Te cuento la película

Charada
Charada

Charade (1963) * USA

Duración: 113 Min.

Música: Henry Mancini

Fotografía: Charles Lang

Guion: : Peter Stone (Historia: Peter Stone, Marc Behm)

Dirección: Stanley Donen

Intérpretes: Cary Grant (Peter Joshua / Alexander Dyle / Adam Canfield / Brian Cruikshank), Audrey Hepburn (Regina Lampert), Walter Matthau (Hamilton Bartholomew / Carson Dyle), James Coburn (Tex Panthollow), George Kennedy (Herman Scobie), Dominique Minot (Sylvie Gaudel), Ned Glass (Leopold W. Gideon), Jacques Marin (Insector Edouard Grandpierre), Paul Bonifas (Félix), Thomas Chelimsky (Jean-Louis Gaudel).

El cadáver de un hombre es lanzado desde un tren.

Regina Lampert pasa sus vacaciones en la estación de esquí francesa de Megève con Sylvie y Jean Louis, el hijo de esta, a la que le cuenta que está decidida a divorciarse de Charles, del que está segura de que le oculta algo.

Mientras hablan aparece un hombre que se presenta ante ellas como Peter Joshua, y que les lleva a Jean Louis, el hijo de Sylvie que se había extraviado, y que de inmediato trata de entablar amistad con Regina, que, sintiéndose atraída por él le cuenta que se va a divorciar, asegurando él también estar divorciado.

Cuando regresa a París tras las vacaciones encuentra su casa vacía, incluso sin muebles, y todos los armarios vacíos, apareciendo entonces Edouard Granpierre, inspector de policía judicial que la lleva hasta un depósito de cadáveres, donde identifica a su marido, Charles Lampert, al que asesinaron en un tren.

Le informan que el miércoles anterior su marido vendió todos sus enseres en una subasta, obteniendo un total de 250.000 dólares, aunque en su departamento del tren solo apareció una bolsa de viaje con un pasaje de barco para Venezuela, cuatro pasaportes, cada uno de un país y una trivial carta dirigida a ella.

Cuando regresa a su piso aparece Peter Joshua tras leer lo ocurrido en la prensa y al que le explica que deberá volver a trabajar como traductora en la EURESCO.

Al funeral acude solo su viuda con Sylvie y el inspector Granpierre, apareciendo poco después tres extraños personajes, que más que presentar sus respetos al muerte parecen querer cerciorarse de su muerte, llegando uno de ellos a clavarle un alfiler.

Recibe una citación de la embajada de Estados Unidos en la que el agente de la CIA Hamilton Bartholomew le pide que se persone ante él al día siguiente, mostrándole una vez allí una foto del año 1944, en la que aparece su marido junto con tres personas más, Tex Panthollow, Herman Scobie y Leopold Gideon en los que reconoce a los tres individuos que estuvieron en el funeral de su marido, explicándole Bartholomew que esos tres tipos desean encontrar los 250.000 dólares que consiguió su marido tras la venta de su piso, y que acabarán con ella si no encuentra antes que ellos ese dinero y se lo entrega a los Estados Unidos, su legítimo dueño, pues le dijo que Charles y los otros hombres lo robaron.

Queda con Joshua para pedirle ayuda, acudiendo con él a una sala de fiestas donde les hacen participar en un juego en que deben pasarse una naranja unas personas a otras desde el cuello sin utilizar las manos lo que da lugar a momentos divertidos hasta que aparece Gideon, que la amenaza, por lo que corre hasta la cabina telefónica desde la que intenta llamar a Bartholomew, apareciendo entonces Panthollow, que comienza a lanzarle cerillas encendidas a su vestido mientras la amenaza y le pide el dinero.

Joshua la acompaña a su hotel, aunque como ella no desea contarle lo que le sucede él decide no acompañarla a su habitación, en la cual encuentra, al hacerlo a Scobie, el tercero de los hombres del funeral, que lleva una mano mecánica y que la amenaza, lanzando su mano contra ella, que logra escapar y pedir ayuda a Peter.

Este se enfrenta a Scobie, aunque el hombre logra escapar por la ventana, saliendo Peter tras él, hasta llegar a una habitación donde están reunidos los tres hombres, con los que Joshua habla, mostrando que está compinchado con ellos y que está también tras el dinero de la muchacha y que deben dejarle trabajar, pues ella confía en él.

