La fiera de mi niña
Bringing Up Baby (1938) * USA
También conocida como:
-
"La adorable revoltosa" (Hispanoamérica)
Duración: 102 min.
Música: Roy Webb
Fotografía: Russel Metty
Guion: Dudley Nichols, Hagar Wilde (Historia: Hagar Wilde)
Dirección: Howard Hawks
Intérpretes: Katherine Hepburn (Susan Vance), Cary Grant (David Huxley / "Mr. Bone"), May Robson (Elizabeth Carlton Random), Charles Ruggles (Horace Applegate), Walter Catlett (Agente Slocum), Barry Fitzgerald (Aloysius Gogarty), Fritz Feld (Fritz Lehman), Virginia Walker (Alice Swallow), George Irving (Alexander Peabody / "Boopie").
Cuando el profesor LaTouche irrumpe en la sala del Museo Stuyvesant de Historia Natural, Alice Swallow, le pide que se calle, el profesor Huxley está pensando.
Este, en efecto, está sentado en lo alto de un andamio, con un hueso del dinosaurio que están reconstruyendo, y aventura que puede ser de la cola, recordándole Alice que ya lo probaron y no encajaba.
Cuando finalmente consigue hablar, LaTouche les indica que llegó un telegrama de la expedición, informando que encontraron la clavícula intercostal después de 4 años de trabajo, por lo que tendrán el brontosaurio completo.
Feliz al enterarse de la noticia, Huxley besa a Alice, que le dice que no es apropiado hacerlo allí, pese a que, según recuerda LaTouche, se casan al día siguiente.
David observa lo asombroso que es tener dos acontecimientos tan importantes el mismo día, su boda y la llegada del hueso que faltaba.
Él comenta que tras la boda se irán de viaje de novios, aunque Alice le dice que después de la llegada del hueso no lo harán. Deberá quedarse completando su trabajo y asegura que su matrimonio no supondrá ninguna distracción, y cuando él le pregunta si tendrán hijos, ella le dice que el brontosaurio será su hijo, ya que su matrimonio estará dedicado a su trabajo.
Él protesta y le dice que todos tienen luna de miel, diciendo ella que no tienen tiempo y le recuerda que esa tarde tiene una reunión en el club de golf con el Sr. Alexander Peabody, abogado de la señora Carlton Random para tratar de obtener una donación de 1 millón de dólares, por lo que debe darle una buena impresión.
Durante el juego, David trata de lograr los favores de Peabody, que le recuerda que no es él quien tiene el millón, que solo representa a la posible donante y que, cuando juega al golf, solo habla de golf, y hablarán del asunto al final de la partida, tomando un whisky.
Cuando le toca su turno y va hacia su pelota, observa que hay una mujer que la ha confundido con la suya y se dispone a golpearla, asegurando que va a batir su récord, sin escuchar las quejas de Huxley que trata de explicarle que está jugando con su pelota.
Cuando ella termina su juego y él se dispone a regresar con Peabody, observa que la mujer que le quitó su pelota está golpeando su coche al tratar de salir con el suyo, por lo que corre para advertirle que se ha subido en su coche, aunque ella ni le escucha y le pide que mueva el de ella, viendo David como golpea nuevamente el suyo.
Subido en el estribo del coche para tratar de explicarle que ese es el suyo, ve que ella no solo no quiere escucharle, sino que arranca llevándolo subido con ella.
Esa noche, Huxley espera, ahora con un frac, y en el restaurante del Hotel Ritz Plaza, a Peabody, para hablar con él y disculparse por lo de esa tarde.
Entretanto, y en la barra, la mujer del campo de golf habla con el camarero que trata de demostrarle cómo comer una aceituna lanzándola al aire, aunque falla y se le cae, con tan mala fortuna que Huxley la pisa y cae al suelo, sobre su sombrero de copa.
Como desde que coincidió con ella la primera vez no paran de ocurrirle desgracias, se aleja de ella antes de le que ocurra algo más.
