Te cuento la película

El cartero siempre llama dos veces

The Postman Always Rings Twice (1946) * USA

          También conocida como:
                    - "El cartero llama dos veces" (Hispanoamérica)

Duración: 113 min.

Música: George Bassman

Fotografía: Sidney Wagner

Guion: Harry Ruskin, Niven Busch (Novela: James M. Cain)

Dirección: Tay Garnett

Intérpretes: Lana Turner (Cora Smith), John Garfield (Frank Chambers), Cecil Kellaway (Nick Smith), Leon Ames (Kyle Sackett), Hume Cronyn (Arthur Keats), Audrey Totter (Madge Gorland), Alan Reed (Ezra Liam Kennedy).

Frank le cuenta a alguien que todo empezó en una carretera secundaria cerca de Los Angeles cuando hacía autostop desde San Francisco a San Diego.

El hombre que le había cogido media hora antes lo dejó en el Twin Oaks, un restaurante con gasolinera donde un cartel ofrece trabajo.

El conductor le pregunta si no le importa su futuro, pues le dijo que siempre estaba buscando nuevos lugares, personas o ideas, diciendo él que no le gustó ninguno de sus trabajos anteriores y no le preocupa el futuro, pues, dice, le queda mucho tiempo e indica, señalando el cartel que puede que su futuro comience allí.

Cuando el hombre que le llevó arranca, le detiene un policía y le pregunta quién cree que es, viendo Frank cómo le deja marchar sin más, explicándole el policía que le bastaron cuatro palabras para responderle: "el fiscal del distrito".

Sale a recibirle el propietario del restaurante, Nick Smith, que le explica que el trabajo consiste en echar una mano donde haga falta, diciendo él que su único problema son sus pies, que se empeñan en recorrer el mundo, aunque, de momento le gusta.

Nick le pregunta si entiende de neumáticos, diciendo él que es un mecánico nato, preparándole el hombre una hamburguesa, diciendo Frank que probará un par de días.

Nick sale para atender a un cliente, viendo Frank que rueda hacia él un lápiz de labios, observando, al levantar la cabeza que se le cayó a una despampanante mujer que se presenta ante él en pantalón corto y con una corta camiseta que deja su ombligo al aire.

Distraído por ella se le quema la hamburguesa.

Quema luego el cartel donde anunciaban que buscaban un empleado, lo que satisface a Nick que le dice que irá a contarle a su mujer que se queda, enterándose en ese momento de que la rubia platino, mucho más joven que Nick, es Cora, su esposa.

Cora le dice a su marido que le pague al hombre una semana y haga que se vaya, pues no les hace falta, diciendo él que le va a pagar poco.

Ella se presenta a Frank y le asegura que hará que su marido le despida si no hace lo que ella le pida, pidiéndole que pinte todas las sillas.

Él le dice que es ambiciosa y quiere ganar mucho dinero para comprarse ropa bonita, o, quizá para cuando el marido sea viejecito, tras lo que se acerca a ella y la besa.

Ella no hace nada, simplemente se limpia los labios, ya que se le corrió el pintalabios.

Durante dos semanas no volvió a mirarle ni a dirigirle la palabra y él se sentía como un idiota, pendiente de una mujer que no le hacía caso, aunque sabía que su presencia la ponía nerviosa y que ella lo odiaba por ello.

Una noche de tormenta cae el letrero de "Twin Oaks", aunque ella le dice que no se moleste en volver a colocarlo, pues desea cambiarlo, aunque sabe que su marido es reacio a gastar y trata de ahorrar constantemente, viendo cómo Nick entra y le dice que le saldría más barato uno de neón que además atraiga más clientes.

Le pregunta luego a Cora cómo se le ocurrió casarse con un hombre así, preguntando ella qué le importa, diciendo él que le importa.

Pocos días contemplan juntos cómo luce en la gasolinera un anuncio de neón donde se anuncia que tienen desayunos, comidas y cenas, aunque no ve contento a Nick, diciéndole Cora que lo está, pero teme que se lleve él el mérito.

Frank entra entonces y felicita a Nick como si la idea hubiera sido suya.

