El bazar de las sorpresas
The Shop Around the Corner (1940) * USA
Duración: 91 Min.
Música: Werner R. Heyman
Fotografía: William H. Daniels
Guion: Samson Raphaelson (N.:Nikolaus Laszlo)
Dirección: Ernst Lubitsch
Intérpretes: Margaret Sullavan (Klara Novak), James Stewart (Alfred Kralik), Frank Morgan (Hugo Matuschek), Joseph Schildkraut (Ferencz Vadas), Sara Haden (Flora Kaczek), Felix Bressart (Pirovitch), William Tracy (Pepi Katona), Inez Courtney (Ilona Novotny), Charles Halton (Detective), Charles Smith (Rudy).
Los empleados de la marroquinería del campechano y dubitativo Matuschek, de Budapest forman una familia bien avenida, en la que Alfred Kralik, el más antiguo de los empleados, siempre debe resolver las dudas del dueño.
Un día se presenta en la tienda Klara Novak pidiendo trabajo, que logrará tras demostrar sus habilidades como dependienta al señor Matuschek, si bien surgirán enseguida las rencillas entre ella y Alfred, al que Klara trata despectivamente al considerarlo un ser vulgar, muy diferente del hombre de sus sueños, un tipo culto y sensible con el que se intercambia cartas a través de un apartado de correos, ignorando que su amado es el propio Kralik, que también desconoce la identidad de la mujer con la que se escribe.
Y de pronto el señor Matuschek, que hasta entonces había confiado ciegamente en Alfred, al que invitaba a las fiestas de su casa, deja de hablarle y le regaña por todo, estallando su ira cuando, tanto él como Klara le piden permiso para marcharse más pronto justamente el día en que el empresario les había pedido que se quedaran unas horas más tras el cierre para cambiar su escaparate, decidiendo despedir a Alfred.
Este, que justamente había concertado esa misma tarde una cita con su amiga anónima, se queda tras el suceso desolado y sin ganas de acudir a la cita, pese a lo cual, se acerca por curiosidad, acompañado por su amigo Pirovitch, a la cafetería, dándose entonces cuenta de que la mujer con la que ha mantenido la relación epistolar es Klara, por lo que finalmente se decide a entrar, aunque sin identificarse, y charla con ella, aunque finalmente, y como siempre acaban discutiendo.
Entre tanto, esa misma noche, y tras regresar del último de sus recados, Pepi logra evitar el suicidio del señor Matuschek tras enterarse por un detective de que, tal como sospechaba, su mujer le engaña con uno de sus empleados, si bien no era Alfred, como creía, sino el pelota Ferencz Vadas, que lleva un tren de vida que no se corresponde con sus ingresos.
Tras admitir su error, y mientras convalece en el hospital, Matuschek readmite a Alfred, y le nombra director de la tienda, siendo su primera decisión echar a patadas a Vadas.
Tras ello visitará a Klara, que, tras la fallida cita con su enamorado sufrió un disgusto tan grande que enfermó, si bien mejorará enseguida, tras recibir una carta de disculpas de su comunicante anónimo en la que se justifica por no haberse presentado a la cita, debido que la vio con otro hombre.
En Noche Buena, y antes de cerrar la tienda Alfred habla con Klara y le cuenta que conoce al hombre objeto de sus sueños, al que halaga a la vez que lo describe como un hombre gordo y calvo que está en el paro y que se interesó mucho por el sueldo de la muchacha debido a que él carece de trabajo, haciéndole ver además que los textos de su carta eran copiados de autores famosos.
Ella, que se siente comprometida con ese desconocido, confiesa pese a ello a Alfred que desde el principio se sintió atraída por él, si bien lo trataba mal porque leyó en una novela que la heroína conquistaba así a su amado.
Al oír eso él ya no siente ninguna duda y le confiesa que es él el autor de las cartas y que está enamorado de ella.