Pero ella no le pierde de vista. Para y sigue practicando el juego de la aceituna cogiendo las del plato de otro comensal, que al ver el descaro de la muchacha le regala sus aceitunas y se presenta como Fritz Lehman, que le dice, es psiquiatra, ante el que ella se presenta como Susan Vance antes de preguntarle qué piensa de un hombre que sigue a una mujer a todas partes, aunque en vez de hablarle, cada vez que se ven le regaña, respondiéndole el psiquiatra que a menudo, el impulso amoroso del hombre suele mostrarse con agresividad y cree que él está obsesionado con ella.
Con esas leves nociones, ella se acerca a Huxley, al que le dice que la sigue porque está obsesionado, aunque él le hace ver que no la estaba siguiendo, pues estaba sentado lejos, asegurando que es ella la que le sigue a él.
Ella observa que está enfadado y que, tal como le dijo el doctor, es porque el impulso amoroso del hombre se revela comportándose de forma agresiva.
De pronto, ella se da cuenta de que el bolso que lleva no es el suyo y se lo deja a Huxley mientras ella regresa para buscar el suyo.
Entretanto llega la mujer de Lehman, que se da cuenta de que no está su bolso y recuerda que dentro está su broche de diamantes, observando entonces que lo tiene Huxley, y le da las gracias por encontrarlo, aunque él se niega a entregárselo, al creer que es de Susan, hasta que llega esta y aclara el incidente.
Molesto, de nuevo, le dice que lo más sensato debería haber sido marcharse en cuanto la vio y cuando va a marcharse ella trata de evitarlo, tirando de su frac, que se rasga.
Ya muy enfadado, le pide que desaparezca, y cuando ella trata de alejarse mostrando su indignación por el rechazo no se da cuenta de que él había pisado la cola de su vestido, que se rompe, sin que ella se percate, dejando su ropa interior a la vista.
Apurado, Huxley corre tras ella tratando de evitar que la vean, aunque ella le pide que la deje en paz, no dejando que le explique lo ocurrido, llevándola hasta una columna, donde está a salvo, aunque cuando se mueve él coloca su sombrero en su trasero para evitar que la vean, lo que hace que ella se indigne y le diga que está haciendo el ridículo.
Él le propone salir de allí e ir a dar un paseo, asegurando ella que no le apetece, y al ver que no está dispuesta a escucharle la deja por imposible y permite que se marche, dándose cuenta ella al alejarse y llevar su mano a su parte trasera, del problema.
Entonces le pide ayuda, colocándose muy pegado a ella y caminando al unísono hacia la salida, llamando la atención de todos, incluido Peabody, al ver su chaqueta rota.
Van al apartamento de Susan, donde esta cose su chaqueta, mientras él señala que no sabe cómo podrá explicarle todo a Peabody, preguntando ella al escucharlo si tenía que hablar con Boopie, contándole que le conoce, pues es el abogado de su tía y hace todo lo que ella le pida.
Le dice que sabe dónde vive, y le acompañará a su casa en Riverdale, aunque él le dice que no tiene tiempo para eso, pues tiene que encontrarse en el Carnegie Hall con su prometida, la señorita Swallow.
Decide pese a las reticencias acompañarla, comentándole cuando llegan a casa de Peabody que ya habían pasado seis veces por ese edificio en la última media hora, diciendo ella que es una noche agradable para pasear.
Cuando llaman, él observa que no hay luces y cree que Peabody puede estar dormido, aunque ella le lleva hasta su ventana y lanza piedrecitas para llamar su atención, aunque al ver que no las escucha, Susan decide lanzar una más grande, sin darse cuenta de que entretanto, recién despierto Peabody salió a la ventana, recibiendo una pedrada en la frente que lo deja sin conocimiento, por lo que huyen a toda velocidad.
Ella le lleva de regreso a su apartamento, y le dice que al día siguiente hablará con Boopie y lo aclarará todo, aunque él le cuenta que al día siguiente se casa, y, aunque reconoce que ella le atrajo en los momentos de paz, esta no ha existido desde que la conoció, por lo que, señala, irá a ver a Peabody él solo, y la despide diciéndole que confía en no volver a verla nunca más, aunque al marcharse se cae de nuevo.
Al día siguiente habla con su novia sobre el frustrado encuentro y mientras lo hacen le llega un paquete con la clavícula del brontosaurio, por lo que la cita en el museo.
