Te cuento la película

Alcarràs

España / Italia (2022) *

Duración: 120 min.

Música: Andrea Koch

Fotografía: Daniela Cajías

Guion: Carla Simón, Arnau Vilaró

Dirección: Carla Simón

Intérpretes: Jordi Pujol Dolcet (Quimet), Anna Otin (Dolors), Xènia Roset (Mariona), Albert Bosch (Roger), Carles Cabós (Cisco), Montse Oró (Nati), Josep Abad (Rogelio), Berta Pipó (Glòria), Ainet Jounou (Iris).

Un grupo de niños juega en un coche abandonado que simulan que es una nave espacial y fueran atacados por aliens y navegasen entre meteoritos.

Interrumpe sus juegos la aparición de una enorme grúa para llevarse el coche.

Corren luego hasta el campo donde estaban sus padres recogiendo melocotones, aunque les sorprende que no estén allí, por lo que corren a la masía, donde están todos muy nerviosos rebuscando entre los papeles para constatar que tienen facturas, pero no un contrato, que es lo que le piden y en que quede reflejado que las tierras son de su propiedad.

El anciano les dice que no hay nada firmado porque lo hicieron de palabra su padre y el padre del viejo Pinyol, pero no tienen nada con el Pinyol joven, con el que solo firmaron por la casa, por lo que, a finales de verano deben dejar las tierras.

Por la noche deben salir a cazar conejos, pues hay tal superpoblación que acaban comiéndose los melocotones.

La recolección corre prisa, por lo que por la mañana van al pueblo para contratar a algunos de los trabajadores africanos que buscan trabajo.

Poco después aparecen las mujeres pese a que Quimet indica que no pidió ayuda.

Después de trabajar Mariona vuelve para reunirse con sus amigas, que se dedican a ensayar coreografías.

Roger, su hermano mayor, planta marihuana en medio de los maizales con su tío Cisco, aunque tienen miedo de que se entere el padre, del que se ocultan.

Quimet debe acudir hasta el lugar en que está la grúa, pues Pau, uno de los gemelos, hijo de Cisco y de Nati está subido en la pala de esta, aunque tanto Iris como Pers, su hermano aseguran que no tocaron ningún botón, pero que se pusieron a jugar allí porque ya no tienen el coche.

Tras bajar al muchacho ve que se acercan dos camiones, los primeros que se dedicarán a la colocación de los paneles solares.

El abuelo, Rogelio, recibe al joven Pinyol al que entrega una caja con verduras criadas por ellos, diciéndoles luego a Dolors y a Nati cuando llegan que ha pensado que para compensarles por lo de la pérdida de las tierras hará que sus maridos lleven el mantenimiento de las placas y que con eso trabajarían menos y ganarían más, pues, dice, los melocotones no dan dinero, diciendo ellas que lo hablarán con sus maridos.

Más tarde, Dolors masajea la espalda de Quimet por las contracturas que le provoca el trabajo, le habla de una compañera de su hija que compró ya los libros del colegio, diciendo que se lo pueden permitir porque trabajan en las placas y que incluso alquilaron una casa en Sicilia, pero cuando le habla de las placas él se enfada.

Roger trabaja mucho, pero su padre le dice que debe estudiar y dejarse de plantar tonterías y por eso le envía a casa pese a que este había salido con Cisco a sulfatar para que él pudiera descansar por sus problemas de espalda.

Pero Roger no se va a estudiar. Se va a bailar como el resto de los amigos y por eso se le olvida cerrar la presa, viendo, cuando va a hacerlo, las tierras ya inundadas.

Su padre debe hablar al día siguiente en la cooperativa con uno de los afectados por el despiste, ofreciéndose a pagarle lo que se estropee.

Allí los recolectores están planeando una manifestación, comentando que hay ya muchos que están empezando a arrancar los árboles.

