Te cuento la película

Cerca de tu casa
Cerca de tu casa

España (2015) *

Duración: 93 min.

Música: Silvia Pérez Cruz

Fotografía: David Omedes

Guion: Eduard Cortés y Piti Español

Dirección: Eduard Cortés

Intérpretes: Sílvia Pérez Cruz (Sonia), Adriana Ozores (Mercedes), Ivan Massagué (Dani), Manuel Morón (Martín), Oriol Vila (Pablo), Carla Fabregat (Andrea), Lluís Homar (Tomás), Iván Benet (Jaime), Montse Morillo (Lucía).

En España en 2007 más de 5 millones de familias tenían contratada una hipoteca sobre su vivienda.

Con la irrupción de la crisis, que llevó a que miles de personas perdieran su trabajo muchas familias no pudieron hacer frente al pago de sus hipotecas y empezaron a ejecutarse los primeros desahucios que los afectados vieron como un fracaso personal.

Otoño de 2007

Un furgón policial con antidisturbios se dirige a una vivienda, pasando la nota judicial por debajo de la puerta antes de proceder al desahucio.

Derriban la puerta y detienen al dueño de la casa que se lanzaba hacia ellos tratando de proteger a su mujer y a su hija, la cual trata de escapar y esconderse, aunque finalmente la retienen, igual que a su madre.

Uno de los antidisturbios, Jaime, recoge del suelo la máquina de fotos de la niña y mira a la familia desde el balcón, preguntándole Lucía, una de sus compañeras si se encuentra bien.

Una pareja tontea en la cama cuando alguien llama a la puerta de su cuarto, Sonia, la mujer desahuciada, que les pide su sueldo, entregándole el hombre, alemán 350 Euros.

Mercedes, la madre de Sonia trabaja en una lavandería industrial y Martín, el padre en la gasolinera de Tomás, a la que acude periódicamente el hijo de este, Pablo, para ayudarle con la contabilidad.

Le pregunta a Martín por Sonia y le pide que le diga que se pase por la oficina.

El marido de esta, Dani, trata de ganarse la vida vendiendo detectores de humos, que asegura pronto serán obligatorios y se dispararán sus precios, aunque con poco éxito.

Mercedes le compra a la niña, Andrea, unas zapatillas que brillan al saltar y que serán su regalo de cumpleaños, que será en cuatro días.

La niña le pregunta si tendrá una fiesta, pues invitó a sus amigas Fátima y Laura, aunque asegura que no les ha contado que los echaron de casa.

Llega entonces Dani y pregunta si hay algo para cenar, a lo que Mercedes le responde preguntándole si él trajo algo.

Indignado va al baño, donde está su mujer quejándose de la actitud de su madre, por lo que le propone buscar un piso por allí cerca, preguntando Sonia con qué dinero, pues solo gana lo de los dos días que va a casa de los alemanes y la mitad se lo da a su madre y además deberían pagarle al banco, afirmando él que no aguanta más, quejándose del tiempo que llevan sin acostarse, señalando ella que la niña duerme a su lado, a lo que él le responde que se puede hacer en otros sitios, proponiéndole hacerlo allí mismo en el baño, aunque entonces los interrumpe Mercedes llamando a la puerta, quejándose él de que ya no puede estar tranquilo un rato ni siquiera en el baño.

Cuando su suegra lo llama zángano y pringao Dani no aguanta más y decide marcharse, pidiéndole a su hija que recoja todo para irse, aunque la niña se niega a marcharse.

Pese a todo Dani se marcha, saliendo Sonia tras él, que le dice que sabe que ella piensa igual que su madre, que es un pringao, tratando Sonia trata de calmarlo diciéndole que no es así, a lo que él responde que va a buscar algo y cuando lo tenga se las llevará.

Sonia le dice que no basta lo que sea y que ni ella ni la niña se irán

Pablo ensaya en su casa lo que tiene que decirles, que lo único que tienen que hacer es pagar la cuota de ese mes antes del viernes.