Contento, Nick toca para ellos la guitarra y canta una canción improvisada, animando a Cora para que baile, diciendo ella que no le gusta bailar sola, que mejor ponga la máquina de discos y bailará con él, aunque él le dice que no se le da bien, pidiendo Frank permiso para hacerlo él, dándoselo Nick, aunque ella pone excusas.

Pero Nick pone el disco y él lo acompaña con la guitarra mientras Frank y Cora bailan mirándose arrobados, hasta que ella se separa y dice que tiene demasiado calor, y que irá a bañarse.

Ve cuando sale, que Frank la espera en el coche. Le dice que Nick le permitió ir con ella.

Van a una pequeña cala, donde ella se lanza al agua, seguida por él, que nada tras ella, que lo sorprende y lo empuja hacia abajo y ríen divertidos.

Regresan poco después, preguntando ella si le gusta el pastel de merengue y le dice que le hará uno al día siguiente. Sale Nick, que dice que no los esperaba tan temprano, y, cuando vuelve a entrar él la besa apasionadamente, y ella, aunque le responde, se marcha enseguida.

Al día siguiente Nick fue a Los Angeles y él tuvo tanto trabajo que casi no tuvo ocasión de verla hasta media mañana.

Cuando se va el último cliente, y aprovechando que a esa hora suele haber un parón de la clientela, cierra el restaurante y va a la cocina, donde está ella, que le explica que se casó con Nick porque apareció en el momento oportuno con un anillo, y, aunque no es una mujer de su casa, desde niña tenía que espantar a todos los hombres, y, ella sabe que no es una mujer maravillosa, pero desde que tuvo 14 años todos se empeñaban en que lo era y cuando apareció Nick estaba dispuesta a aceptar la primera propuesta de matrimonio. La más convincente en su posición.

Le dijo a Nick que no estaba enamorada, pero él le dijo que el amor llegaría con el tiempo y, aunque no fue así, estaba dispuesta a serle fiel. Hasta que apareció él, y ahora ya no puede hacerlo, y se vuelven a besar.

Tras ello, Cora le escribe una nota a Nick diciéndole que se marcha con Frank, pues le ama, y lo deja en la caja registradora.

Cargan tras ellos con sus maletas y comienzan a caminar por la carretera haciendo autostop caminando por la carretera sin que nadie pare.

Acaban agotados por el calor, sudorosos y pisando alquitrán y se sientan a descansar.

Ella dice entonces que si se divorcia, Nick no le pasará dinero y se quedará con todo, diciéndole Frank que le da igual, aunque ella pregunta a dónde irán. Que ella tendrá que fregar platos y él a trabajar en un aparcamiento lavando coches, mientras que deberían ser otros los que llevaran el mono y ser él el jefe, pues es más listo.

Le dice que le quiere, pero no huyendo como vagabundos, por lo que le indica que se vuelve, recordando entonces su nota, por lo que piensa que deben llegar antes que Nick, por lo que paran un autobús.

Ven entonces que llega Nick en su coche haciendo eses, estando a punto de estrellarse con un camión, diciendo Nick que ojalá se estrellara o se cayera por un barranco.

Ella le dice que no puede pensar eso, que debe ser una broma, diciendo él que en efecto era solo una broma.

Nick llega borracho y se fija en que Frank lleva su traje nuevo, y tiene a su lado las dos maletas, por lo que lo acusa de ladrón y le pide que las abra, apareciendo entonces Cora que dice que a Frank le entró la fiebre de macharse y que ella le regaló su maleta a cambio de los tres días de sueldo que le debían, aunque finalmente cambió de opinión y decidió quedarse cuando le prometió que le pagaría tres dólares más por semana.

Frank cuenta que debió marcharse en ese momento, pero no fue capaz. Ella lo tenía atrapado y lo sabía, y durante una semana lo trató como a un vulgar empleado haciendo que se volviera loco, por lo que una noche decidió por fin hablar con ella.

Tras decir que lamenta no haberlo conocido antes, le pregunta si la quiere hasta el punto de que solo eso importe, diciendo él que sí.

Ella le dice entonces que hay algo que lo resolvería todo, preguntando él qué, si rezar para que le pase algo a Nick, diciendo ella que algo parecido. Él dice que era solo una broma, diciendo ella que lo piensa.

