Incendies
Incendies (2010) * Canadá / Francia
También conocida como:
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"La mujer que cantaba" (México)
Duración: 131 min.
Música: Grégoire Hetzel
Fotografía: André Turpin
Guion: Denis Villeneuve, Valérie Beaugrand-Champagne (Obra: Wajdi Mouawad)
Dirección: Denis Villeneuve
Intérpretes: Lubna Azabal (Nawal Marwan), Mélissa Désormeaux-Poulin (Jeanne Marwan / "Janaan"), Maxim Gaudette (Simon Marwan / "Sarwan"), Rémy Girard (Jean Lebel), Abdelghafour Elaaziz (Abou Tarek / "Nihad de Mai" / Nihad Harmanni), Allen Altman (Maddad), Mohamed Majd (Wallat Chamseddine), Nabil Sawalha (Fahim).
Un grupo de niños de un orfanato de Medio Oriente son vigilados por soldados armados que los rapan.
Muy lejos de allí, en Canadá, Jean Lebel, un notario recibe a los hermanos Jeanne y Simon Marwan, hijos de Nawal, recién fallecida y que fue su ayudante durante años.
Los gemelos
Lebel les lee el testamento de su madre, como notario y como albacea y les recuerda que más que una empleada era una más de la familia, como lo son ellos.
En su testamente divide sus bienes entre los dos gemelos equitativamente, pero pide que se le entierre sin féretro, desnuda, y de cara contra el suelo, a espaldas del mundo sin lápida ni epitafio por no haber cumplido sus promesas.
Luego, Lebel entrega a Jeanne un sobre que indica, debe entregar su padre, aunque para ello debe encontrarlo antes.
Entrega otro a Simon para su hermano al que debe encontrar también.
Cuando los entreguen, Lebel les dará una carta y solo entonces se podrá colocar una lápida sobre su tumba con su nombre.
Jeanne dice que no tienen ningún hermano y creían que su padre había muerto, y Simon le dice enfadado que a su madre le gustaba trabajar como secretaria para él, pero su trabajo como madre era otra cosa y él quiere enterrarla de forma normal.
Le dice luego a Jeanne que de pronto tienen una gran familia y piensa que su madre estaba loca y que le harán un entierro normal.
El profesor, Niv Cohen, del que Jeanne es ayudante, le dice que puede convertirse en una gran matemática gracias a su intuición, pero que en la vida necesita ayuda, y debe averiguar qué pasó o jamás hallará la paz y por ello debe realizar el viaje tras haberse enterado de pronto de que su padre está vivo y que tiene otro hermano.
Se plantean cuál será el mejor punto de partida y ella recuerda que le dijeron que su padre murió en la guerra en Daresh y que su madre es de un pueblo llamado Der Om en Fuad y estudió francés en la Universidad de Daresh.
Niv le indica que debe visitar a Sa'íd Haidar, un colega y amigo que da clases en Daresh.
En casa rebusca por los cajones y encuentra un sobre con la foto de su madre de joven.
Se recuerda nadando frente a una piscina ahora helada y que cuando salió de esta vio a su madre ida y sin contestarle cuando ella le preguntaba si estaba bien y la llevó al hospital.
Nawal
Cuando era joven, Nawal trató de huir con el joven Wahab, pero los descubrieron Bassem y Nicolas, hermanos de ella que le dispararon a él tras insultarlo al llamarlo hijo de refugiados, y le aseguran que irán a los campamentos y acabarán con todos.
Y, tras acabar con él, Bassem se dispone a hacer lo mismo con su hermana, aunque lo aparte Nicolas, que dice que es cosa suya y apunta a su cabeza y la acusa de haber mancillado el honor de su familia, aunque entonces aparece su abuela y lo impide, aunque también ella acusa a Nawal de haberlos humillado y mancillado, y ella le confiesa que está embarazada.
La abuela dice que debería matarla, pero acaba abrazándola mientras se pregunta qué va a hacer con ella.
Mientras reza el rosario fuera, la anciana escucha los gritos de Nawal, encerrada.
La abuela le asegura luego que la ayudará cuando dé a luz, pero que allí ya no tiene nada que hacer y quiere que se vaya a la ciudad, a casa de su tío Charbel y allí estudiará y aprenderá a leer y a pensar para salir de esa miseria y le obliga a prometerle que irá a la escuela, como condición para ayudarla.
Algún tiempo después, Nawal da a luz y una mujer se lleva a su hijo, aunque antes ella le promete que lo encontrará algún día.
