Te cuento la película

El oficial y el espía
El oficial y el espía

J'Accuse (2019) * Francia / Italia

          También conocida como:
                    - "El acusado y el espía" (México)

Duración: 126 Min.

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Pawel Edelman

Guion: Roman Polanski, Robert Harris (Novela: Robert Harris)

Dirección: Roman Polanski

Intérpretes: Jean Dujardin (Georges Picquart), Louis Garrel (Alfred Dreyfus), Emmanuelle Seigner (Pauline Monnier), Grégory Gadebois (Hubert-Joseph Henry), Hervé Pierre (Charles-Arthur Gonse), Wladimir Yordanoff (Auguste Mercier), Didier Sandre (Raoul Le Mouton de Boisdeffre), Melvil Poupaud (Fernand Labori), Vincent Perez (Louis Leblois), Éric Ruf (Jean Sandherr), Mathieu Amalric (Alphonse Bertillon).

5 de enero de 1895

El capitán Alfred Dreyfus comparece ante la cúpula militar, leyéndose el bando en que el Consejo de Guerra del Gobierno Militar de París en su sesión de 22 de diciembre de 1894 le declaró, por unanimidad, culpable de alta traición, condenándolo a la deportación en un recinto fortificado y a la degradación.

Él grita, mientras es desposeído de sus galones, que degradan a un inocente, mientras el pueblo, arremolinado tras la verja lo llama traidor o judío, rompiéndosele el sable.

Uno de los asistentes, el Comandante Picquart, es felicitado por cómo llevó el asunto, estando junto a él, el Coronel Sandherr, al que le dicen, le gustaría que sustituyera, ya que sus temblores no cesan y está muy enfermo.

El Ministro de la Guerra le dice que quieren dar una lección para que todo el mundo sepa lo que les ocurre a los traidores, por lo que propone enviarlo a la isla del Diablo, donde no pueda hablar con nadie, pero, sobre todo, donde nadie le hable.

En la prensa refieren su situación, preguntándole sus amigos, durante un día de comida campestre a Picquart por él, recordando que fue alumno suyo en la Escuela Superior de Guerra, pensando su amigo, el abogado Leblois que se le denegó un proceso regular por ser judío, algo que Piquart niega, pues, señala, se le denegó por tratarse de un procedimiento de seguridad nacional.

Picquart recuerda que fue el único profesor que le puso mala nota, preguntándole él si fue por ser judío, asegurándole que no fue así.

Tras la comida, Picquart se acuesta con Pauline, la mujer de Philippe Monnier, no entendiendo por qué se casó con él, si estaban juntos desde antes, diciéndole ella que se casó con él porque fue quien se lo pidió.

Estando con ella, recibe un telegrama del General Gonse, el jefe del Servicio de Información para verle.

Este le dice que el Coronel Sandherr no puede seguir al mando de la Sección de Estadística, por lo que le nombran a él responsable del Servicio de Información, siendo ascendido a Teniente Coronel, siendo el más joven del ejército, ayudándole el comandante Henry, que él creía que sería el que ocupara el puesto, explicándole Gonse que Henry es demasiado rudo y el padre de su mujer, posadero.

Le pregunta si tiene algo por lo que le puedan chantajear, diciendo él que no.

Henry le guía por las instalaciones, presentándole al personal, tanto confidentes como agentes encargados de abrir cartas privadas de las que obtienen información, o un capitán, Lauth, encargado de recomponer el correo del agregado militar alemán que mantiene relaciones con el agregado militar italiano, proporcionándole las cartas la asistenta de la embajada, que un día a la semana les entrega el contenido de la papelera, y, de hecho, el memorándum de Dreyfus lo obtuvieron así.

Él recuerda cuando le mostró el Coronel Sandherr aquel documento, una nota en que informaban de cobertura, sobre piezas de artillería, o el manual de tiro de la artillería de campaña, lo que era indicativo de que el espía era un oficial de Artillería que había servido en las cuatro secciones del estado mayor, pidiéndole a él que les ofreciera muestras de caligrafía de cada oficial de Artillería que realizara esas rotaciones.

Enseguida pensaron en Dreyfus por ser judío y tener una letra similar, por lo que le preparan una estrategia para obligarle a escribir una carta y comparar su letra, para, más tarde obligarle a confesar y proponerle sutilmente el suicidio.

Llamado por el Coronel Sandherr, acude a su casa, donde no es recibido amigablemente por su esposa, entregándole este 48.000 francos de fondos reservados y una carpeta con los nombres de los sospechosos de traición. 2.500 personas para detener en caso de guerra y 100.000 extranjeros a recluir, sin incluir los judíos.