Quiere salir adelante con el negocio, pero no puede prescindir del amor y cometió una equivocación en su vida y solo hay un modo de remediarla.

Él dice que te ahorcan por algo así, diciendo ella que no si se hace bien, y él es listo.

Frank le pregunta si le quiere, diciéndole ella que por eso le propone eso, pensando él que no le convencería de algo así si no le quisiera.

Y, aunque él planificó los detalles, la idea original fue de ella y se le ocurrió tras leer en una revista que los accidentes más graves ocurren en casa, y, a menudo, en la bañera.

Le dice a ella que su vida depende de cómo cuenten la historia, asegurando ella que no se equivocará y la repite: Nick se estaba bañando mientras ella planchaba en la cocina y Frank estaba fuera lavando el coche, cuando empezó a gotear agua desde el techo.

Él le recuerda que debe asegurarse de que esté en la bañera cuando entre y le diga que va a cambiar las toallas y cuando no le mire le debe golpear con un pequeño saquito lleno de rodamientos, cerrar la puerta por dentro y salir por la ventana, donde tendrá preparada la escalera de tijera que luego deberán quitar y guardar.

Cuando escucha el grifo y a Nick cantando, deja la plancha para subir.

Nick, fuera, coloca la escalera y comienza a lavar el coche, con miedo a que aparezca alguien, haciéndolo de hecho el policía con su moto, que se fija en el gato que está subiendo por la escalera apoyada en la fachada.

Cuando el agente se va, y al llegar arriba, el gato pisa la caja de fusibles provocando un cortocircuito, escuchándose el grito de Cora, que baja y le cuenta a Frank que lo hizo, pero que antes de acabar se fue la luz y él está arriba inconsciente, pero respira aún, diciéndole Frank que debe hacer que vuelva en sí, pues el policía vio la escalera y si muere están perdidos, aunque ella insiste en que no quiere que viva, convenciéndola Frank para que llame al médico, llevándoselo, en efecto, al Blair General Hospital.

Aparece allí el fiscal del distrito, Kyle Sackett, que les pregunta qué sucedió, contando ella que oyó caerse a Nick, pero que estaba todo muy oscuro.

Les avisan de que está recobrando el conocimiento y entran, tratando ella de hablar, con él, que se recupera e indica que de pronto llegó la oscuridad y le pregunta a Cora qué pasó, tras lo que dejan al matrimonio a solas.

Frank y ella notan que el fiscal sospecha que hay algo raro, por lo que temen que muera. De hecho, cuando regresan al restaurante ven cómo les siguen el policía y el fiscal, que dicen, quieren echar una ojeada.

Lo primero que llama su atención es la escalera, diciendo Frank que pensaba cambiar la cinta aislante, que estaba desgastada, pero no llegó a hacerlo, observando al gato muerto junto a la escalera, concluyendo el fiscal que los accidentes ocurren.

Cuando se quedan a solas, ella le dice que fue todo culpa suya, porque él no quería, pero que la próxima vez le escuchará, diciendo él que no habrá próxima vez.

Suena el teléfono, que Cora coge con miedo, recibiendo la noticia de que su marido se va a recuperar, lo que acogen con alivio, quedándoles una semana para hacer planes.

Frank recuerda que aquella fue la semana más feliz de su vida, aunque él no quería pensar y Cora no hablaba del asunto. Él solo quería que ella fuera feliz.

Cuando supo que Nick iba a volver se convenció de que debía marcharse y, como sabía que no podría convencerla para que se fuera con él, preparó su maleta y se fue, pues no sabía cómo acabaría aquello si se quedaba allí.

Pero tras dos semanas en Los Angeles cayó tan bajo como para vagar por el supermercado donde sabía que solía comprar ella, pues su recuerdo le obsesionaba.

Y de pronto ve su coche y se acerca, apareciendo entonces Nick, que le dice que llevaba semanas buscándolo por todas partes y le pide que regrese con él a Twin Oaks, pues esa noche pasará algo importante y debe estar allí.

Cora se sorprende al volver a verlo, y luego a solas le pregunta si ha pensado en él, diciendo ella que no podía olvidarlo tan deprisa.

Le pregunta cómo lo ha pasado, diciendo ella que bien, y cuando le pregunta si no le va a dar un beso, ella le dice que se prepare para cenar, asegurando él que como bienvenida es el peor fracaso de su vida.