Daresh
Jeanne llega a la populosa ciudad y se dirige a la universidad para hablar con Sa'íd Haidar, que le dice que recibió el mensaje de Niv Cohen, pero no puede ayudarla, porque en aquella época él daba clases de Historia de las Matemáticas en París
Decepcionada, acude a la secretaría de la universidad con la fotografía de su madre y pregunta si puede haber alguien que la conociera cuando estudió allí, 35 años antes.
Hablan con un profesor que dice que le suena porque debió trabajar en el periódico universitario, y este habla con otro profesor que le indica que la fotografía está tomada en Kfar Ryat, una cárcel del sur por unas letras que aparecen en ella.
Cuando estaba en la universidad, Nawal era activista y se oponía al partido nacionalista, partidario de la expulsión de los refugiados.
Estos, refugiados en el sur tenían armas y les apoyaba gran parte de la población musulmana, pero ellas, aunque son cristianas, son favorables a la paz, tal como cuentan a una periodista, aunque mientras hablan con ella llega la noticia de que los nacionalistas cerraron la universidad y ven pasar los tanques por la calle, asustados.
Su tío le pide que se quede allí, pues van a comenzar los disturbios, y además escuchan en la radio que están atacando la universidad como respuesta al ataque a algunos pueblos cristianos del sur.
Su tío les dice que se irán a la montaña hasta que las cosas se calmen, con el resto de la familia, pues la escuela también se cerrará.
Nawal le dice a su prima Rafqa que irá más adelante, pues quiere encontrar con vida a su hijo antes de que estalle el conflicto y sabe que solo hay dos orfanatos en la zona.
El paso hacia el sur está restringido y debe pasar un control donde dice que va a reunirse con su marido, con lo que consigue que le permitan el paso a través de un puente que separa las dos zonas, y donde una enorme cantidad de personas trata de hacer el camino contrario, y ve mientras avanza numerosos vehículos evacuando la zona.
Consigue que la cojan en un camión y llega a su pueblo natal, y, al llegar a la casa de su abuela recuerda a Wahab, muerto allí.
Va al primer orfanato, que ahora es solo de niñas, pues tres años antes se llevaron a los niños a Kfar Khut, aunque le cuentan que fue atacado el día anterior, por lo que debería irse con ellas, que están desalojando el suyo, aunque ella continúa su camino.
Al llegar a Kfar Khut lo encuentra, en efecto destruido y un hombre le dice que los campesinos musulmanes huyeron hacia el campamento de Deressa por temor a las represalias y probablemente se llevaron a los niños.
Para continuar su camino se quita del cuello la cruz y se pone un pañuelo.
Sube a un autobús lleno de musulmanes donde despierta poco después ante un control.
Ve entonces cómo uno de los soldados dispara al conductor y comienzan a disparar indiscriminadamente hacia el interior del autobús.
Ella se lanza al suelo y consigue, con unos pocos más, sobrevivir, aunque ve cómo los soldados suben al techo del autobús y lo rocían con gasolina, por lo que decide bajar y grita, mostrando su cruz, que es cristiana y se lleva con ella a una niña también superviviente y dice que es su hija arrancándosela a la madre, que sabe que va a morir.
Los soldados disparan contra el autobús y luego lo incendian.
La niña, corre hacia el vehículo tratando de volver con su madre, pero recibe un disparo.
Jeanne viaja, también en autobús por la misma ruta que años atrás recorrió su madre.
El sur
Llega hasta la casa donde nació su madre y donde asesinaron a Wahab. Allí todo está destruido, pero muy tranquilo.
Muestra la fotografía de su madre y un niño la lleva hasta una casa donde hay un grupo de mujeres donde una de ellas habla francés y pregunta por Wahab y muestra una fotografía de su madre, y, aunque en principio le dicen que no la conocen, otra mujer le dice que sí la conocen, pero que es una vergüenza.
Le cuentan que la familia fue golpeada por la vergüenza y llegó la guerra.
Le dicen que no conocen a Wahab pero que si es hija de Nawal no es bienvenida.
Deressa
Desolada tras lo ocurrido en el autobús, Nawal continúa caminando entre pueblos semidestruidos y escuchando los bombardeos.
Llegó a Deressa después de la matanza ocurrida en su campamento. Todo estaba en llamas y buscó a su hijo entre charcos de sangre.
Odiaba a los nacionalistas, aunque no es lo que escribía en el periódico de su tío Charbel, y ella dice que la vida le enseñó a pensar de otra manera.
Quiere enseñar a su enemigo lo que le enseñó la vida.
Consiguió trabajo para dar clases de francés al hijo de un líder político nacionalista que quería que su hijo hablara varios idiomas.
Debía para ello pasar cada día por varios controles de militares.
Un día, aprovechando esa inmunidad salió de la clase y se dirigió al jardín con un arma que había ocultado en su cartera y con la que acabó con el hombre que la contrató.
