Ida
Ida (2013) * Polonia / Dinamarca
Duración: 80 min.
Música: Kristian Selin Eidnes Andersen
Fotografía: Lukasz Zal y Ryszard Lenczewski
Guion: Pawel Pawlikowski y Rebecca Lenkiewicz
Dirección: Pawel Pawlikowski
Intérpretes: Agata Trzebuchowska (Hermana Anna / Ida), Agata Kulesza (Wanda Gruz), Dawid Ogrodnik (Lis), Adam Szyszkowski (Feliks Skiba), Jerzy Trela como (Szymon Skiba), Halina Skoczynska (Madre Superiora), Joanna Kulig (Cantante).
Polonia. Principios de los años 60.
Una joven novicia retoca la pintura de una talla del Sagrado Corazón que luego junto con varias compañeras traslada hasta el patio del convento, donde la colocan en su pedestal de nuevo.
La madre superiora se reúne con la joven novicia, Anna, y le informa de que antes de tomar los votos debe visitar al único familiar vivo que tiene, su tía Wanda Gruz, que nunca quiso ocuparse de ella cuando se lo pidieron, ya que se crió en un orfelinato, aunque, dado que es su único pariente vivo creen que debe verla.
Anna se muestra reticente a la visita, pero la Superiora le insiste en que debe hacerlo pese a que no le apetezca, debiendo permanecer con ella durante el tiempo que sea preciso.
Tras preparar su maleta con la ayuda de otras dos novicias, parte hacia la ciudad, que observa con curiosidad desde la ventanilla del tranvía.
Una vez con ella, su tía le pregunta si no le explicaron a qué se dedicaba, respondiendo ella que no, para a continuación preguntarle ella por qué no la recogió cuando estaba en el orfanato, respondiéndole su tía que entonces no podía ni quería.
Le explica tras ello que son de origen judío y que su verdadero nombre no es Anna, sino Ida Lebenstein, mostrándole tras ello las fotografías que posee de su madre, en las que aparece ella de bebé.
Tras ello su tía se marchará al juzgado en que ejerce su trabajo como jueza.
A su regreso sigue mostrándole fotos, entre ellas las de Roza, su madre, vestida de novia, haciéndole ver el notable parecido existente entre ambas, y contándole que era una artista que hacía muchas cosas con trozos de vidrio o trapos.
Le muestra también fotos de su padre, que le dice era muy primitivo y poco interesante por cuya culpa su madre acabó en Pieska pese a que ellos eran de Lublin.
Ida muestra su deseo de visitar las tumbas de sus padres, contándole su tía que no existen dichas tumbas, ni, en realidad la de ningún judío de la localidad, pese a lo cual decide acompañarla, llevándola en su coche.
Durante el viaje Wanda le pregunta si tiene pensamientos pecaminosos, respondiéndole ella que sí, aunque no de tipo carnal, ante lo que su tía le dice que debería tenerlos para valorar con conocimiento de causa si de verdad merece la pena el tomar los votos.
Una vez en la población, Wanda la lleva hasta una casa de las afueras, la que fue la de su familia, donde preguntan a la dueña si sabe quién vivía allí antes de la guerra, a lo que aquella responde que no, impidiéndoles la entrada y emplazándolas para esa tarde, cuando estará de regreso su marido.
Mientras esperan a la tarde, Ida va a la iglesia de la localidad mientras su tía se toma unas copas en la cafetería, preguntándoles a varios de los vecinos si conocían a los Lebenstein, aunque ninguno parece recordarlos.
Por la tarde vuelven a la que fue la casa familiar, aunque el dueño, Feliks Skiba, afirma que allí nunca vivieron judíos.
Wanda le hace ver que sabe que miente, pues está al tanto de que el padre de Feliks, Szymon, ayudó a su familia a ocultarse en el bosque, asegurándoles él que nunca los delató, preguntándole ella cómo murieron aunque Feliks se niega a contarles más pese a que Wanda lo interroga sin permitirle que se evada fácilmente.
Ida entretanto acude al establo donde observa la vidriera que realizó su madre para que las vacas estuvieran contentas.
Cuando se marchan Wanda se sale de la carretera debido a lo que bebió, debiendo sacar su coche con la ayuda de dos caballos, siendo encerrada por el policía por conducir borracha pese a que ella le dice que tiene inmunidad como juez que es.
El propio policía acogerá esa noche a Ida, que aprovecha para preguntarle si conoció a los Lebenstein, lo que este niega.
Y al día siguiente, tal como ella había predicho, la dejan en libertad y le piden perdón. De nuevo en el coche, Wanda le cuenta que fue fiscal del estado a principios de los años 50 en grandes juicios públicos en los que condenaban a "enemigos del pueblo", siendo conocida entonces como Wanda "la Roja".
Tratan tras ello de encontrar a Szymon Skiba para interrogarlo sobre la muerte de sus padres y el lugar en que los enterraron.
En el camino recogen a Lis, un joven que hace auto-stop y que, como ellas va a Szydlow, y que les cuenta que es músico y que va a actuar en un concierto en la fiesta por el aniversario de la ciudad, invitándolas a que acudan a escucharlo.
Una vez allí se alojan en el hotel Swit, donde actuará el muchacho, al que escuchan ensayar su repertorio de canciones ligeras mientras toman café, consiguiendo allí mismo información sobre el domicilio de Szymon, aunque cuando acuden a su casa una vecina les informa de que está hospitalizado.
En la habitación Wanda trata de animar a su sobrina para que se ponga un vestido de seglar y que la acompañe a la fiesta, aunque ella se niega a ir, por lo que Wanda aprovechará la noche para bailar al son de la orquesta y coquetear con varios hombres mientras Ida lee en su cuarto.