Abre emocionado el paquete, recibiendo mientras lo hace una llamada de Susan, que le pregunta si quiere un leopardo, pues se lo llevó su hermano, que está de caza en Brasil y él es el único zoólogo que conoce y le llama porque no sabe qué hacer con él.
Mientras hablan, ella se cae y al escuchar el ruido él cree que la atacó el leopardo, por lo que ella simula que es así, haciendo que él asustado corra a su apartamento.
Cuando llega, la encuentra, la acusa de engañarle, inventándose la historia del leopardo, aunque enseguida comprueba que el animal existe y se asusta, por lo que, le dice, deben llamar al zoo, aunque ella le dice que allí sería muy infeliz y le muestra la carta de su hermano contándole que el animal, Baby es un leopardo manso de tres años y le encanta una antigua canción que ella pone, "I Can't give You anything but love, Baby", viendo cómo el animal juega con él, mordiendo su pantalón, para terror de él.
Ella le pide ayuda para llevarlo a su granja de Westlake, en Connecticut para que no asuste a su tía Elizabeth, pues espera que le entregue un millón de dólares.
Pero él se niega a ayudarle y se marcha, sin darse cuenta de que el leopardo le sigue por la calle, subiendo Susan a su coche, desde el que habla a David tratando de convencerlo para que la acompañe, diciéndole, cuando se niega, que entonces le regala el leopardo, haciéndole ver que va a su lado.
Poco después viaja con ella, a la que acusa de haberlo hecho subir con engaños, mientras en los asientos traseros Baby parece inquieto, lo que hace que Susan se distraiga, chocando contra una camioneta llena de gallinas, que salen volando, lanzándose Baby sobre ellas sin que consigan retenerlo.
Continúan su camino con David cubierto de plumas y lamentando lo caro que les salió
El incidente, pues tuvo que pagar 150 dólares.
Pero, y pese a la escabechina, Baby sigue con hambre, por lo que paran en la ciudad para comprarle carne, habiendo un circo en la ciudad.
Mientras David compra la carne, Susan espera en el coche, aparcado frente a una boca de incendios, apareciendo entonces el comisario Slocum, que la multa.
Entretanto, Baby se despierta y salta al coche ce al lado, por lo que, para evitar el arresto, Susan le dice al policía que su coche es el de al lado, y, de hecho sube a este y se marcha cuando sale David, viéndolos marcharse su propietario que no es otro que el Dr. Lehman, que señala que son los que intentaron robarle el bolso a su esposa.
Consiguen así llegar a la granja y meter al leopardo en el establo.
Llegó el momento de regresar a Nueva York, pero con su traje lleno de plumas y sucio no puede hacerlo, por lo que acepta la sugerencia de Susan de darse una ducha.
Pero mientras lo hace ella coge su ropa y la envía a la tintorería para evitar que pueda marcharse para acudir a su boda.
Luego, ella misma entra a ducharse, de modo que cuando David termina la suya y se da cuenta de que no tiene la ropa, no encuentra otra cosa para vestirse que una bata de Susan con volantes, por lo que trata de encontrar al jardinero para que le preste algo de su ropa, encontrándolo con ese extraño aspecto una anciana que llega en ese momento y lo toma por loco, preguntándole quién es y qué hace allí, saliendo Susan, que saluda a la mujer, como tía Elizabeth.
Le cuenta luego que David es amigo de Mark, que le dijo que había trabajado tanto que estaba a punto de sufrir un ataque de nervios y por ello le pidió que lo cuidara. Y por eso hace esas extravagancias.
Él señala que lo único que desea es casarse, diciendo la tía Elizabeth a Susan que se lo prohíbe y que si lo hace la desheredará.
Harto de tanta confusión grita y empieza a comportarse como si de verdad estuviera loco, y les pide que le ayuden a encontrar algo de ropa, indicando ellas que debe haber algo de Mark.
Mientras David va a la habitación de Mark, Susan utiliza los dedos de sus pies como pétalos, diciendo "Me ama, no me ama, me ama, no me ama", para concluir: "me ama", aunque entonces se da cuenta de que si encuentra ropa se irá, y es el único hombre al que ha amado, por lo que corre para evitarlo, no pudiendo evitar la carcajada al verlo con un traje de jinete, que es lo único que encontró y con el que parece ridículo.
