El olvido que seremos
Colombia (2020) *
Duración: 132 min.
Música: Zbigniew Preisner
Fotografía: Sergio Iván Castaño
Guion: David Trueba (Novela: Héctor Abad Faciolince)
Dirección: Fernando Trueba
Intérpretes: Javier Cámara (Héctor Abad Gómez), Nicolás Reyes Cano (Héctor Joaquín / Quiquin), Juan Pablo Urrego (Héctor adulto), Patricia Tamayo (Cecilia Faciolince), Maria Tereza Barreto (Mariluz), Laura Londoño (Clara), Elizabeth Minotta (Vicky), Kami Zea (Marta), Luciana Echeverry (Sol Niña), Camila Zarate (Sol adulta), Whit Stillman (Dr. Richard Saunders), Laura Rodriguez (Barbara).
Turín, Italia, 1983
Héctor ve en el cine, con su novia "Scarface", preguntándole él a la salida si va a dormir con él, diciéndole ella que tiene un examen al día siguiente, diciendo él, en un italiano regular que no le gusta dormir solo y que además el idioma se aprende mejor en la cama.
Cuando llega luego a su casa escucha sus mensajes, entre los que encuentra uno que le envió Silvia, una antigua alumna de su padre, que ahora es, también, profesora, para preguntarle si se enteró ya de que jubilaron a su padre en la universidad de forma forzosa, por lo que y un grupo de estudiantes y antiguos alumnos quieren prepararle un homenaje pues no lo está pasando bien, y cree que para él es importante.
Medellín, Colombia
Viaja de regreso y en el aeropuerto le esperan sus hermanas, y su madre.
Llegan con el acto ya comenzado, hablando una de sus alumnas, que recuerda que el doctor Abad les decía que tenía más preguntas que respuestas y que fue el primero que se atrevió a hablar de salud pública en el país, pero acallaron su voz.
Cuando su padre repara en que está allí, bromea con él, mirándolo a través de un canuto de papel.
Medellín, 1971
Al ver a su padre mirándole así recuerda cómo él mismo jugaba de niño con otro canuto recorriendo la casa con una pistola de juguete, mientras en su casa lo preparan todo para recibir a un invitado, el norteamericano Doctor Richard Saunders.
Mientras comen, el padre les cuenta que el doctor está trabajando con él en estudio que realizan en barrios desfavorecidos y que llaman Futures for Children.
Comentan que a Quiquín no le gusta estudiar y su padre le da todos los caprichos y recuerdan que cuanto tuvo que ir a la guardería se puso a llorar y su padre lo dejó un año más en casa.
Tienen en casa a Sor Josefa, una religiosa que se encarga de cuidar a los pequeños, ya que Cecilia debe trabajar.
Quiquín reniega siempre de que le obliguen a ir a misa y de que le obligue a rezar por la noche, porque no quiere ir al cielo si no estará en él su padre, que no lo hace.
Quiquín tiene un amigo, Guillermo, al que llaman el Gordo, y ambos espían con curiosidad a unos vecinos judíos, porque les parecen diferentes, diciendo Quiquín que Josefa les contó que los judíos mataron a Jesús, lanzando el Gordo una piedra con el tirachinas, rompiéndoles un cristal, y los llaman marranos.
Se enfada con el Gordo cuando le dice que su padre es marica por cómo le besa.
Por la noche se reúne toda la familia, junto con el doctor Saunders en torno a Marta, que canta para todos "Ruby Tuesday".
Mientras canta, reciben una llamada, contándole Cecilia algo a su marido al oído, por lo que este le pide a Quiquín que le acompañe a casa de los Manevich y le obliga a pedirles perdón, y le habla de una antigua compañera de clase que perdió a sus padres en los campos de concentración y le dice que le mostrará fotos de estos.
Acompaña a su padre cuando van a uno de los suburbios con el Dr, Saunders y sus alumnos a recoger muestras de agua, que observan están muy contaminadas, señalando que esa gente necesita redes de alcantarillado y vacunas, asegurando que el agua limpia salva más vidas que el mejor de los cirujanos y que el ser humano para desarrollarse saludablemente las cinco "aes": alimentación, agua, aire, abrigo y afecto y se queja porque en su país van muy atrasados en vacunación.
Visitan tras ello un hospital lleno de niños en muy mal estado debido a la fiebre tifoidea, asegurando que el verdadero problema es el hambre.
Ve que estudiantes agradecidos le hacen regalos porque les ayudó a poder estudiar, pero también lo hace con gente de la calle, como Rosalía, una vendedora de flores a la que le falta una pierna y a la que le consigue una ortopédica.