Regresa junto a Reggie, que le cuenta lo que buscan esos tres hombres, afirmando que solo confía en él, cuando suena el teléfono, siendo Scobie quien la llama, pidiéndole que no se fíe de Joshua, cuyo verdadero nombre es Dyle, y que también él va tras su dinero.

Asustada, Regina llama a Bartholomew, con el que queda para hablar 15 minutos más tarde, y, sabiendo que la perseguirán le paga a un taxista para que vaya a una dirección de París, aunque vacío, haciendo Dyle que el taxi siguiente siga a aquel, mientras ella llega a su cita con Barholomew, el cual le asegura que Joshua no es Carson Dyle, pues este murió.

Le explica que en 1944 cinco miembros de la O.S.S., la unidad militar de espionaje, su marido, los tres hombres que la persiguen y Dyle, recibieron órdenes de entregar 250.000 dólares en oro a la resistencia francesa, aunque en vez de entregarlo lo enterraron, esperando regresar tras la guerra, recuperarlo y repartírselo, mientras explicaban a sus jefes que los alemanes se lo habían robado.

Tras hacerlo cayeron en una emboscada de los alemanes, que hirieron a Scobie en su mano y alcanzaron a Carson Dyle, que murió.

Charles regresó al lugar donde escondieron el oro antes que los demás y se quedó con él, aunque finalmente los otros supervivientes lograron encontrarlo, obligándolo a huir, y acabando finalmente con él.

Ella le muestra su deseo de marcharse de París, aunque Bartholomew le asegura que si lo hace le puede ocurrir lo mismo que a su marido, accediendo a colaborar para tratar de desenmascarar a Dyle, al que sigue hasta una oficina de American Express, donde este trata de comprobar si tiene algún correo, llamándolo desde una de sus cabinas a otra del mismo recinto, Reggie que le hace ver que lo ha descubierto, aunque él se le asegura que sí es Dyle, pero no Carson, sino Alex, un hermano de este y que si actúa con tanto sigilo es porque está convencido de que fueron los compañeros de su hermano quienes acabaron con él cuando rechazó sumarse a su plan, siendo su plan tratar de conseguir desenmascarar a sus asesinos.

Scobie consigue retener a Dyle al que lleva hasta lo alto del edificio de American Express, exigiéndole una vez allí el dinero, convencido de que se ha asociado con Regina, amenazando con lanzarlo desde lo alto del edificio a la calle, aunque tras una pelea será él quien acabe resbalando quedándose enganchado gracias a su mano mecánica, momento que aprovecha Dyle para huir y acercarse a la habitación de Reggie, que debe reconocer que, pese a todo lo que le ha mentido se ha enamorado de él, siendo interrumpidos por una llamada desde la habitación de Tex en la que le dicen que tienen a un niño de 6 años, Jean Louis, que pregunta por su tía, por lo que acuden a su habitación, donde encuentran al niño retenido por los tres hombres, incluido Scobie, que consiguió salvarse.

Dyle hace que surjan los recelos entre los tres socios, al asegurarles que, dado que no apareció el dinero y que Lampert fue asesinado en el tren, alguno de los tres fue el autor de dicha muerte y se quedó con el dinero, por lo que, como ya ninguno se fía de los demás, acabarán registrando cada uno las habitaciones de los demás.

El hallazgo de un maletín en la habitación de Scobie atrae la atención de todos, aunque cuando lo abren solo encuentran una mano de repuesto de este, al que poco después encuentran ahogado en la bañera del cuarto de Dyle.

Poco después este se ducha en la habitación de Reggie, que recibe entretanto una llamada de Bartholomew, en la que le cuenta que Dyle no tenía ningún hermano, haciendo que nazca de nuevo la duda en ella, que pese a todo sale a cenar con él en el Bateau Mouche, donde le confiesa que sabe que no se llama Dyle, debiendo confesar este que en realidad se llama Adam Canfield y es un ladrón profesional, y, aunque sabe que le ha mentido, acaban besándose.

Entretanto Gideon, tras recibir una llamada de madrugada sale de su habitación, apareciendo poco después asesinado en el ascensor, apuntando todos los indicios a que es Panthollow quien tiene el dinero, aunque cuando Canfield recibe una llamada suya diciéndole que lo seguirá a todas partes, pues está convencido de que es él quien tiene el dinero, se da cuenta de que tampoco lo tiene él, comenzando a sospechar de Regina, por lo que decide registrar todas sus cosas, y en especial la bosa de viaje de Lampert, sin encontrar nada nuevo, aunque descubre que falta una agenda.