Luego se lo dice personalmente, le explica a Sonia que deben parar ese golpe y luego cuando puedan, pagar las cuotas que deben, ya que el piso ha perdido valor y deben más de 17.000 Euros y si no pagan la cuota del mes el viernes la deuda pasa a los servicios jurídicos y él ya no podrá parárselo, bastando para ello con 427 Euros, preguntándole si no hay alguien que pueda hacerles un adelanto, como sus padres, pues si no paga ella tendrán que hacerlo ellos al haber sido sus avalistas.

Sonia le dice que no será capaz de quitarles el piso, recordándole que conoce a sus padres desde niño, señalando Pablo que los bancos no son casas de caridad y que prestan dinero porque viven de ello.

Sonia le recuerda que durante el cáncer de su madre se quedaba a dormir con ellos, aunque él se muestra inflexible.

Cuando le cuenta a Dani todo, este le dice que les ayude Pablo, señalando ella que no le dejan en el banco, quejándose él de que siempre le defienda y que lo que le pasa es que aquel no soporta que ellos estén juntos.

Ella le pregunta si tiene algo, pero solo tiene unos Euros para comer y apenas tiene gasolina para la furgoneta, que es donde está durmiendo.

Sonia acude a una prueba para un trabajo de montaje de cajas, aunque cuando está haciendo la prueba recibe una llamada de teléfono y debe marcharse.

Quien la llamaba es Pablo, que tiene en su despacho a Dani, que se niega a salir de él hasta que le reciba la directora, que él le insiste en que no podrá ir.

Cuando Dani ve allí a Sonia comprende que la ha llamado Pablo y le dice que está así porque no se la puede follar, asegurando que no lo revienta porque está ella, no entendiendo que después de haberles quitado el piso quieran todavía más, quejándose ella de tener que arreglarlo, como siempre.

Sonia es recibida por la directora, que le dice que tienen una deuda y que podrían haber llamado a la policía y él estaría en el calabozo, insistiendo ella en que van a pagar, diciéndole la directora que dónde vivirá su hija si pierden la casa de sus padres, pues en ese caso intervendrían los servicios sociales y podrían perder la custodia, lo que la hace enfurecer y pedirle que ni se les ocurra amenazarla.

Sale tras ella de la sucursal un hombre que presenció todo y que le dice que es abogado de un bufete y que por las tardes, con otros compañeros asesoran a personas en su misma situación, asegurando que un desahucio se puede parar y pidiéndole que acuda esa tarde a una reunión que tienen con otros afectados

Dani sale Andrea y la lleva a un burger, señalando ella que no quiere ser pobre, acusando su padre al banco de querer quitarles todo.

Sonia acude a una reunión con el abogado que conoció en el banco, en un bar. Allí él tiene ya los papeles de todos y les aconseja cómo actuar frente a los bancos

Dani pregunta cuánto les costaría celebrar el cumpleaños de su hija en el burger, aunque todo le parece caro.

El abogado le explica a Sonia que deben presentar un interlocutor para que pare el proceso, luego pedir la dación en pago, y luego presionar a la prensa, aunque ella no quiere causarle vergüenza a su hija.

Les pide 712 Euros para iniciar el proceso, quedando en varios días ante el juzgado.

Sonia, desesperada, se lo cuenta todo a su padre, diciéndole que si le ayuda podrán parar el proceso, entregándole su padre los 237 Euros que consiguió ahorrar con las propinas, dinero que esperaba utilizar llevando a su madre a París en unos años.

Pero eso, no es suficiente, por lo que le pide que saque de su cuenta lo que falta, señalando su padre que eso es para pagar las facturas y le confiesa que su madre no sabe que los avaló dado que el piso está a su nombre, y le dice que si se entera lo mata.

Su madre ese día salió de cena con sus amigas, viendo cómo las miran tres hombres, recordando Mercedes cómo ligaba de joven, preguntándose quién la mandaría casarse con ese hombre.

Los desconocidos las invitan a una ronda y luego, achispadas salen del bar con ellos.

Entretanto Sonia le canta a su hijo al ritmo de la caja de música que le regalaron en la hamburguesería.

Mercedes es manoseada y abrazada por uno de los hombres, y borracha, tarda algo en reaccionar, aunque finalmente le pide que la deje y se deshace de él.