Él se queja porque le obligan a ir a misa y porque para ir en bicicleta le hacen ponerse un casco pese al temor de que los demás se rían de él.
Cuando escuchan cómo en la radio denuncian a su padre por meter ideas marxistas en la universidad, sus hijos se sublevan, pues creen que no saben lo bueno que es, decidiendo Cecilia parar en el palacio arzobispal, ya que el arzobispo es su tío, y, de hecho vivió con él cuando murieron sus padres.
Lo invita a comer el domingo y él se excusa y dice que firmó un papel sin saber que era para atacarle, aunque Héctor le indica que estaba en su derecho de firmarlo si es lo que pensaba, recordándole el arzobispo que debe cumplir sus obligaciones como cristiano además de ejercer como doctor.
Pero al día siguiente pintan en la puerta de su casa "comunista".
Héctor le dice a su hijo que debe ir a misa para que su madre se quede tranquila, aunque luego le dice en secreto que si Dios existe, no le preocupará si le adoran o no.
Escucha a sus padres discutir, contándole su hermana que le echaron de la universidad y tiene que irse a trabajar durante un tiempo a Bali.
Quiquín no encuentra consuelo cuando se marcha, aunque el poder grabar todo lo que viven para enviárselo, mientras que su padre hace otro tanto, es un alivio.
El le cuenta todas las novedades, como que se llevaron a Tatá, que ya estaba muy mal, a una residencia, pero Josefa sigue allí y las historias que le cuenta algunas veces le hacen tener pesadillas.
Le cuenta también que su madre está trabajando más que nunca. Que Mara Luisa se echó un novio y Clara terminó con el suyo y que su madre le dice que se dejen de novios y se centren en los estudios, pues una mujer sin estudios está condenada a depender de un hombre.
Cuenta que a él le van a cambiar de colegio para el año siguiente. Que fueron primero a un colegio de jesuitas, muy estricto, pero donde les dijeron que estudiarían su caso, pues debían ver si les perjudicarían las actividades políticas de su padre, ante lo que su madre decidió marcharse y llevarlo a otro de curas en que trabaja un primo.
Le cuenta también que lee un libro de historia del arte, aunque lo que realmente le motiva de este es ver las fotos de cuadros de mujeres desnudas.
Él les habla de Bali, donde dice, no les criaron en la culpa y el pecado como a ellos y parecen más felices.
Cuando por fin regresa a Colombia, van todos a recogerle al aeropuerto.
Paran al ver a Rosalía, la mujer a la que le regaló la prótesis, al ver que no la lleva puesta, diciéndole ella que la utiliza en casa y le va muy bien, pero que para trabajar le va mejor sin ella, pues vende más.
Van a Cartagena de vacaciones, yendo todas las mujeres en el coche y Quiquín y su padre lo harán en avión.
Cuando se quedan solos le cuenta que trajo una dosis de la vacuna de la polio, que no pusieron aún en ninguna parte y se la pondrá a él para ver sus efectos.
Por la noche se masturba mirando los cuadros del libro de arte, haciéndose el dormido cuando entra su padre, que ve el libro y no le dice nada.
Pero al día siguiente, en el avión, le cuenta que una vez su primo Luis le pidió que hablara con su hijo Fabio, que tenía entonces la edad de Quiquín, pues estaba muy preocupado porque su hijo se masturbaba constantemente.
Él lo hizo, y le dijo al muchacho que podía seguir haciéndolo sin problemas, pero sin dejar rastros y sin dejar que lo viera su padre, haciendo así que su padre pensara que había dejado el vicio.
Durante las vacaciones, y al ver a Marta en bañador se fija en unas verrugas que no le gustan y que, dice, deben examinarle.
Además Sol está a punto de ahogarse al no saber nadar, regañándole a él su padre por no haber hecho nada, debiendo rescatarla un marinero.
Recuerda que su padre le llevó a ver "Muerte en Venecia", y que se durmió, aunque a Héctor le hizo llorar.
Cuando llegan a casa ven un grupo de mariachis cantando las mañanitas a Clara.
Un día le despierta su padre a primera hora para que le acompañe a la universidad. Van a ver al forense a la morgue, y le muestra el cadáver de una muchacha que formaba parte del movimiento estudiantil y que murió acuchillada.
Allí ve además en frascos de formol partes de otros cuerpos y se angustia y esa noche tiene una pesadilla. Le coge el brazo uno de los cadáveres y le impidiera huir.
La universidad de Antioquia lleva a cabo una jornada de vacunación, llevando Héctor a sus propias hijas para dar ejemplo.