Entretanto, George, el malhumorado perro de la tía Elizabeth se calla al encontrar la clavícula del brontosaurio, y corre afuera con ella.
David, pese a saber que está ridículo dice que regresará a Nueva York para arreglar todos los desaguisados provocados por ella, tanto a su novia como al señor Peabody.
Susan le dice que si quiere hablar con Peabody lo mejor es que lo haga a través de su tía Elizabeth, pues es su abogado y hará lo que ella quiera.
Solo entonces David empieza a darse cuenta de quién es la tía Elizabeth, la señora Carlton Random, preguntándose por qué, entre siete millones de personas tuvo que toparse con ella.
Le explica que esperaba que su tía donara un millón para su museo, pero le ha causado a la mujer muy mala impresión, diciendo él que su tía no debe averiguar quién es, aunque mientras trata de explicárselo, ella le mira embobada y dice que está muy guapo sin gafas, haciendo que él se enfade más al ver que no le hace caso.
Se prepara para marcharse, y entonces se da cuenta de que no está el hueso y le pregunta si lo ha escondido, algo que ella niega, y le dice que puede ir a por otro, diciéndole él que costó 5 años y 3 expediciones encontrarlo, diciéndole ella que ahora que sabe dónde están puede ir a por otro.
Caen entonces en la cuenta de que pudo ser el perro y salen a buscarlo, señalando lo complicado que será encontrarlo en un jardín de 1 hectárea, por lo que comienzan a perseguirlo y a ayudarle a excavar, aunque solo encuentran una bota.
Siguen excavando y encuentran varias botas, pero ningún hueso, espantándose la tía Elizabeth al ver cómo dejaron su jardín, por lo que le pregunta a Susan más detalles sobre David, diciendo ella que solo sabe que es amigo de Mark y que va a casarse con él, asegurando la tía que no con su dinero, pues no quiere más lunáticos en la familia.
Le pregunta cómo se llama, diciendo ella que se llama Bone (hueso), y que se dedica a la caza, entendiendo la tía que a la caza mayor, aunque en ese momento lo ve a cuatro patas junto a George como si él también fuera un perro.
Recuperada su ropa, llama a Alice para decirle que está en Connecticut y no tiene modo de regresar.
Interrumpe la conversación Susan desde el teléfono supletorio para decirle a David que el leopardo está hambriento y deben darle de comer, aunque al ver que él se desentiende ella trata de que deje de hablar con su novia retransmitiendo la hora segundo a segundo, hasta que consigue que cuelgue.
Llega entretanto otro invitado a la cena, el Comandante Applegate, que se asoma por la ventana y de hecho entra por ella, y al que presenta a David como señor Bone, aunque, ignorante de que Susan inventó ese nombre se saludan ambos llamando Bone al otro, debiendo aclararle Susan que lo hace para no dar su verdadero nombre.
Elizabeth le explica a Horace, el comandante, que David tuvo un colapso nervioso que le ha dejado secuelas, y teme que la sobremesa sea complicada, por lo que pide ayuda a su amigo, y creyendo que David se dedica, al igual que él a la caza mayor que le hable de ese tema.
Durante la cena, Applegate trata, en efecto, de sacar temas de caza, pero David ni le escucha. No aparta su vista de George, y cada vez que se mueve lo sigue.
De pronto, y mientras cenan, se escucha el rugido del leopardo, asegurando Applegate que es el de un león, asegurando ser una autoridad en voces de animales, cuando David le lleva la contraria diciendo que se trata de un leopardo.
Fuera, Gogarty, el jardinero, no entiende que echen la culpa al perro de los agujeros que hacen ellos, y eso le sirve de excusa para ir a la cuadra, donde esconde una botella de vino, dejando la puerta abierta al ignorar que dentro está el leopardo, que escapa, mientras Applegate trata de mostrar sus habilidades, imitando el rugido del leopardo, que se solapa con el efectuado por Baby.
Gogarty no entiende que esa gente tan elegante esté imitando animales mientras cena, nueva excusa para volver a beber, señalando que si sigue así acabará viendo cosas extrañas, apareciendo justo en ese momento junto a él, Baby, por lo que corre a la cocina pidiéndole a Hannah, su mujer un rifle, provocando que tire la bandeja.