Picquart decide hacer cambios en el sistema para dejar de tener a la gente de dudosa moral allí y crear un sistema de salvoconductos.

Le entregan el último sobre de la embajada alemana, que recoge el propio Henry en una iglesia que hay camino de su casa, algo que Picquart considera inaudito, pues no cree que deba guardarlo en su casa, señalando que él decidirá qué se hace y con quién, siendo él quien vaya personalmente a la iglesia en la siguiente ocasión.

2 de marzo de 1896

Lauth le muestra un telegrama reconstruido que no se llegó a enviar y que encontró en ese último pedido, observando que el mismo iba dirigido a Esterhazy, lo que le hace plantearse si habrá otro espía.

Contacta con un informador privado, Desvernine, para obtener información relativa a Esterhazy.

Pero pese a su advertencia, observa cómo Lauth informó al comandante Henry, que no cree que Esterhazy sea un espía, pues está en Ruan y sin acceso a material confidencial.

Desvernine le lleva a un cabaret, donde puede ver a Esterhazy con una prostituta a la que puso un piso, y, pese a estar destinado en Ruan, le dice, nunca está allí y se inscribe constantemente en cursos de artillería pese a que no está en ese cuerpo.

Desvernine y Picquart deciden alquilar un piso vacío que hay frente a la embajada alemana, y en cuyo piso bajo hay un comedor de oficiales, estableciendo sistemas de escuchas y un laboratorio fotográfico.

Escuchan así las conversaciones entre los agregados militares italiano y alemán y observan sus gestos de amantes.

Durante una demostración de un nuevo tipo de cañón, se le acerca el Coronel Foucault, agregado militar en Berlín que le cuenta que tienen un agente doble en el servicio de información alemán que le informó de que había un espía en el ejército francés del que ignoraba su nombre, pero del que sabía que tenía unos 50 años y era jefe de batallón, pasando información desde dos años atrás, relacionada con Artillería.

Desvernine le muestra a Picquart una foto de Esterhazy saliendo de la embajada alemana, mostrándole tras ello otra a la entrada con documentos en la mano, observando que ni siquiera toma precauciones.

Le muestra las fotografías al General Boisdeffre y al Ministro de la Guerra, donde ven que envió una carta solicitando el traslado de Ruan al Estado Mayor General en París, quedándose Picquart con su carta.

Ya en su despacho, repara en que la letra de esta le recuerda la del documento que supuso la incriminación de Dreyfus.

Recuerda que Bertillon, grafólogo judicial durante el juicio a Dreyfus, dijo que no le cabía la menor duda que la había escrito Dreyfus, pese a que, tal como indicaba el abogado de aquel, había similitudes, pero también diferencias, indicando este que era deliberado y era una auto falsificación, pues se escribió en una hoja muy delgada, lo que le permitía calcar otra letra de debajo y falsificó su propia caligrafía, quejándose Dreyfus de que le consideren culpable porque es su letra y también porque no lo es.

Durante un receso, comentaba con Henry y con otro militar que las probabilidades de que lo encontraran culpable eran de un 50%, pues no tenían un móvil claro, ya que sus ingresos personales eran muy superiores al sueldo de capitán, diciéndole Henry que deben servirse de las pruebas, habiendo una carta de un oficial extranjero llamándolo "el canalla de D", aunque Henry se niega a traicionar a su confidente, señalando Henry que hablará con el presidente del tribunal, pese a que ya declaró, para aportar las pruebas del archivo.

Vuelve en efecto a declarar, para revelar declaraciones secretas, informando que una persona muy honorable informo de que había un traidor en el Estado Mayor y unos meses más tarde les dijo que era Dreyfus, aunque se niega a dar el nombre de su informante pese a las quejas del defensor al no poder interrogarle.

Pero a pesar de que la declaración se basaba solo en rumores el Ministro le indica a Picquart que existen pruebas contundentes en la Sección de Información y creen que deberían conocerlas los jueces, información que, le dice a Picquart solo pueden ver los jueces, ni Dreyfus, ni su abogado, pese a que eso vulnera el procedimiento.

Picquart entrega, tal como le pidieron la documentación cuando los miembros del tribunal se retiran a deliberar.

Dreyfus fue declarado culpable por unanimidad tras ello.

Cuando regresa a su casa, Picquart encuentra a Pauline esperándole, aprovechando que su marido no está en París.

Pero Picquart no logra dormir y se levanta para examinar el expediente, leyendo las cartas de Dreyfus.