Unos días más tarde ve cómo su madre y sus hermanas mayores están llorando, y ve también a su padre llorando solo en su habitación.
Luego les explica a él y a Sol el problema que les tiene tan triste. Es debido a que Marta tiene un melanoma en la piel y la van a someter a un tratamiento riguroso y les pide que sean fuertes y no se lo cuenten a nadie y que la traten muy bien.
Entretanto otra de sus hermanas, Maryluz es madre y les da su primer sobrino y el primer nieto a sus padres, siendo una alegría ante la desgracia de Marta, que va empeorando y deben inyectarle morfina para soportar los dolores y que, poco después fallece
Medellín, 1983
Quiquín conduce el coche, en que va con el Gordo, mientras beben y fuman, a toda velocidad, lo que le impide parar a tiempo, atropellando a una mujer.
En el hospital, el doctor que la atiende les dice que la mujer está muy grave y es posible que los lleve a la cárcel de Bellavista por homicidio, aunque el doctor, al enterarse de que es hijo de Héctor Abad dice que podría ayudarle pasando un informe de que pasa por un shock y que, en vez de a la cárcel lo lleven al manicomio, aunque le recomienda hablar con su padre, lo que él rechaza.
Acaba en efecto en el manicomio, aunque no soporta la situación y llama a su casa para decirle a su padre que si no le sacan de allí se volverá loco de verdad.
Poco después su padre consigue, sacarlo, en efecto, pero no le habla y se encierra en el estudio, aunque, por consejo de su madre, él va a hablar con él, que lo lleva al día siguiente a ver a la mujer a la que atropelló, que está en rehabilitación y ante la que se excusa diciendo que su hijo fue un irresponsable, aunque la mujer está muy recuperada ya y está muy agradecida al Doctor Abad, ya que gracias a él su hijo encontró trabajo y eso les cambió la vida.
Debe ayudar a la mujer cuando la llevan a su casa, llegando mientras lo hace la hora de salida de la enfermera, que le pregunta si desea tomar algo, y con la que acaba haciendo el amor.
Observa que ella tiene una cicatriz en la espalda. Le cuenta ella que le sucedió cuando pusieron una bomba en la estación, siendo ella una niña y que su madre y su hermano murieron entonces.
Con su padre y Alberto, un amigo sindicalista, visitan a la familia de un alumno suyo desaparecido.
De regreso le dice a su padre, cuando le comenta que hubo otro coche bomba, que por eso él prefiere no escuchar las noticias, diciéndole su padre que si desea de verdad ser escritor debe asomarse al mundo real y que, de hecho, él va a aceptar presidir el comité de profesores universitarios.
Héctor Joaquín cree que él no logrará resolver los problemas y que es un vanidoso y que, desde que murió Marta le importan más los problemas de los demás que los de su familia, aunque, su padre le dice que ningún problema es solo de los demás.
Turín, 1983
Acude a clase en la universidad y llega tarde, diciéndole su compañera que no se ha perdido nada interesante, notando ella su extraño acento, por lo que le pregunta si es de Medellín, en Colombia, a lo que le responde afirmativamente, diciéndole ella entonces que también es colombiana aunque su madre es italiana.
Empieza a salir con ella.
Cuando acude al homenaje a su padre en la universidad, y una vez que su alumna termina, lamentando la despedida, le piden que suba a hablar.
Dice que aunque no dé clases su tarea continúa y que siempre pretendió enseñarles a pensar con libertad y que va a dedicar su tiempo libre a cultivar las rosas de su jardín.
Medellín, 1987
En efecto, cuida las rosas de su jardín, mientras su hijo le dice que debería dejar sus actividades, pues no está en edad de ser un rebelde, aunque él le dice que no quiere perder la rebeldía.
Van luego con su madre, que está con Bárbara, que es ahora su mujer, con la que ahora tiene un hijo, uniéndose a ellos el resto de la familia, formándose un gran alboroto, ya que esta ha crecido, con las parejas y nietos.
Son tiempos convulsos. Abad lamenta que tengan que darse las clases vigilados por el ejército y con la amenaza de los guerrilleros y señalan que saben que un batallón está tras los crímenes contra líderes universitarios.
Denuncia estos hecho también en radio y televisión, lamentando las muertes de los líderes estudiantiles y de los sacerdotes más comprometidos con su pueblo y su parroquia con la excusa de la lucha contra el terrorismo.
Se celebra el funeral por los muertos, con graves protestas estudiantiles.
Héctor declara en la radio que por defender sus ideas, los conservadores le tachan de marxista y los marxistas de conservador pese a perseguir la libertad e indica que él está al lado de la vida y en contra de los asesinos.