Jaime sale de un control con el psicólogo policial, diciéndole su compañera, Lucía que debe contar lo que le pasa, asegurando él que si le cuenta lo que piensa de verdad al psicólogo lo mandarán a Tráfico, diciéndole su compañera que tampoco sirve para los desahucios, no convenciéndole el pensar que solo hacen lo que les manda el juez.

Lucía le recomienda que salga y se divierta y le propone salir esa noche a tomar algo, aunque él le dice que tiene a su hijo, subiendo tras ello al furgón que los lleva a su siguiente desahucio. Lucía le toma de la mano en el furgón, de vuelta.

Dani se reúne con un grupo de personas a los que les hace una demostración de su detector de humos y les explica la seguridad que ofrece y les dice que en las tiendas están a 24 Euros y ellos las ofrecen a 20, y él se las deja a ellos a 10 y les regala una por cada 10 que se lleven, asegurándoles que en un día pueden vender fácilmente 30.

A Sonia el dueño de la casa donde limpia le explica que tienen que marcharse porque ha enfermado la madre de su esposa y no saben cuándo regresarán.

Su padre, en el trabajo se cuela en la oficina y coge de la caja un dinero, siendo sorprendido por Tomás.

Pablo atiende a unos clientes en el banco cuando ve que llega su padre y sin mediar palabra le abofetea delante de sus jefes y del resto de clientes, luego lleva a Martín hasta la fábrica de su mujer y le pide que le cuente todo.

Ve la reacción de desesperación de Mercedes al escuchar lo que le cuenta su marido.

Esa noche la familia cena en silencio, yendo tras ello Sonia a casa de Pablo para pedirle que lo pare una semana, aunque él dice que es un proceso regulado que va directamente a los servicios jurídicos sin que él pueda hacer nada, rogándole ella que lo deje al menos hasta el lunes, pues no puede hacerle eso a sus padres, aunque él insiste en que no puede hacer nada.

Ella se quita entonces el abrigo y empieza a desnudarse, pidiéndole él que pare, tras lo que le exige que se marche.

En su casa, Jaime examina la cámara de Andrea, viendo las fotos de esta con su familia unida cuando eran felices.

Cuando llega a casa encuentra a Dani con su coche esperándola, entregándole el dinero que ha conseguido recaudar con la venta de los detectores, abrazándolo ella contenta.

Le muestra entonces él la parte trasera de su furgoneta, donde ha colocado todo adornado con flores, luces y una bola de discoteca, tras lo cual pone música y bailan.

Al día siguiente, Sonia acude contenta a ver al abogado a la puerta de los juzgados, con la documentación y el dinero, diciéndole él que tiene que ver al procurador y pidiéndole que vaya esa tarde al bufete y asegurándole que irá todo bien.

Jaime va a ver a su hijo, al que encuentra jugando al baloncesto con sus amigos.

Cuando se van estos juegan con él, preguntándole por sus amigos y quejándose de que no le cuenta nada, señalando su hijo que tampoco él le cuenta nada, aunque él le dice que no le pregunta, haciendo ver el chico que no le interesa, por lo que Jaime le pregunta si se avergüenza de que sea policía, asegurándole que está orgulloso de serlo, entrándole duramente, y el chico decide marcharse.

Pablo ensaya de nuevo una conversación, esta vez ante su jefa, a la que le dice que no quiere seguir trabajando en el banco y echando a gente de su casa y dejando familias en la calle.

Pero cuando se lo dice a su jefa esta le dice que no fueron ellos los que echaron a Sonia. Que ella firmó un contrato, señalando Pablo que la gente no se lee los contratos, pues se fían de ellos u le dice que ese mes ha pagado, pero quedan muchos meses.

Asun le pregunta si quiere perder todo lo que ha conseguido: su coche, su hipoteca, sus vacaciones en Costa Rica… Que a ella también le duele, pero para conseguir lo que tienen deben olvidarse de los sentimientos y deben ser fuertes, pues cada día será peor, pasándole el listado de los impagados de ese mes, que él asegura terminará, diciéndole ella que al día siguiente lo verá todo mejor.