Por la noche, Nick les dice que la próxima vez que llegue el recibo de la luz él no estará ya allí para pagarlo, explicándoles que va a vender Twin Oaks, pues van a convertir la carretera en una autopista y le ha ofrecido un tipo un buen precio.

Frank le pregunta por qué va a venderlo si va a ser una mina, diciendo él que alguien abrirá un sitio mejor enfrente y se acabará todo, pero que sobre todo quiere que Cora deje de trabajar y que se irán a vivir con su hermana, que hace muchos años que está enferma en el norte de Canadá.

Cora se sorprende y le pide que le deje pensarlo y decir qué opina, aunque Nick le dice que es lo mejor, aunque ella se enfada mucho, pues no contó con ella.

Nick les cuenta que su hermana se quedó paralítica y no puede moverse y tendrán que cuidarlo, y sobre todo ella como mujer, rogándole Cora que no venda el restaurante, aunque él le dice que lo hará, y que cerrará el trato, yendo a hablar por teléfono con el comprador, al que le dice que irán a Santa Barbara el miércoles y que localizó ya al chico que puede hacer de encargado.

Le dice tras ello a Cora que algún día se lo agradecerá y que va a tener dinero suficiente para acabar sus días en la casa en que nació.

Frank sorprende a Cora en la cocina con un gran cuchillo que le quita de la mano.

Le pregunta por qué ha vuelto, diciendo él que tenía que hacerlo, asegurando ella que se las hubiese arreglado si él no lo hubiera hecho, diciéndole él que ya pensarán algo, pues la quiere, diciendo ella que la quiere pero deja que Nick la lleve a un pueblo miserable para pudrirse cuidando a su hermana y a él.

Frank le pregunta si le iba a clavar el cuchillo, diciendo Cora que no era para Nick, sino para ella, diciendo Frank que si le quiere tanto lo intentaron todo.

La experiencia anterior le disuadió de intentar realizar el crimen perfecto y ahora sería tan imperfecto que ni siquiera sería un crimen. Sería un vulgar accidente por borrachera.

Antes de salir hacia Santa Barbara hacen que Nick se emborrache, viendo que llega Sackett, al que cuentan que van a Santa Barbara, pensando que es perfecto tener al fiscal del distrito como testigo, y deciden hacer allí lo que habían pensado hacer en la siguiente gasolinera.

El estado de ebriedad de Nick es evidente y Frank simula estar borracho también, por lo que decide conducir Cora.

De camino, ella dice que se desviarán un poco para conocer el Lago Malibú, al que se llevaba por la peor carretera de todo el condado, parando el coche un momento pretextando que el motor está demasiado caliente, momento en que Frank se prepara para golpear a Nick con una botella, aunque Frank decide salir para probar el eco, por lo que no puede hacerlo hasta que regresa, tras lo que quitan el freno al coche y lo lanzan por el acantilado.

Bajan luego ellos para ensuciarse y simular haberse herido en el accidente, viendo que el coche no cayó lo suficiente, pidiéndole Frank a Cora que suba para pedir ayuda mientras él intenta hacer que caiga más, aunque, al subir para tratar de moverlo, no le da tiempo a salir y cae también él.

Cuando llega arriba, asustada ahora de verdad tras ver caer a Frank, ve que en el coche que llega está Sackett, que dice que iba siguiéndolos.

Poco después una ambulancia lleva a Frank al hospital, dejando antes en el depósito de cadáveres a Nick.

Frank recibe en la habitación, vigilada por un policía, a Sackett, que le dice que sabe que él y Cora mataron a Nick, por lo que le conviene confesar, pues si firma la confesión hablará a su favor en el tribunal y pedirá clemencia.

El fiscal le dice que lo estaba vigilando desde el asunto de la bañera, diciendo él que fue un accidente pues no iba a hacer daño a la persona que le dio trabajo, aunque Sackett le dice que si no lo hizo por la chica o por el negocio, debió hacerlo por el seguro de vida de 10.000 dólares que Nick se hizo justo el día antes de que él volviera.