El estruendo llama la atención de todos, que corren a la cocina, contando Gogarty que fuera hay un gato enorme.
Susan se da cuenta de que Baby se escapó y pide ayuda a David para devolverlo a la jaula, aunque este se niega, pues solo quiere vigilar a George, amenazándolo ella con decir que es David Huxley, consiguiendo así su colaboración.
Él propone llamar al zoo para que vayan a capturar al animal, y mientras él hace la llamada, Susan trata de aparentar normalidad en el comedor, llegando entonces un telegrama de Mark, al que Elizabeth no ve sentido, pues le pregunta si está contenta con Baby, comentando que, sin embargo no le dice nada del leopardo que le prometió.
Al enterarse de que era un regalo para su tía Susan sale corriendo para decir a David que no llame al zoo, aunque, como ya lo hizo, debe llamar de nuevo para anular la orden del zoo, aunque dicen que ya salieron para cazarlo.
Salen por ello para tratar de encontrarlo ellos antes.
También salen a pasear Horace y la tía Elizabeth, volviendo él a hacer su imitación del rugido del leopardo, al que contesta Baby, aunque Horace cree que fue Elizabeth y le dice que ha hecho perfecta la llamada del amor antes de descubrir a Baby, decidiendo en ese momento llevarse a Elizabeth adentro sin decirle nada para no asustarla.
Al escuchar los ladridos de George, David y Susan tratan de encontrarlo, lanzando sin darse cuenta David a la cara de Susan las ramas, que al tratar de esquivarlas acaba atrapada en una hiedra venenosa, burlándose David de ella, aunque un momento después David rueda por un pequeño terraplén, siendo ahora Susan la que se burla de él, perdiendo entonces también ella el equilibrio, para caer, atrapando con el cazamariposas que llevaba, la cabeza de David, riendo mucho más.
Escuchan entonces el rugido de Baby, que está peleándose con George al otro lado del arroyo, por lo que deciden ir a buscarlos atravesándolo, asegurando ella que apenas cubre, para acabar descubriendo, demasiado tarde que les cubre por completo.
Deben secarse haciendo una pequeña fogata, quemando Susan los calcetines de David.
Él le dice que si hubiera planeado cómo quedarse ella con el millón que él necesita para su museo no le habría salido mejor, pues lo ha hecho pasar por loco.
Ella le cuenta que, además esa noche va el señor Peabody, concluyendo él, ya resignado, que ese será el fin de todo, pues dirá quién es y se acordará de la pedrada.
Empiezan a escuchar entonces música procedente del circo de Westlake
En este, el director ordena que se lleven al leopardo a una cámara de gas en Bridgeport, tras atacar al domador, recordando que en verano ya despedazó a otro hombre.
Camino de Bridgeport, el camión que lleva al leopardo del zoo se detiene para mirar el cartel con la dirección, justo frente a David y Susan, que pensándose que son los empleados del zoo, que capturaron a Baby deciden liberarlo.
David distrae a los hombres mientras ella abre la puerta y trata de ponerle un lazo, pero el leopardo ruge y se escapa, por lo que, de nuevo, deben seguirlo.
Escuchan entonces disparos y corren hacia el comandante al que piden que no dispare, pues se trata de un leopardo manso.
Por ello, cuando Gogarty y Applegate dan con el tigre del circo, tratan de atarlo, al creerlo inofensivo, aunque este no para de rugirles, por lo que se asustan y salen corriendo,
Entretanto David y Susan buscan por otro lado, cayendo de nuevo debido al terreno, rompiéndose las gafas de él y ella su tacón, bromeando al andar coja.
Pero David le pide que vuelva a casa, mostrándose Susan triste y llorosa, volviendo a caer al tropezar con una rama, debiendo él consolarla.
Le pregunta si se ha hecho daño, aunque ella le dice que llora porque él no la quiere y trata de librarse de ella, aunque lo entiende, porque lo hace todo con las mejores intenciones, pero todo le sale mal y él, pese a todo, es amable con ella, juntándose tanto mientras hablan, que están a punto de besarse, aceptando David que siga con él.
