

Tras ello los marines lanzan su ataque observando que su artillería de nada sirve contra las naves marcianas, que poseen una cubierta electromagnética que les blinda contra los ataques del ejército, dejándolo ellas todo arrasado con sus mortíferos rayos.

El ejército debe por tanto retirarse tras haber sufrido enormes pérdidas, avisando a la aviación para que lance su ataque

Forrester y Sylvia huyen a bordo de una avioneta, que acaba chocando y debiendo refugiarse en una granja justo antes de que la avioneta sea destruida.

En la granja comen juntos como si el horror no hubiera llegado, elucubrando el científico con el modo de encontrar el punto vulnerable de los extraterrestres, esperando poder verlos desde cerca para descubrirlo.

Entretanto las autoridades militares se reúnen en Los Ángeles para evaluar los acontecimientos y decidir las medidas a tomar, teniendo en cuenta que ningún país consiguió detenerlos, habiendo perdido el 70 por ciento de los hombres y el 90 por ciento del material, no habiendo regresado ninguno de los aviones y estando ya muy cerca de Los Ángeles, por lo que deben preparar la evacuación.

Otro meteorito cae junto a la granja, destruyendo parte de esta, perdiendo Forrester la consciencia durante algunas horas, informándole Sylvia cuando se despierta, de que fuera hay cientos de máquinas, observando de pronto cómo una de ellas explora con un ojo electrónico la casa mientras fuera siguen cayendo máquinas, apareciendo en la casa uno de los marcianos que se asusta tanto como ellos.

Tratan de refugiarse en el desván, aunque el ojo electrónico los descubre, destruyéndolo Forrester con un hacha, aunque entonces ven a otro marciano y Forrester se enfrenta a él haciéndolo huir, herido.

Huirán ellos tras ello llevándose consigo el ojo electrónico que les arrancó, poco antes de que la granja sea destruida por completo, consiguiendo llegar a Los Ángeles, pudiendo reincorporarse al laboratorio donde les expone a sus compañeros el ojo electrónico y una muestra de la sangre marciana que estaba en el pañuelo de Sylvia.

Todos los países afectados tratan de coordinarse, pese a lo cual las naves arrasan campos y bosques destruyendo ciudades enteras, planteándose en Washington, el único punto estratégico aun no atacado el modo de evitar que se comuniquen entre sí, decidiendo, ante el fracaso de toda estrategia anterior emplear la bomba atómica, temiendo que si tal recurso falla la Tierra será totalmente ocupada en 6 días.

Un YB-49 se dirige hacia algunas de las máquinas, pudiendo observar cómo estas se blindan de nuevo, no haciéndoles el menor efecto su lanzamiento.

Del estudio de la sangre marciana concluyen que esta es muy pobre, pensando Forrester que, ya que no pueden acabar con las máquinas deben intentarlo con sus ocupantes aprovechando sus puntos débiles.

Entretanto, y como se van acercando a Los Ángeles ordenan la evacuación de la ciudad hacia las Montañas Rocosas, aunque, pese la presencia del ejército el caos se adueña de la ciudad, tratando todos de huir por lo que la gente se pelea cada vez que aparece un camión, siendo expulsado Forrester del camión en que iba, perdiendo su instrumental, temiendo que le ocurriera lo mismo a Sylvia que salió conduciendo un autobús, cuyo cartel encuentra poco después, lo que le hace temer lo peor.

Mientras las naves marcianas comienzan la destrucción de la ciudad, él decide quedarse para buscar a Sylvia, ocurriéndosele que quizá esté en una iglesia por lo que visita varias sin resultados, aunque encuentra a varios de los científicos que iban con ella, encontrándola finalmente en la tercera de las iglesias visitadas, oyendo tras encontrarla cómo se acercan las naves, por lo que esperan abrazados la muerte, cuando de pronto la nave que iba a atacarlos cae sin que nadie la atacara.

Salen al exterior observando cómo junto a esta cae otra nave dejándose de oír los ataques, y descubriendo que los marcianos van muriendo al no poder resistir las bacterias de la atmósfera terrestre, pereciendo finalmente gracias a los seres más pequeños del planeta.

Calificación: 2