El fiscal inventa una historia. Piensa que, aunque desapareció, siguió en contacto con ella por teléfono y planearon el viaje a Santa Barbara y el asesinato, pensando que él lo golpeó por detrás, pero que debían saltar y ella fue demasiado rápida, pero él no y cayó.

Piensa que es posible también que, en efecto él no tuviera nada que ver y fuera ella la que lo planeó todo, ya que él estaba demasiado borracho y le pide que la denuncie, pues si no estaba de acuerdo con ella, es que intentó asesinarlos a los dos, pues, recuerda que ella estaba ya en la carretera mientras el coche daba vueltas.

Frank la defiende. Dice que Cora vio que el coche iba a precipitarse y tuvo tiempo de saltar, diciendo el fiscal que en ese caso no le habría dado tiempo a coger el bolso y lo llevaba en la mano cuando llegó a la carretera.

Sackett le indica que si no tuvo nada que ver debe firmar la denuncia, pues si no lo hace acabará en la cámara de gas en San Quintín, convenciéndolo así de que firme.

Llega en ese momento Arthur Keats, el abogado de Cora, al que Sackett le muestra la denuncia firmada antes de irse, diciéndole Keats que no debió firmar, diciendo Frank que Sackett le enredó, ante lo que el abogado le dice que en ese caso no hablará con él, pues cuanto menos sepa, será mejor.

Algún tiempo después acuden al juzgado, donde se realiza la lectura de cargos, siendo llevado Frank en silla de ruedas, y con el brazo en cabestrillo, viendo cómo acusan a Cora del asesinato de Nicholas Smith y del intento de asesinato de Frank Chambers, diciendo el abogado de ella, Keats, que se van a declarar culpables de ambas acusaciones y están dispuestos a presentarse a juicio, citándolos el fiscal para el día siguiente a las 10, levantándose de inmediato la sesión.

Llevan a Frank a una sala donde poco después entra Cora y les dejan solos.

Ella le muestra su desprecio por su cobardía, diciendo él que les han engañado y que Keats es un chivato de la policía, diciendo ella que la estafada es ella y piensa que él y Keats decidieron acusarla a ella para que se salve él, pero que cuando salga de esa descubrirá que es peligroso pasarse de listo.

Cuando entra Keats, Frank lo llama chivato, diciendo Cora que si pensaron que cargaría ella con todo, están equivocados, pues Frank es tan culpable como ella y así lo confesará, asegurando que correrá la misma suerte que ella.

Keats dice que si piensa así dirá al fiscal del distrito que quiere confesar.

Entra uno de los funcionarios de este dispuesto a tomarle declaración, confesando ella ante él que planificaron el asesinato los dos y que Frank golpeó a Nick antes de que el coche se precipitara, aunque aclara que ella tampoco sabía nada del seguro.

Cuando se quedan solos, y pese a todo, ella comparte su cigarrillo con él antes de la entrada de Keats, al que Cora le dice que acabará con él.

Él les dice que el fiscal la provocó para que firmara la denuncia y logró enfrentarlos, y que, como con ella no pudo, lo intentó con Frank, que, ella indica, se comportó como un cobarde, diciendo Keats que basta con un susto para quien ya tiene miedo, y Sackett sabía que con la confesión de él, ella también hablaría por despecho.

Ella le pregunta por qué no evitó entonces que confesara, diciendo él que lo intentó, pero ella no veía ni escuchaba y necesitaba desahogarse.

Hace entrar entonces a Ezra Liam Kennedy, el hombre que transcribió sus declaraciones, viendo que es un empleado de Keats, que dice que hizo que se desahogara ante su hombre y no ante el tribunal y que fue por ello por lo que hizo que se declaraba culpable, para que se levantara la sesión antes de que ella confesara.

Pero ella le hace ver que Frank está libre y ella no, diciéndole el abogado que ignoran las pruebas que Sackett puede tener y le pide que al día siguiente trate de parecer lo más joven e inocente posible

En el juicio del día siguiente Cora se declara inocente, para asombro del fiscal, debiendo aclarar su abogado que su cliente se declaró siempre inocente, pero él no la creyó y prefirió que se declarase culpable para después pedir clemencia, pensando que así actuaba en favor de ella, pero que posteriormente conoció cosas que le llevaron a comprender que era inocente.