Encuentran finalmente a Baby en el tejado de un vecino y tratan de atraerlo cantándole la canción que le gusta, haciéndole los coros George y el propio leopardo, hasta que se abre la ventana de la casa, asomando el profesor Lehman y luego su mujer, y, cuando les dice que hay un leopardo en su tejado creen que está chiflada.
Lehman baja por ello, asustando al leopardo, por lo que no puede verlo, y la hace entrar en su casa cuando la escucha decir que hay un millón de dólares en juego.
Avisan al comisario Slocum, que al llegar ve a David curioseando por la ventana de los Lehman, por lo que le detiene.
Poco después están cada uno de ellos en una celda y Slocum llama a la Sra. Random, que le confirma que tiene una sobrina, aunque, le asegura que está durmiendo, por lo que se niega a ir a la cárcel para identificarla.
Slocum decide interrogarles, contando Susan que estaban buscando un leopardo, aunque el comisario asegura que no hay ningún leopardo en todo Connecticut.
Mientras trata de aclarar el asunto David sale de la celda, pues la puerta estaba abierta y trata de explicarse, llevando al comisario hasta la celda para hablar, y solo entonces este se da cuenta de la situación y sale llamando a su ayudante para que la cierre.
Entretanto, dos agentes llegan con Gogarty, el jardinero, al que sorprendieron frente a la carnicería en el coche robado de Lehman cuando iba a devolverlo.
Gogarty cuenta que trabaja para la tía de Susan, pero Slocum no quiere volver a oír hablar de la tía, que llega entonces a la prisión con Applegate, que lleva su rifle.
La señora Random exige que liberen a su sobrina, aunque el comisario asegura que ella no es la señora Random, pues él habló con ella por teléfono 10 minutos antes.
Cuando Applegate dice que en efecto habló con ella, pues estaban juntos, Slocum repara en él y en su rifle, preguntándole por qué lo lleva, contando él que estaba cazando leopardos, por lo que hace que los detengan también.
Llama de nuevo a casa de la señora Random para asegurarse de que la "bruja" que tienen allí no es ella, asegurando Hannah que la señora Random está descansando.
Lehman asegura que han capturado a una banda de gente peligrosa, tratando Slocum de conseguir su confesión
Interroga primero a David, que, al ver que no creen que buscaban a un leopardo, y que esperan que confiese que forma parte de la banda que está tras todos los robos de la región, se burla diciendo que lo es y que sus socios son Mickey Mouse y el Pato Donald.
Viendo la imposibilidad de que escuchen la verdad, Susan cambia de estrategia y comienza a hablar como si fuera de los bajos fondos, como si hasta ese momento hubiera estado fingiendo ser una dama, diciendo que en su banda la llaman Susie Cerraduras y asegura que hablará si le abren, diciéndoles cuando le abren que el señor Bone es en realidad conocido en la banda como Jerry el Tenazas.
La llevan afuera para que hable, pidiéndoles que le den un cigarrillo y que abran un poco, pues hace demasiado calor.
El policía le pregunta por las joyas, y ella, sentada en la ventana abierta dice que la banda está esperando a que la cosa se enfríe y le cuenta que son la banda del Leopardo, y que Horace Applegate es Cara de Niño.
Les parece todo tan asombroso que se distraen, lo que ella aprovecha para escapar, robando para ello de nuevo el coche de Lehman.
Mientras algunos policías la persiguen, llegan a comisaría Alexander Peabody que pregunta por la señora Random y Alice Swallow, que busca a su novio, David Huxley, diciéndoles el comisario dice que allí solo tienen a una vieja cotorra que dice llamarse Random y al señor Hueso.
Pero Lehman reconoce a Peabody, pues testificó para él en un caso, y, temiendo haberse equivocado y que el caso pueda afectarle en las elecciones, entra para identificar a la señora Random y a los demás, mientras Alice habla con David, asegurando que ese es el último lugar donde esperaba encontrarle.
Le abren también a él, preguntándole Peabody qué pretendía arrojándole piedras la noche anterior, lo que asombra más a la señora Random que pregunta si David es el joven del que trataba de convencerla para que le donara un millón, diciéndolo Peabody, que en efecto es él, pero que ha cambiado de opinión, preguntándose Alice que hizo.