Cuando Wanda regresa borracha a la habitación Ida le dice que creía que estaban allí para conseguir información sobre sus padres, diciéndole su tía que eso van a hacer, tras lo que le dice que quería mucho a su hermana Roza y que se la recuerda mucho, y no desea que malgaste su vida, aunque al ver su rechazo le señala que aunque es una puta y ella una santa, Jesús adoraba a la gente como ella, que es como María Magdalena, tras lo que trata de cogerle la Biblia, provocando el enfado de Ida que sale de la habitación, bajando hasta el salón, donde, terminada la fiesta, los músicos tocan una pieza de jazz.
Luego ella y Lis salen fuera, preguntándole ella por la canción que tocaban, contándole él que una de John Coltrane.
Él le dice que su tía y ella son una pareja muy rara, contándole ella que se conocen desde solo dos días antes, pues, aunque es de un pueblo cercano, se crió en un convento, acabándose de enterar de que es judía, a lo que él le dice que tiene algo de gitano.
Le cuenta tras ello que han ido hasta allí para buscar a un hombre que conoció a sus padres y que esperan les informe de dónde los enterraron.
Regresa tras ello a la habitación donde su tía ya duerme.
Al día siguiente regresan a casa de Szymon, aunque tampoco está, por lo que optan por ir hasta el hospital en que está ingresado, consiguiendo encontrarlo allí finalmente.
Ida le pregunta si conoció a los Lebenstein, confundiéndola el anciano con Roza, tras lo que les cuenta que él los escondió en el bosque y les daba de comer.
Wanda le dice entonces que tras ello los mató, preguntándolo cómo lo hizo, y si fue con un hacha, tras lo que le pregunta si estaba muy asustado el chico, no obteniendo ya ninguna otra respuesta.
Ya fuera Wanda le cuenta a Ida que dejó a su hijo, al que apenas conocía con Roza mientras ella se iba a luchar, tras lo que llora sobre el hombro de su sobrina, que después la arropa en la cama y la observa mientras duerme.
Llaman entonces a la puerta, observando Ida al abrir que es Feliks, el hijo de Szymon, que pide que dejen morir en paz a su padre, pues nadie puede demostrar nada ni pueden ya volver atrás, proponiéndole a Ida un trato: si renuncian a sus derechos sobre la casa él les enseñará donde están enterrados sus padres y les dejará en paz, despidiéndose hasta el día siguiente.
Baja luego hasta el salón donde la orquesta actúa y canta sus canciones ligeras para la gente que baila.
Durante un descanso Lis habla fuera con ella de nuevo, preguntándole si encontraron al hombre, a lo que ella le responde afirmativamente, preguntándole él tras ello si volverá al convento, respondiendo ella que lo hará y que estará en él para siempre, pues tomará sus votos la semana siguiente.
Lis dice que él aspira a evitar el servicio militar, y de broma, los votos, antes de decirle que es muy guapa aunque ella no parezca consciente del efecto que causa.
Poco después y ya en la habitación ella se suelta el pelo y se observa en el espejo.
Al día siguiente se despide el chico, que la besa, antes de subir al coche de su tía y acudir con Feliks hasta el bosque, donde aquel excava un profundo hoyo hasta dar con los huesos de los muertos.
Ida le pregunta por qué ella no está también enterrada, respondiéndole Feliks que era tan pequeña que nadie podía darse cuenta de que era judía, por lo que la dejó con el cura, que la llevó al orfanato, pero no pudo hacer lo mismo con el niño porque era moreno y estaba circuncidado, reconociendo ante ellas que no fue su padre quien acabó con ellos, sino que fue él quien los mató.
Tras guardar los restos de sus familiares en el maletero su tía le propone ir a Lublin, que es donde está la tumba de la familia.
Tras conducir durante la noche, mientras Ida duerme llegan finalmente hasta el cementerio, que, abandonado se ha convertido casi en un bosque, enterrando los restos junto a los del resto de la familia.
Luego Wanda la lleva de vuelta al convento, preguntándole Ida si acudirá a su toma de votos, diciéndole su tía que no lo hará.
Vuelve a su vida anterior en el convento, preparándose para los votos, aunque ante la figura del Sagrado Corazón afirma que no está preparada, por lo que, llegado el momento de estos ella no participa, observando a sus compañeras cuando lo hacen.
Entretanto Wanda examina en su casa las fotos, saliendo esa noche para beber, emborrachándose de nuevo y regresando a su casa con un hombre con el que se acuesta.
Cuando a la mañana siguiente este se marcha, y tras desayunar y darse un baño, Wanda se lanza por la ventana mientras en su tocadiscos suena música clásica.
Debido al fallecimiento de su tía Ida sale del convento y acude a su casa, realizando la limpieza, teniendo que tirar numerosas botellas de alcohol.
Se pone tras ello uno de los vestidos de su tía y sus tacones se fuma un cigarrillo y bebe, como si fuera ella.
Durante el entierro, algunos cargos del Partido Comunista hablan de ella asegurando que contribuyó a crear la nueva Polonia salvaguardando la justicia del pueblo, tras lo que suena la Internacional.
En el cementerio está también Lis, al que irá a ver, al club donde toca con su banda jazz, bailando con él cuando se quedan solos, atreviéndose él a besarla, tras lo que se acuestan juntos.
Tras hacerlo él le dice que van a ir a tocar a Gdansk y la invita a ir con ellos para conocer la costa.
Ella le pregunta qué harán allí, diciéndole él que les oirá tocar y pasearán por la playa, luego se comprarán un perro, se casarán y tendrán hijos. Ella insiste ¿y luego?, él le dice, "lo típico, la vida".
Al día siguiente cuando se levanta Ida vuelve a vestirse de novicia y regresa al convento andando.