Mariona ayuda al abuelo a recoger los higos de la higuera que plantó el abuelo de los Pinyol, comentando que tuvieron la suerte de tenerla durante la guerra, cuando no había comida y recuerda que sus padres los escondieron en el sótano para que no los mataran por ser terratenientes y que, a cambio de ese favor, les dejaron cultivar sus tierras.

Abuelo y nieta van luego a la ciudad con los mejore higos recogidos.

Los niños juegan ahora, tras hacerse una cabaña, con uno de los cajones de la fruta, y se enfadan cuando se la quita su padre.

Mientras hacen la recolección pueden ver cómo llegan los camiones, ahora en mayor número, encargados de las placas solares.

Luego, aburridos, los niños entran en el huerto de un vecino y rompen una de sus sandías para comérselas y roban otra, por lo que luego los castigan obligándolos a limpiar el establo.

Pinyol habla con Quimet para ofrecerle el trabajo del cuidado de las placas, aunque él dice que es agricultor y le pide que se marche y que no vuelva por allí mientras las tierras sean suyas, hasta que acabe la cosecha.

Tras ello guarda el coche de manera que su padre no pueda volver a cogerlo, pues teme que le ocurra algo y le reprocha que le llevara los higos a ese hombre.

Rogelio acaba enfermo, pues padece vértigos.

Un día, mientras hacen la compra en el pueblo Dolors y Mariona, ven que llega Pinyol en su coche del que salen sus tíos, diciéndole la madre que no diga nada a su padre.

Roger ayuda a Iris con los deberes y el abuelo canta para ellos canciones tradicionales.

La familia se reúne luego en torno a los caracoles que prepara Quimet, aunque sobrevuela el problema de las tierras, planteándose comprar las de otro hombre que las vende, o, comentando Nati que quizá deberían pensar en lo de las placas, pues no sabe qué harán cuando no tengan ya los árboles.

Pasan un día muy divertido, acabando todos en la piscina vestidos antes de que caiga un tremendo chaparrón.

Luego los niños hacen una representación, disfrazados, para los adultos y con ropas de estos, cantando para el abuelo la canción tradicional que siempre les canta, alabando su tierra, acompañándolos este.

Roger ve al otro lado del pantano a su padre que se dirige al lugar donde están instalando los paneles solares, y donde están Nati, su hermana, y Cisco, con el que comienza a pelearse, debiendo correr Roger para interponerse entre ellos, no escuchando Quimet pese a que su hermana le dice que habían ido solo a preguntar, diciéndoles Quimet que no quiere verlos más.

Poco después Nati llega para recoger a los gemelos, Pere y Pau, diciéndole a su otra hermana, Glòria, que estaba cuidándolos, que su hermano es imbécil.

Iris se queda muy triste, pues siempre estaban los tres juntos y los echa de menos.

Dolors y Glòria observan cómo Quimet arranca el panel solar con que iluminaban el establo.

Glòria le dice a su cuñada que su hermana y su cuñado tienen que buscarse la vida y que ellos deberían haberlo hecho también.

Los abuelos ven en televisión la manifestación de agricultores, estando Quimet dolorido de la espalda, en cama, rodeado por todos.

Roger va al día siguiente contento y satisfecho, pues a pesar de no estar su padre consiguieron llegar a los kilos y en la cooperativa le felicitaron. Pero su padre no está en la cama, está arreglando el tractor y dice que deberían felicitarlo en clase, no en la cooperativa.

Por la noche, Quimet ríe, un poco borracho, ante Glòria. Le dice que los vigilan los ovnis.

Se despierta Mariona oyéndolos reír, viendo cómo Glòria le dice a su hermano que debe aflojar un poco para que estén todos más tranquilos.

Sale también Iris, mandándolas a las dos a la cama.

Al día siguiente Roger madruga y va a colocar las cajas de los melocotones, viendo a su padre colgando de nuevo el panel solar que arrancó unos días antes.

Dolors y Nati coinciden en el coro parroquial, oyendo a Nati contar que su marido tiene rotas dos costillas.

Iris se acerca a ella para preguntarle por qué no trae a Pere y a Pau, aunque su madre se la lleva. No entendiendo la niña por qué no van sus primos.