Acude por ello a ver a Reggie, que se ha incorporado ya a su trabajo como traductora de la EURESCO, preguntándole por la agenda, donde ella recuerda que solo había anotada una dirección, que recuerda de pronto que era para el jueves anterior a las 5 de la tarde n los jardines de los Campos Elíseos.

Cuando llegan allí ven un mercado de sellos, al que también ha acudido Panthollow, al que Canfield sigue, viendo cómo este de pronto parece caer en la cuenta de algo, y sale corriendo, haciendo lo mismo el propio Canfield que también parece haber comprendido algo y sale tras él, aunque cuando llega al hotel encuentra a Tex riendo irónicamente con el sobre de la carta enviada por Lampert a Reggie en la mano, diciéndole a Canfield que ha matado a tres hombres para nada, mientras le enseña el sobre, ya sin sellos.

Regina busca infructuosamente a Canfield en el mercadillo, donde se encuentra con Sylvie, que ha acudido con Jean Louis para intercambiar sellos, cayendo entonces Reggie en la cuenta del valor de los sellos que tenía su carta, y que ella le entregó a Jean Louis, que aparece entonces muy contento diciendo que un vendedor le regaló un montón de sellos a cambio de los tres que le entregó ella.

Como el hombre ya no está acuden a su establecimiento, donde el vendedor, Monsieur Felix les dice que las esperaba, pues comprende que la entrega de los sellos fue un error, pues tiene uno que vale 85.000 dólares, otro de 65.000 y otro de 100.000, que les devuelve, diciéndoles sentirse afortunado por haberlos tenido un instante.

Regresa tras ello al hotel, encontrándose a Tex muerto en su habitación, aunque antes de morir escribió en el suelo el nombre de su asesino: Dyle.

Asustada, llama a Bartholomew al que le dice que Adam es el asesino, quedando con él para entregarle los sellos.

Pero mientras baja las escaleras se cruza con Canfield, que sube en el ascensor y que comienza a perseguirla pidiéndole que le entregue los sellos, por lo que, aterrada baja hasta el metro, siempre perseguida por él, viendo que logró colarse en el vagón contiguo, por lo que se baja en la siguiente estación, escondiéndose en una cabina desde la que trata de contactar de nuevo con Bartholomew, que le dicen salió.

No obstante la telefonista llama a Bartholomew advirtiéndole de lo urgente que era la llamada de la señora Lampert, a la que el diplomático, que está en una fiesta, dice no conocer, comprobando que es otra persona distinta a la que trata con Regina.

Descubierta de nuevo por Canfield, este la persigue hasta fuera, donde la espera Bartholomew, gritándole Adam antes de que llegue hasta él que ese hombre no es Bartholomew, sino Carson Dyle y que es el hombre que mató a los demás.

En efecto, el hombre confiesa que esa es su identidad, estando resentido con sus antiguos compañeros porque estos lo abandonaron cuando lo hirieron los alemanes, lo que le supuso pasar 5 meses en un campo de concentración.

Mientras habla, Adam consigue dispararle, y aunque no le acierta, permite que Reggie pueda huir y ocultarse en un teatro cercano, hasta el que la siguen Dyle, y Canfield.

Oculta en la caja del apuntador, ella observa cómo Dyle la busca y la encuentra, mientras bajo el escenario Canfield observa los mecanismos del escenario, para hacer que se abra el trozo del escenario sobre el que está Dyle, que cae así al vacío muriendo.

Pese a todo, Reggie sigue dudando si Canfield actuó por ella o por los sellos, por lo que le dice que si de verdad la quiere debe animarla a devolver los sellos.

Y aunque él no parece de acuerdo en hacerlo, al día siguiente la acompaña hasta la embajada estadounidense, aunque se niega a entrar con ella, que descubre una vez en el despacho del tesorero de la embajada, Brian Crukshank, que tras ese nombre está el propio Adam, al que ya no sabe si creer tras tanto cambio de identidad, pero que se la gana de nuevo cuando le dice que va a pedir una licencia de matrimonio.

Calificación: 4