Esa tarde Sonia acude al despacho de su abogado, encontrándose con que la dirección que le indicaron es la de un piso de un particular que se muestra airado, asegurándole que en ese portal no hay ningún abogado.

Se da entonces cuenta de que ha sido objeto de una estafa, viendo al salir, sentado en la escalera a un hombre que llora amargamente.

Cuando llega a casa, es recibida cariñosamente por su hija, pero su madre no le habla, y cuando va a darle la merienda a su hija encuentra el frigorífico vacío, diciéndole su madre que el dinero es para pagar el piso y si sobra algo comprarán algo para comer.

Sonia pregunta qué comerán, indicándole su madre que hay pan, que Sonia observa está duro, diciéndole Martín a su mujer que la niña tiene que comer.

Sonia le dice a Andrea que se van a cenar y a celebrar su cumple que es al día siguiente, tras lo que le dice a su madre que no sabe si van a perder el piso, pero con su actitud la perderá a ella y por ende a Andrea, pese a lo cual su madre no se inmuta.

Lleva a la niña a la casa de los alemanes que a la niña le parece un mundo, alucinando al ver la nevera llena.

Martín acude a la gasolinera y coge una garrafa con gasolina.

Pablo, en el banco está terminando su trabajo y la limpiadora habla con él y le dice que no entiende a la gente que pide una hipoteca sin saber si va a poder pagarla, pues ella tiene que fregar muchos suelos para pagar lo que tiene.

Cuando sale, llega Martín, que echa a un mendigo que estaba durmiendo en el cajero, tras lo que lo rocía con la gasolina y le prende fuego.

Dentro, Pablo se ve sorprendido por el fuego y corre a buscar el extintor, aunque finalmente no hace nada y vuelve a colgarlo.

Sonia y Andrea cantan al piano, llegando poco después Dani con un oso gigante.

Por su parte, Mercedes se toma una cerveza sola en un bar, al que poco después llega Tomás, que se sienta con ella y le dice que no tienen la culpa ni su hija, ni su chico ni Martín, preguntándole ella si su hijo tampoco tiene la culpa, tras lo que le dice que debe buscarse una mujer, pues lleva mucho tiempo solo y no le sienta bien.

Él le dice que Pablo tampoco tiene la culpa, ni tampoco varios conocidos suyos que también se van a quedar sin casa.

Mercedes le dice que no quiere que nadie sepa que a lo mejor les echan del piso, señalando él que eso no importa que lo sepan, señalando él que no puede dejar que les quiten el piso, el trabajo y la dignidad sin decir nada y sin que nadie lo sepa.

Ella dice que a nadie le importa lo que quiere, asegurándole él que a más gente de la que cree.

Jaime, en su casa, ve los videos de los desahucios realizados, entre ellos los de Sonia y su familia, siendo sorprendido mientras lo hace por su hijo.

Andrea disfruta entretanto bailando, mientras sus padres se encierran en la habitación.

Martín llega a casa, donde Mercedes hace sonar la caja de música de su nieta mientras llora, diciéndole él que se siente muy solo, diciéndole ella que no va a estar solo, entregándole él su teléfono, y pidiéndole que llame a su hija.

Andrea interrumpe a sus padres en la habitación para llevarles el teléfono, hablando Sonia con su madre a la que le cuenta que están celebrando el cumpleaños de Andrea en casa de los alemanes y les pide que vayan ellos también con los regalos de la niña.

Unos meses más tarde Martín reparte pasquines contra los desahucios en los coches que limpia, mientras que Mercedes y sus compañeras lucen camisetas contra estos.

Por su parte Sonia y Dani están comprometidos en la causa ayudando a otros y enfrentándose a la policía para tratar de evitarlos.

Entre estos no se encuentra ya Jaime, que disfruta de su nueva vida pasando más tiempo con su hijo, con el que vuelve a jugar al baloncesto.

Entre 2007 y 2015 hubo medio millón de desahucios. 170 por día mientras que las entidades bancarias recibieron 107.000 Euros de ayudas públicas.

En 2008 se crearon en Barcelona las primeras plataformas de afectados por la hipoteca, que poco después se extendieron a toda España.

Calificación: 2