En ellas se queja a Lucy, su esposa, del absoluto aislamiento en que vive desde dos años atrás, pues incluso los guardias tienen prohibido hablarle, pareciéndole que está enterrado vivo y no le importaría dejarse morir, aunque no lo hace por su honor y el de ella y sus hijos.

Le dice que incluso le ponen grilletes por la noche, pero no por temor a que huya, sino como una forma de tortura.

Picquart regresa al estudio de Bertillon con la copia de la carta, observando este que la escritura es idéntica a la del memorándum de Dreyfus y le dice que así lo afirmaría en una declaración jurada hasta que le revela que esas cartas no son de Dreyfus, diciendo que en ese caso los judíos adiestraron a otra persona.

De regreso a la oficina, solicita el expediente secreto del caso Dreyfus, observando que es mucho menos voluminoso y documentado de lo que imaginaba, encontrando en él una carta en la que dice adjuntar unos planos de Niza que, indica, "el canalla de D me dio para usted".

Con todo ello, va a ver al General Boisdeffre para hablarle del Coronel Esterhazy, cuya escritura es idéntica a la del memorándum de Dreyfus, así como de la fragilidad de las pruebas que el tribunal examinó y que empujaron a su condena, habiendo tan solo un documento en el que no se habla de Dreyfus, sino de "D".

El general no entiende que no se destruyeran esas pruebas, pues dieron orden expresa al General Sandherr de que lo hiciera.

Concluye que Dreyfus es inocente, aunque Boisdeffre le remite al General Gonse, insistiéndole en que no quiere otro caso Dreyfus, a lo que le responde que es el mismo.

Va, en efecto, a ver a Gonse, de vacaciones en su casa de la campiña

Gonse le dice que solo pudo escribir el memorándum un oficial de Artillería que conociera desde dentro los cuatro servicios del Estado Mayor, por lo que no puede ser Esterhazy, sino Dreyfus, a lo que Picquart le replica que las notas que pasaron no eran de documentos oficiales, sino de rumores y conjeturas.

Gonse le pide que se olvide del memorándum aunque investigue a Esterhazy y pese a que es la prueba principal contra este.

Gonse le dice que un Consejo de Guerra ya dictaminó sobre este y el caso Dreyfus está cerrado, señalando que no se puede cuestionar lo dictaminado por el ejército, dando igual un judío preso en una roca, diciéndole que si él no lo dice, nadie se enterará, pidiéndole que se lleve el secreto a la tumba.

Esa noche se queda en el despacho examinando otros documentos en que se hace referencia repetidamente a Dubois, que trabaja en la imprenta del ejército, concluyendo que la nota donde se hacía referencia a D no se refería a Dreyfus, sino a Dubois.

Concluye que el expediente es una fabricación, pese a lo cual el Comandante Henry le recomienda que siga los consejos de Gonse, pues en el ejército deben obedecer.

Encuentra al día siguiente al General Gonse en su despacho esperándolo con Henry, pidiéndole el general que le entregue el expediente secreto de Dreyfus, que guardaba en su caja fuerte, asegurando el general que se encargará personalmente del asunto, asegurándose de que no le queda copia alguna, indicándole además que, a partir de ese momento le entregará el comandante Henry la documentación de la señora Bastian, diciéndole Picquart que puede cambiar el método, pero no los hechos.

Durante un concierto, al que acude también Pauline, aparece su marido, Philippe en el intermedio con el periódico "Le matin", donde reproducen el facsímil del memorándum de Dreyfus.

Convocan a Picquart en el ministerio, reconociendo que se trata de una violación del secreto de Estado junto con una carta que indica que Esterhazy será denunciado ante la Cámara de los Diputados como cómplice de Dreyfus.

Él dice que quieren boicotear su investigación, diciéndole el ministro que está obsesionado con reemplazar a Dreyfus por Esterhazy.

Él insiste en que no está obsesionado, preguntándole Gonse qué haría si tuviera una prueba fehaciente de que Dreyfus es espía, asegurando que la aceptaría, ante lo que le dicen que interceptaron un carta de Panizzardi a Schwartzkoppen en la que asegura que si le preguntan en el parlamento dirá que nunca tuvo relación con ese judío y que diga eso, pues nadie tiene que saber lo que sucedió, aunque no le permiten examinar el documento y le piden que no ponga en duda la integridad de Henry.

Él insiste en que si el documento es auténtico reconocerá la culpabilidad de Dreyfus, diciéndole el ministro que no tomarán represalias contra él dada su hoja de servicios, aunque le exigen la devolución de toda la documentación sobre Esterhazy y le dicen tras ello que debe abandonar París para inspeccionar medidas de seguridad en las guarniciones del este, lo que él interpreta como una expulsión del ejército, aunque le dicen que no es así.