Dolors y Glòria hablan sobre la situación de la familia y de lo cabezotas que son los hermanos de la segunda, y les preocupa el abuelo.

Este va al bar para tomar un café y jugar a las cartas, preguntándole a Tresona, uno de sus amigos por sus tierras, contándole este que ya las vendió.

Mientras recolectan las uvas, llega Glòria llevando a los gemelos, estando muy contenta Iris de poder volver a jugar con ellos.

Mientras se preparan para ir a la fiesta, escuchan a Quimet discutiendo con Glòria, a la que le dice que no quiere ver allí a los niños, no importándole que Iris no pueda jugar con chicos de su edad, recordándole su hermana cómo tiene a la familia y le dice que ya recuerda por qué no va nunca, invitándola él a marcharse.

Camino del pueblo paran un momento para que Quimet coloque bien un plástico en un árbol, viendo al hacerlo a Cisco con el agua con que va a regar la marihuana.

Luego van a la fiesta, ganando Quimet el concurso de beber en porrón.

Pero Mariona está muy triste, y cuando les toca el turno a ella y a sus amigas de salir a actuar, con la coreografía que tanto prepararon, se niega a salir, no haciendo caso ni a sus amigas ni a sus padres cuando le piden que salga. Incluso se gira para no verlas, viendo así a su tía Nati y a Cisco hablando con el abuelo.

Con Cisco participa luego Roger en los correfocs.

Va luego con su moto a abrir el riego, viendo al acercarse, que sale humo del maizal, viendo a su padre quemando las plantas de marihuana.

Regresa luego para ir a bailar con sus amigos, aunque cuando ve a Mariona bailando y hablando con otro chico, se dirige a este y le pregunta si quiere ser su cuñado, haciendo que Mariona se enfade y le diga que sabe defenderse sola.

Le cuenta a Iris que tuvo que volver antes de la fiesta por culpa de su hermano.

Sale afuera a pesar de las horas y ve a su abuelo deambulando entre los frutales y cómo luego pasa junto a las placas solares, yendo luego hasta la higuera.

Al día siguiente Dolors va hasta el lugar donde están colocando las placas para hablar con Cisco para preguntarle por Roger, pues no regresó aún a casa.

Cisco va a la discoteca, donde salen los últimos rezagados de la noche, saliendo Roger con un oso de peluche gigante, muy borracho.

Quimet está muy enfadado, pues volvió a dejar abierta la compuerta del agua y está todo embarrado, debiendo trabajar así, temiendo que se pudran los árboles.

Mientras regaña a Iris, que le vuelve loco con la flauta que le trajo el ratoncito Pérez, ve que llegan Cisco y Nati con Roger.

Dolors se acerca a él y lo abofetea, aunque luego hace lo mismo con Quimet cuando este regaña al chico, antes de marcharse tras dar las gracias a sus cuñados.

Luego, mientras cargan la fruta, a Quimet se le cae uno de los cajones.

Roger trata de salvar la fruta que puede, viendo a su padre roto y llorando.

Por la noche salen Mariona y Roger a cazar conejos, que van echando en una bolsa.

Van luego hasta la capital a casa de los Pinyol con el saco lleno de conejos muertos, recordando que el abuelo dijo algún tiempo antes que es lo que debería hacer, y se los dejan esparcidos por la puerta antes de tocar el timbre y salir corriendo.

Tiene lugar la huelga de agricultores, lanzando un remolque lleno de melocotones que luego un tractor tritura con sus ruedas, y que lanzan contra la consejería.

Llegado el final de la cosecha, las mujeres, entre las que está ahora Nati, se dedican a preparar los melocotones que quedaban para hacerlos en almíbar, colaborando Cisco y Roger para cerrar los botes y Mariona y el abuelo preparan las etiquetas.

Pero todos se quedan parados y tristes cuando escuchan que se pusieron ya en marcha las máquinas con las que empiezan a arrancar sus árboles.

Calificación: 3