Detenida de inmediato, le raparon el pelo y la encerraron en una celda minúscula.
Kfar Ryat
Jeanne visita los restos de la prisión y le cuentan que fue denunciada en varios informes de Amnistía Internacional y le muestran el infierno que era, y donde había encarcelados 600 prisioneros políticos.
Pregunta si conocen alguien que trabajara allí en aquella época y la envían a un colegio donde trabaja Fahim Harssa como portero.
Pero cuando le muestra la fotografía de Nawal lo ve reacio a responder hasta que le explica que se trata de su madre.
Le dice entonces que la conoce, que es "la Mujer que Canta", la número 72, que estuvo en prisión 15 años por asesinar al jefe de las milicias de la derecha cristiana.
Él la vigiló durante 13 años, en que le hicieron todo para doblegarla, pese a lo cual siguió en pie y los miraba impasible.
Pero entonces enviaron a Abu Tarek, y en ese momento le dice que a veces es mejor no saberlo todo, aunque Jeanne le asegura que lo soportará.
Les dice que Abu Tarek era un especialista en torturas que la violó una y otra vez para doblegarla y tratar de conseguir que dejara de cantar.
Debido a ello quedó embarazada y esperaron a que diera a luz para dejarla marchar.
Jeanne pregunta por su hijo y le cuenta que en ocasiones iba un médico cuyo paradero ignora, pero sí conoce a la enfermera que vive en Daresh.
Le cuenta, luego, destrozada, todo a su hermano.
La Mujer que Canta
Nawal camina a toda velocidad en su estrecha celda para mantenerse en forma.
Al escuchar los gritos de otras mujeres torturadas decide cantar para tratar de ignorarlos.
A Simon le piden que investiguen el pasado de su madre para encontrar a su hermano y Lebel le dice que viajará con él, para buscar a su hermana y regresar con ella.
Lebel recuerda el momento en que Nawal le entregó los sobres con sus últimos deseos, desde la cama del hospital.
Sarwan Janaan
Nawal cantaba incluso cuando se la llevaban para ser torturada.
Recuerda que tras violarla, Abu Tarek, la animaba a volver a cantar.
Se quedó así embarazada y se golpeaba la tripa tratando de abortar, pese a lo cual tuvo dos gemelos, que tuvo esposada a la cama.
Ordenaron tirarlos al río, pero la enfermera decidió hacerse cargo de ellos y pidió al hombre encargado de asesinarlos que dijera que lo había hecho.
Al llegar al país, Lebel contacta con un colega del país, el notario Maddad.
Simon solo desea encontrar a Jeanne y rechaza las investigaciones del otro notario.
Pero Jeanne quiere seguir investigando. Quiere ir a ver a la enfermera que ayudó a su madre y recuerda a Simon que esa era su obligación según los últimos deseos de esta, pero que si no desea hacerlo por su madre que lo haga por ella.
Acuden a un hospital donde está convaleciente la enfermera.
Cuando le preguntan por Nawal, al verlos, la mujer dice el nombre de ambos, Sarwan - Simon - y Janaan - Jeanne -, y les cuenta que ella se los llevó cuando nacieron y se los devolvió a Nawal cuando salió de prisión.
Los hermanos se desfogan nadando en la piscina y luego se abrazan.
Nihad
Varios niños corretean por las calles desoladas de la ciudad, escondiéndose cada pocos metros para evitar ser alcanzados por los disparos de los francotiradores.
Pese a ello, el francotirador abate a uno de ellos.
Maddad le dice a Lebel que es un honor que conociera a Nawal, pero este le cuenta que, aunque trabajó 18 años con él se ha dado cuenta de que en realidad no la conocía.
Maddad les dice que investigó para dar con el rastro de su hermano y su padre, aunque no lograron encontrar el acta de defunción de este, Abu Tarek, y no saben si murió o se fue del país, que es lo que hicieron la mayoría de ellos.
Respecto de su hermano, su madre era de Derm Om y entregó el niño a una comadrona llamada Elham que lo dejó en el orfanato de Kfar Khout en mayo de 1970, según pudo averiguar gracias a los archivos de las hermanas de la Caridad, que lo registraron con el nombre de Nihad de Mai, por el mes en que llegó.
En aquel tiempo no hubo adopciones porque era el comienzo de la guerra.
El orfanato fue destruido y se perdió su rastro.
Simon dice que probablemente los dos murieran, por lo que deben proceder a abrir los sobres para finalizar, aunque Lebel le dice que no lo permitirá y que les queda una pista. Hablarán con el señor de la guerra que destruyó el orfanato, Wallat Chamseddine, aunque será él quien les encontrará a ellos.