Le dice luego en un aparte a Sackett que sabe que va de farol, pues no tiene pruebas ni testigos que puedan demostrar que no fue un accidente, por lo que le pide que retire la acusación de intento de asesinato por la de homicidio y ella se declarará culpable si él recomienda clemencia.

Sackett acepta la propuesta y la acusa de homicidio, declarándose culpable, por lo que el juez decide confinarla en la penitenciaría, recomendando entonces el fiscal la indulgencia para desconcierto del juez, ante el que Sackett debe reconocer que, aunque está convencido de la culpabilidad de la acusada, existen dificultades prácticas y legales para demostrarlo y prefiere evitar un juicio posterior.

El juez finalmente sigue su recomendación y le concede la libertad provisional, reconociendo Sackett a Keats que tuvo una magnifica estrategia, pero que no debe creer que haya acabado con ellos.

Keats les acompaña hasta Twin Oaks, advirtiéndoles que cualquier paso en falso hará que acaben encarcelados, pues el fiscal está encima.

Les explica que, cuando vio que la compañía de seguros era incapaz de encontrar pruebas del asesinato, supo que tampoco Sackett, entregándole a la viuda antes de marcharse el cheque por los 10.000 dólares del seguro.

Cuando se quedan solos, ella le dice adiós a Frank, llamándolo cobarde.

Él le propone vender el restaurante y montar juntos un negocio en alguna otra parte donde no les conozcan, aunque Cora le dice que seguirá allí, diciendo Frank, que entonces también él lo hará, diciéndole ella que entonces tendrá que trabajar en firme, pues tiene muchas ideas nuevas, como abrir una terraza y obtener una licencia para vender cerveza, diciéndole él, "de acuerdo, señora Smith".

Abrió, en efecto una terraza, como quería y la gente acudía en masa para ver a la viuda tras la notoriedad obtenida por el juicio, y así estuvieron durante varias semanas, acudiendo incluso Sackett y Keats como clientes.

El abogado les advierte que el fiscal del distrito quiere denunciarles porque se murmura que viven allí los dos solos.

Acaban casándose para evitar su acusación, aunque ella deja bien claro que no le causa ninguna emoción y que pondrá la licencia junto con la de venta de cervezas, siendo Keats, y no Frank quien, tras la firma, deba limpiarse el carmín de ella de la cara.

Les llega en ese momento una carta de la madre de Cora informándoles de que sufrió un infarto, por lo que decide ir a visitarla a Iowa, pues lleva tres años sin verla.

El propio Keats la lleva a la estación, donde Frank se fija en una mujer que no logra arrancar su coche y decide ayudarla, diciéndole a Keats que espera poder quitarse a la rubia de la cabeza.

La ayuda con el coche, viendo que se llama Madge Gorland, que le dice que tiene un restaurante, invitándola él a viajar a Tijuana, diciéndole que tiene una semana libre.

Pasada esta, va a recoger a Cora a la estación, viendo que llega vestida de luto.

Él le recrimina que no le dijera que su madre había muerto, diciendo ella que no quería molestarle con eso, pero que cree que se podrán llevar mejor desde ese momento.

Pero al llegar al restaurante les está esperando Kennedy, el hombre de Keats, que les cuenta que este le despidió y dice que necesita dinero y que recuperó del archivo la declaración de ella, ofreciéndole ellos 100 dólares, aunque él les pide 15.000, amenazándoles con su pistola.

Le dicen que no tienen tanto dinero, y les pide 12.000, quedando Kennedy en ir a recogerlo esa tarde a las 5 en punto.

Pero Cora le lanza la cerveza a la cara y Frank consigue golpearlo y dominarlo, pudiendo hacerse con su arma, con la que lo amenazan, obligándolo a llamar a su compinche.

Cuando llega este, Willie, Frank lo espera escondido con un palo en la puerta, y aunque Kennedy intenta avisarle, le sorprende Cora con su arma, tras lo que Frank lo golpea y lo deja inconsciente, tras lo que le quitan tanto la confesión como fotocopias, adivinando que pensaban seguir sacándoles dinero.

Pero Cora no parece feliz. Ella ya fue juzgada y no pueden acusarla de nuevo, pero a él sí, y ella tiene esa declaración en su cabeza y está enfadada porque, mientras él vigilaba a Kennedy se presentó su amiga Madge con la corbata de la boda.