Llegan entonces a comisaría también los dos hombres que transportaban al leopardo del circo para denunciar su desaparición, sin darse cuenta de que, tras ellos, entran también Baby y George.
Cuando entran los transportistas, el comisario les dice, bromeando, que seguro que buscan un leopardo, y, cuando estos, asombrados de que lo sepa, le dicen que sí, él se enfada asegurando de nuevo que no hay leopardos en Connecticut, hasta que de pronto repara en Baby, subido en una mesa.
Todos corren a encerrarse en las celdas, hasta que David les dice que no tienen de qué preocuparse, pues es Baby, un leopardo manso y se acerca a él y lo acaricia ante el asombro de todos, preguntando la señora Random si es ese su leopardo.
Entonces el hombre que iba a poner la denuncia dice que ese no es su leopardo, diciendo David que sí lo es y por eso lo sacaron de su camión, indicando el hombre que al suyo no se acercaría ni con un palo de 3 metros, pues es una fiera peligrosa, pues pertenecía al circo y despedazó a un hombre.
Al escucharlo, David se asusta y dice que Susan estará en peligro e indefensa sin él.
No es así. Susan llega en ese momento de regreso a comisaría llevando atado con una cuerda al que ella cree que es Baby, al que lleva a rastras y que no para de rugir, aunque ella cree que solo quiere jugar.
Y cuando entra y lo ven, todos vuelven a encerrarse en los calabozos, asustados, mientras ella muestra al animal como un trofeo, hasta que David le muestra a Baby, que también corre, junto con George hasta la celda, asustando aún más a los encerrados.
Susan, asustada, suelta la cuerda, mostrándose el leopardo muy agresivo, ante lo que David, tratando de salvar a Susan, coge, como si fuera un domador una silla, que blande frente a la fiera mientras le pide a Susan que escape, aunque ella le dice que no lo hará, pues le quiere, consiguiendo David conducir al leopardo hasta una de las celdas vacías, donde le encierra.
Agradecida y enamorada, Susan le dice que es un héroe y le ha salvado la vida, asegurando no haber visto nunca a nadie con tanta sangre fría, aunque justo en ese momento David acaba perdiendo el conocimiento y cae desmayado en sus brazos.
Unos días más tarde, y de nuevo en el museo, Alice le dice a David que se alegra de haberle conocido bien antes de casarse y que se mostrara como un veleta.
Cuando ella se marcha llega corriendo Susan que parece muy contenta, aunque al verla, él trepa asustado al andamio mientras ella le muestra orgullosa, como un trofeo, la clavícula intercostal del brontosaurio que encontró después de seguir a George durante tres días.
Él le pide que lo deje sobre la mesa y se marche, pero ella, en vez de ello sube corriendo por unas escaleras que hay al otro lado del dinosaurio, preguntándole por qué se subió arriba al llegar ella, diciéndole que porque le tiene miedo, diciendo ella que no debe tenérselo, y que todo se arreglará, diciéndole él que cada vez que ella dice eso ocurre algo malo y vuelve a pedirle que baje las escaleras con cuidado, pues ya le costó al museo un millón de dólares, diciéndole ella que no es así, pues su tía le dio el millón a ella y ella se lo dará al museo.
Él le dice que todos se pondrán muy contentos, aunque él no parece estarlo.
Ella, compungida al ver su actitud le dice que lo ha estropeado todo, pero que todo lo que hizo fue para tenerlo más cerca de ella.
Él le dice entonces que debería darle las gracias, pues acaba de descubrir que aquel fue el día más feliz de su vida y que nunca lo pasó mejor.
Ella le dice que eso significa que la ama un poquito, diciendo él que en realidad significa que la ama mucho, haciendo que ella se emocione y comience a balancear la escalera, diciéndole que ella también le quiere, y le pide que deje de balancearse, haciéndole ver él que es ella quien se balancea.
Cuando se da cuenta se asusta, y él le pide que tenga cuidado, pues lleva 4 años trabajando en el brontosaurio, al que ella salta para no caer, provocando que el gigante se desmorone, consiguiendo David salvarla a ella de la caída sujetándola por el brazo, consiguiendo finalmente subirla al andamio junto a él, y se abrazan felices.