Maryluz está asustada por lo peligroso que es su compromiso y Héctor Joaquín ve cómo cada vez tienen mayores problemas económicos y ya no pueden mantener a su empleada todo los días.
Poco tiempo después, Héctor anuncia su precandidatura para la alcaldía de Medellín con el Parido Liberal, aunque ni siquiera le apoya todo su partido.
Él aprovecha la presentación para denunciar el asesinato ese mismo día del presidente del gremio de profesores y maestros, obra de quienes quieren acallarlos y que los paramilitares hacen lo que quieren para doblegarlos, asegurando que alguien les ha señalado como objetivos.
A la salida, Héctor Joaquín se reencuentra con Gabriel, el Gordo, que acudió al acto, ahora como periodista, intermediando Héctor para que le conceda una entrevista, enseñándoles su amigo un listado que corre por la ciudad de personas amenazadas de muerte, y en la que figura el Dr. Abad, junto a una larga lista de periodistas, políticos, abogados, escritores, diciendo él que es un orgullo figurar en esa lista.
Mientras hablan una mujer le pide que la acompañe a rendir homenaje al líder asesinado esa mañana.
Antes, él revisa sus notas para el programa nocturno en una cafetería junto a su mujer y su hijo, que les cuenta que no consiguió trabajo en la universidad, diciéndole su madre que en la empresa necesitan una persona y lo llevará para una entrevista.
Cecilia le dice que se ha enterado de la lista de amenazados.
Va a buscarlo su amigo Betancur para ir al homenaje al fallecido, pues les espera la mujer que solicitó antes su asistencia y se van con ella.
Héctor Joaquín lamenta ante su madre que en vez de estar disfrutando y haciendo viajes, su padre siga con esas preocupaciones, diciéndole su madre que su padre y ella hacen muy pocas cosas juntos desde la muerte de Marta.
La mujer que fue a proponerle que fuera al homenaje le deja solo con Betancur, viendo extrañados al llegar al lugar indicado que hay poca gente.
Les cuentan, de hecho, que se llevaron al muerto un par de horas antes al velatorio y que habrá esa tarde una manifestación frente al coliseo, no entendiendo por qué les dijo la señora que era allí.
Aparece entonces una motocicleta con dos hombres, uno de los cuales le dispara y baja luego dispersando a los demás congregados a tiros, rematando al doctor.
Entretanto, Cecilia presenta a sus jefes a su hijo, llegando durante la reunión otro de los socios, que les cuenta que va asustado, pues vio un asesinato allí al lado.
Cecilia, al ver a otro hombre hablando por teléfono de forma vehemente se imagina que el asesinado es su marido, por lo que salen corriendo hacia el lugar del asesinato.
Mientras se acercan, y entre la gente reunida, reconocen sus zapatos, viendo al acercarse, que, en efecto es él, llegando poco después su hija Clara, pidiéndole Héctor a Alberto que se marche, pues no quieren más muertos y piden que no se lo lleven hasta que no lleguen el resto de sus hermanas.
Vicky recibe la noticia en un parque y corre hasta el lugar, aunque antes de llegar se queda parada llorando sin atreverse a acercarse.
Maryluz recibe una llamada
Sol llega a su casa mientras en televisión hablan de los atentados, diciéndole la empleada que murió su padre y reacciona tirando todo al suelo.
Frente al cadáver Cecilia pregunta cómo se puede matar a alguien tan bueno.
Héctor acude a la morgue, donde su padre le llevó de niño, debiendo encargarse su amigo el forense de analizar el cadáver de Héctor.
Héctor Joaquín coge su chaqueta y la abraza llorando, encontrando en ella el papel con sus notas para el programa de esa noche.
La iglesia se llena para su funeral.
Héctor sale afuera como su padre hizo en el de Marta.
Fuera no hay nadie, pero de pronto escucha pasos que se acercan, observando una gran manifestación que se acerca en protesta por su muerte, acompañándolos hasta el cementerio una enorme manifestación de la gente que le quería.
Sus últimas palabra escritas indican: "Ya somos el olvido que seremos, el polvo elemental que nos ignora y que fue el rojo Adán, y que es ahora todos los hombres y que no veremos. Ya somos en la tumba las dos fechas del principio y el término. La caja, la obscena corrupción y la mortaja. Los triunfos de la muerte y las endechas. No soy el insensato que se aferra al mágico sonido de su nombre. Pienso con esperanza en aquel hombre que no sabrá que fui sobre la Tierra. Bajo el indiferente azul del cielo, esta meditación es un consuelo."