Desde ese momento pasaban así el tiempo. Él vigilándola por miedo a que avisara a Sackett y ella vigilándolo a él por miedo a que se fuera y odiándose.

Una noche en que no podía dormir vio que estaba llamando por teléfono y le colgó, aunque estaba pidiendo un taxi, pues estaba convencida de que él estaba en su cuarto ideando la forma de acabar con ella.

Él le dice que esa chica no significó nada para él, aunque ella le recuerda que dijo que pensaba irse con ella, diciéndole él que no lo hizo porque están encadenados y la quiere.

Ella le dice que deben ser sinceros y que no iba a ver a Sackett. Que pensaba irse para siempre y que no volviera a verla nunca, ni a ella ni a su hijo, pues está embarazada.

Le dice que quitaron una vida y traerán a otra, y no podría entregarle a Sackett, pues no podría permitir que su hijo supiera que había enviado a su padre a la cámara de gas.

Él le pregunta si el único motivo fue el niño, diciendo ella que no, pero que hay una cosa de la que debe asegurarse, pidiéndole que la lleve a la playa, pues allí fueron muy felices, diciéndole que deben ser felices una vez más, prometiéndole que todo se habrá resuelto antes de que vuelvan.

En la playa donde se enamoraron Cora le dice que en ella no queda odio ni venganza, diciendo él que tampoco para él, pidiéndole ella que naden hasta cansarse, llegando hasta un punto donde ya está agotada, y allí le dice que si no quiere vivir con ella pude volverse solo nadando, pues ella está agotada y no podría volver sola y nadie lo sabría.

Pero él la coge y la ayuda a llegar de regreso a la playa.

Enamorados de nuevo, regresan al restaurante. En el coche, él le dice que ha esperado mucho tiempo por un beso suyo, diciéndole ella que cuando lleguen a casa los tendrá, diciendo él que no sabe si podrá esperar, y se besan, por lo que él se despista y no puede evitar chocar contra una valla.

Aunque a él no le pasa nada, ella muere, dejando caer de su mano el pintalabios, como la primera vez que la vio.

En la prensa informan de que Chambers, acusado del asesinato de su esposa comparecerá ante el Gran Jurado acusado de haber asesinado al esposo de la víctima y luego a ella para quedárselo todo para él.

Cuenta a su interlocutor que el Jurado lo resolvió en 5 minutos y el juez le dijo que le tenía la misma consideración que a su perro rabioso.

Le pregunta luego a este, que resulta ser un sacerdote, si cree que ella sabe que no la asesinó, pues teme que en el accidente le hubiera pasado por un momento por la cabeza que fue intencionado.

Recuerda que tuvieron un mal comienzo, pero que no la mató. Habría muerto por ella.

Llega Sackett, que le dice que habló con el Gobernador, pero no obtuvo el perdón.

Él se revuelve y dice que no la mató, y no quiere ir a la cámara de gas por matar a Cora.

Sackett le dice que aunque consiguiera demostrarlo no le serviría de nada, pues la noche anterior subastaron los muebles de Twin Oaks, y el hombre que compró la caja encontró una carta en el fondo del cajón dirigida a él y escrita por Cora.

La lee viendo que es una bonita carta que cree escribió la misma noche en que murió y que era una despedida.

Él reconoce que ella pensó en dejarle aquella noche.

Sackett dice que sabe que ella pensó que solo podría leerla él y en ella expresa los detalles que le condenarían por el asesinato de Nick, por lo que volvería a esa misma celda por el asesinato de Nick.

Él pregunta si lo que le va a pasar no es por haber matado a Cora, diciéndole Sackett que es por haber matado a Nick, ante lo que sonríe.

Dice que es como si estuvieras esperando una carta angustiado, junto a la puerta por si no oyeras al cartero, sin darte cuenta de que siempre llama dos veces y que llamó dos veces para Cora, y esta es la segunda vez que llama para él, pues lo cierto es que el cartero siempre llama dos veces, y todo acaba encajando.

Cora pagó con su vida por la de Nick, y ahora él va a pagar, y pide al sacerdote que rece por él y por Cora y que pide que estén los dos juntos.

Calificación: 4