Irán para ello al campamento de refugiados de Deressa y tomarán té en cualquier lugar del campamento con la persona que le invite y dirá que es el hijo de la Mujer que Canta y que busca a Nihad de Mai.
Llegan a Deressa Simon y Lebel con un acompañante hasta que un hombre reconoce al taxista y los invita a tomar el té.
Allí Simon explica lo que le pidieron.
Van posteriormente a buscarlo al hotel dos hombres que piden que les acompañe.
Cuando salió de prisión, unos hombres dijeron a Nawal que les había ayudado mucho y ahora le iban a ayudar a ella. Le encontrarán casa y trabajo y tendrá una vida mejor, pues tiene muchos contactos en América, a donde debe irse con sus hijos.
Ella dice que no pueden pedirle eso, aunque le indican que debe hacerlo.
Chamseddine
Con los ojos vendados, Simon espera en una habitación a la que llegan varias personas.
Pregunta a Chamseddine si conoció a su madre, y el hombre, le responde que su madre trabajó para él y le pregunta en qué le puede ayudar.
Dice que busca a Nihad de Mai, que es su hermano y su madre le pidió que lo buscara.
Hacen salir a varios de los soldados y le permiten quitarse la venda de los ojos.
Chamseddine le cuenta entonces que atacaron a los cristianos de Kfar Khout en respuesta a las agresiones a los refugiados, pero perdonó la vida a los niños y se los llevaron y Nihad era uno de ellos y los entrenaron para que lucharan con ellos.
Nihad tenía un don especial y se convirtió rápidamente en un temible tirador, pero quería encontrar a su madre y la buscó durante meses.
Se convirtió en un loco de la guerra y un día le pidió convertirse en mártir para que su madre viera su foto en todas las paredes del país, a lo que él se negó.
Volvió a Daresh y se convirtió en el francotirador más letal de la zona. Una máquina de matar que disparaba a todo el mundo
Cuando llegó la invasión enemiga lo capturaron pese a acabar con 7 tiradores.
Pero no lo mataron. Lo entrenaron y lo enviaron a la prisión de Kfar Ryat como torturador, aunque no trabajó con Abu Tarek, su padre.
Cuando regresa, habla con su hermana, a la que le pregunta si uno más uno puede ser uno. Y ella lanza un suspiro de horror al entenderlo.
Un día, mientras nadaba, Nawal se fijó en los pies de un hombre. Salió del agua y se acercó al hombre, aunque sin decir nada, para dejarse caer luego en su silla desolada.
Jeanne llora desconsolada junto a Simon tras comprender que su madre les mandó a buscar a cada uno de ellos a una persona que era la misma.
Les explican que cuando se convirtió en torturador, su hermano cambió de nombre y así, Nihad de Mai se convirtió en Abu Tarek, que ahora vive en Canadá con una nueva
identidad, como Nihad Harmanni y trabaja limpiando autobuses en una terminal.
Un día, al salir de esta le abordan Jeanne y Simon y le entregan un sobre.
Harmanni lee la carta escrita por su madre, que le dice que le ha reconocido aunque él a ella no. Le dice entonces que es la número 72 y que la carta que está leyendo se la entregarán los hijos de ambos, a los que no reconocerá porque son hermosos.
Sale para ver si están allí, pero ya no los ve.
Le dice que por medio de ellos quiere decirle que sigue vivo, pero que pronto callará, porque todos callan ante la verdad, y firma como la Puta 72.
Ya dentro de casa, abre el sobre dirigido al hijo, no al torturador y le asegura que ocurra lo que ocurra siempre le querrá, pues es la promesa que le hizo cuando nació.
Que le buscó durante toda su vida y lo encontró, aunque él no podía reconocerla. Pero ella vio su tatuaje del talón derecho y le pareció hermoso y le envía toda la ternura del mundo.
Le asegura que él nació del amor y por tanto sus hermanos también y que no hay nada más hermoso que estar juntos y firma como su madre.
Tras entregar los sobres, y con el silencio roto, se les entrega una carta a los dos gemelos y se podrá colocar una lápida con su nombre grabado a Nawal.
Lebel les entrega la carta en que su madre les dice que si su historia comienza con su nacimiento, se inicia en medio del horror, pero si se inicia con el nacimiento de su padre, comienza con una gran historia de amor.
Pero ella cree que su historia comienza con una promesa. La de romper el hilo de la ira, y gracias a ellos, el hilo se ha roto y puede mecerlos y les dice también a ellos, como antes hizo con Nihad, que no hay nada más hermoso que estar juntos.
Nihad acude ante la tumba de su madre.