Junio de 1897

De regreso a París, y aun con su maleta, Picquart va a visitar al letrado Leblois.

Dice que fue allí porque vigilan su piso y le siguen dos policías de paisano.

Les cuenta que le enviaron de inspección a la Somme cuando vieron que no iba a callarse, y luego a Niza, Marsella, Argelia y Túnez y al final a un destacamento africano no pudiendo decir nada porque interceptan su correo y le siguen.

La semana anterior decidieron enviarle a una misión que consideraba suicida cerca de Trípoli y decidió regresar a París pese a los riesgos.

Leblois le dice que deben hacerlo público pese a que él quiere evitar los escándalos, ya que el ejército es su vida.

Es recibido por el General de Pellieux, comandante militar del Sena, al que el Ministro de la Guerra le encomendó la tarea de investigar las informaciones sobre Esterhazy.

Allí le dicen que el telegrama que involucraba a Esterhazy estaba manipulado, insinuándole que fue él quien lo añadió a la documentación que le entregaron, y que, tras analizarlo vieron que el nombre de Esterhazy se añadió con otra tinta tras borrar al primer destinatario, indicando él que si se hizo así fue después de que él se fuera, aunque le acusan a él de la manipulación al estar a sueldo del sindicato judío que quiere liberar a Dreyfus.

Él dice que no necesitaba crear pruebas falsas, pues el memorándum era suficiente para implicar a Esterhazy, acusándole de haber sido él quien lo filtró a Le matin.

Sí reconoce haber hablado del asunto con Leblois, siendo acusado de haber filtrado documentación confidencial, pese a que él indica que lo hizo para que hablara con el presidente del Senado y que este lo hiciera con el gobierno.

Le acusan de revelar datos confidenciales a Pauline Monnier, mostrándole que tienen las cartas personales que estaban en su casa y le dice que lo hicieron buscando información sobre Esterhazy.

Viendo que han transformado el asunto en un proceso contra él pregunta si está detenido, y, como le dicen que aún no, decide marcharse indicando que ese procedimiento es una farsa.

Regresa por fin a su casa, donde lo encuentra todo revuelto, llegando poco después Pauline destrozada, contándole que se lo dijeron todo a Philippe.

Tras ser interrogada su marido le dijo que no merecía ser madre y envió a sus hijas con su hermana diciéndole que no le dejaría verlas tras el divorcio, asegurándole Georges que no puede hacerlo y que hablará con Louis Leblois para que la defienda, recomendándole que, entretanto se marche de París para evitar a la prensa, diciendo ella que se irá a casa de su hermana en Toulon.

Acude a casa de Charpentier, el principal editor de París, tomando precauciones de que no le sigan, esperándole allí Leblois con varios diputados, senadores y editores, estando también el hermano de Dreyfus y Émile Zola.

Picquart piensa que acabará arrestado y probablemente expulsado del ejército, por lo que cree que es preciso que alguien cuente la historia para que la gente la entienda, ofreciéndose Zola para hacerlo.

Se despide de Pauline pensando que tal vez acabe en la isla del Diablo, siendo en efecto arrestado poco después.

Camino de su confinamiento comprueba que se publicó en la prensa con el titular de "Yo acuso", una carta de Zola al presidente en la que acusa a todos los generales, a cada uno por su nombre, y a los expertos en grafología y al consejo de guerra por condenar a sabiendas a un inocente, diciendo además que escribe esa carta a sabiendas de que incumple varios artículos de la Ley de Prensa por delitos de difamación.

La carta provoca revueltas en las calles contra los judíos en que se queman ejemplares del periódico y se pide la muerte de Zola.

Leblois visita a Picquart en su confinamiento y le cuenta que Zola será enjuiciado por difamación por el gobierno, pidiéndole que sea testigo de la defensa, habiendo contratado a un abogado muy beligerante, Labori.

En las puertas del tribunal la gente se agolpa para llamarle traidor.

Él cuenta todo lo que sabe acerca del caso Esterhazy, aunque Lauth le acusa de haber añadido el supuesto telegrama y Henry de haber mostrado a Leblois dicha documentación, quejándose él de que se le juzgue por no haber mantenido una obediencia ciega, exigiéndole a Henry una satisfacción por su ofensa.

Pellieux afirma haber un documento donde fehacientemente se acusa a Dreyfus, exigiendo el abogado defensor que lo expongan, a lo que Gonse se niega afirmando que debe permanecer en secreto por la seguridad militar.

Confirma todo el general Boisdeffre, que, indica que, si no se fían de su ejército dejarán su paso a otros, lo que Labori indica es un golpe de estado, pues los mandos militares amenazan con dimitir si el veredicto no les es favorable.

Dado que, tanto Pellieux como Boisdeffre hablaron de la carta, Picquart señala que queda exonerado del deber de confidencialidad, y vuelve a hablar ante el tribunal para indicar que la carta que blanden como prueba fehaciente es falsa.

23 de febrero de 1998

El jurado dicta su veredicto declarando a Zola culpable, siendo condenado a 1 año de cárcel y una multa de 3.000 francos.

05 de marzo de 1898

Picquart, que exigió una satisfacción a Henry, tiene un duelo con este, que le ataca como un hombre desesperado con gran furia, aunque es herido en un brazo por Picquart, pese a lo cual insiste en continuar con el duelo, aunque poco después debe darlo por terminado al no poder seguir manteniendo el florete.

Recibe Picquart la visita del abogado Labori que le muestra un periódico donde lee la noticia del arresto del Teniente Coronel Henry por el Ministerio de la Guerra tras confesar que él fue el autor de la carta que sirvió para declarar culpable a Dreyfus, al haberse descubierto que estaba escrita sobre dos trozos de papel que no casaban, por lo que deben repatriar a Dreyfus y repetir el juicio, ocasión que el abogado desea utilizar para llamar a Henry y acabar tumbando al gobierno.

No habrá ocasión de hacerlo, ya que Henry se suicida en su celda.

Tras un año en la cárcel, el gobierno retira la acusación contra Picquart y sale libre, esperándole fuera muchos periodistas, aprovechando la ocasión para pedir que se detenga al verdadero traidor, Esterhazy y que se revise la condena de Dreyfus.

Un día, es atacado por Esterhazy en la calle, aunque logra derribarlo y darle un puñetazo, y, aunque le exige una satisfacción, él le dice que la busque entre las putas.

Finalmente Dreyfus es repatriado a Francia y se celebra un nuevo juicio en el que vuelve a declararse inocente de la acusación de alta traición.

El General Mercier insiste en su convicción de la culpabilidad y de que entregó el expediente secreto, pareciéndole patético el intento del judaísmo internacional, que gastó mucho dinero por defenderlo.

Al día siguiente, y camino del Tribunal se une a ellos Labori, que parece muy optimista, cuando de pronto se acerca un hombre por detrás y le dispara, acabando con él.

Picquart reacciona siguiendo al asesino sin temer que le dispare a él, aunque le pierde al llegar al bosque.

El Consejo de Guerra dictamina finalmente el 9 de septiembre de 1899 declara a Dreyfus culpable de alta traición por mayoría de 5 votos a dos, aunque se le reconocen circunstancias atenuantes, siéndole conmutada la pena por la de 10 años de cárcel.

Algún tiempo después, el gobierno propone amnistiar a Dreyfus, aconsejándole Picquart s du hermano que no lo acepte, pues sería libre, pero técnicamente, culpable.

Pauline opina que debería aceptarlo, pues lleva cinco años sin ver a sus hijos, aunque él insiste en que debe aguantar, pues está convencido de que ganarán.

Luego, mientras pasean, Georges le dice a Pauline que ahora, que obtuvo ya el divorcio, podrán casarse, asegurando ella que prefiere seguir como antes, pues sabe que él no es de los que se casan y prefiere seguir así.

Alfred Dreyfus aceptó la amnistía.

7 años más tarde el Supremo le declaró inocente y fue readmitido en el ejército.

Siendo ya comandante, Dreyfuss va a ver al ministro, que es ahora Picquart.

Desea hablar sobre su rango, pues considera que su ascenso a comandante no tuvo en cuenta sus años de encarcelamiento como años de servicio activo, mientras que a Picquart si le contabilizaron sus 8 años fuera del ejército como de ejercicio, lo que considera una discriminación.

Picquart le dice que para ello debería existir una legislación especial, algo, que, le asegura, no se aprobaría dado el clima político y no puede reabrir la polémica, pues ya le es duro trabajar con antiguos enemigos.

Picquart le pide perdón por el papel que tuvo en su proceso, aunque Dreyfus le dice que lo compensó con creces, reconociendo el nuevo ministro que no habría llegado a su puesto sin él, aunque Dreyfus le dice que llegó porque hizo lo correcto.

Los dos hombres nunca volvieron a verse.

Calificación: 3