7 días en Entebbe
Entebbe (2017) * Gran Bretaña / USA / Francia / Malta
También conocida como:
- "Rescate en Entebbe" (Hispanoamérica)
Duración: 107 min.
Música: Rodrigo Amarante
Fotografía: Lula Carvalho
Guion: Gregory Burke
Dirección: José Padilha
Intérpretes: Rosamund Pike (Brigitte Kuhlmann), Daniel Brühl (Wilfried Böse), Eddie Marsan (Shimon Peres), Lior Ashkenazi (Isaac Rabin), Denis Ménochet (Jacques Le Moine), Ben Schnetzer (Zeev Hirsch), Angel Bonanni (Yonatan Netanyahu), Nonso Anozie (Idi Amin), Juan Pablo Raba (Juan Pablo), Omar Berdouni (Faiz Jaber), Mark Ivanir (Motta Gur), Peter Sullivan (Amos Eran), Zina Zinchenko (Sarah)
En 1947 las Naciones Unidas reconocieron el estado de Israel, comenzando de inmediato los palestinos a luchar por la devolución de su tierra, uniéndoseles grupos revolucionarios de izquierdas de todo el mundo.
Día uno. Domingo 27 de junio de 1976
En Atenas, un grupo de personas embarca en un avión y entre ellos cuatro personas, que cuando despegan sacan armas de sus bolsas diciendo que se trata de un secuestro, amenazando si alguien hace algo con hacer explotar una granada.
Uno de los atracadores, el alemán Wilfried Böse, accede a la cabina y toma el control.
Entretanto, en Jerusalén se reúne el consejo de ministros bajo la presidencia de Isaac Rabin y con Shimon Peres como Ministro de Defensa, pidiendo un aumento de un 10% para su ministerio, que ya tiene el 31% del presupuesto total del gobierno, cuando le pasan a Rabin una nota en que le informan del secuestro del vuelo 139 de Air France de Tel Aviv a París, tras su escala en Atenas.
Rabin escribe una nota preguntando cuántos israelíes van, cuántos secuestradores y hacia dónde van.
Poco después recibe en su despacho la información de que hay 83 israelíes de 239, indicando que como la mayoría son franceses, legalmente el problema es de estos, aunque Peres le dice que si es un secuestro volverán allí y les desafiarán y que sí es un problema suyo.
Entretanto, en el avión, los secuestradores solicitan los documentos de identidad de todos los viajeros antes de aterrizar en Bengasi, Libia para repostar.
Dos de los secuestradores, Böse y Brigitte Kuhlmann pertenecían a la banda terrorista Baader-Meinhof, y seis meses antes se reunieron con varios dirigentes del Frente para la Liberación de Palestina, a la que ella acudió con Juan Pablo, su novio, planteándoseles en esa reunión que tienen la idea de secuestrar un avión, preguntándose Juan Pablo qué ganan ellos con eso, a lo que Jaber, uno de los palestinos, le responde que muchos de sus compañeros están en la cárcel y una acción de ese tipo atraerá nuevos seguidores.
Por su parte la OLP pedirá la liberación de 50 presos palestinos, y ellos podrían pedir también la liberación de sus compañeros, incluso la de Ulrike Meinhof, aunque Juan Pablo está convencido de que nunca la liberarán.
Tras aquello viajaron a un campo de entrenamiento de la OLP en Yemen, donde les visita Wadie Haddad, que les muestra la noticia del hallazgo de Ulrike Meinhof ahorcada en su celda, lo que significa que se rindió y que su movimiento se muere.
Les dice que Jaber tenía a toda su familia en un campo en El Líbano que atacaron los israelíes haciendo volar casas por el aire. Su familia intentó escapar en un coche y un tanque les pasó por encima y murieron todos, y por eso sabe que está comprometido, pero no sabe si ellos lo están, respondiendo Brigitte que Ulrike jamás se ahorcaría, asegurando que es un crimen de estado y si vuelven a Alemania les matarán a ellos también, por lo que continuar es más importante ahora.
Les pide que mantengan las distancias respecto de los pasajeros, pues los vínculos emocionales son peligrosos, y en especial para las mujeres, recordándole Brigitte que es una revolucionaria.
Mientras repostan, una mujer dice que se siente mal. Que está embarazada y cree que está abortando, decidiendo Böse pedir una ambulancia, pues, asegura, no quieren hacer daño a nadie, tras enterarse de que es inglesa, convenciendo a los palestinos que deben ser compasivos.
Tras ello ordenan el despegue, aunque sin comunicar el destino a los pilotos, lo que lleva al gabinete de crisis israelí a especular sobre el asunto, pues comprueban que cargaron combustible al menos para cinco horas.
La pasajera liberada declara ante la policía que entre los secuestradores había dos árabes y dos alemanes, un hombre y una mujer, aunque no dijeron a dónde iban, confesando que les mintió al decirles que estaba embarazada.
Brigitte, en su asiento toma una pastilla y recuerda que Juan Pablo no estuvo de acuerdo con la operación ni con ir a Uganda, pues, cree que Idi Amin está loco, pues se come a la gente y se la da a comer a los cocodrilos.
Pero Brigitte indica que allí estarán a salvo e Israel tendrá que negociar, algo que Juan Pablo pone en duda, y, si no lo hacen tendrán que matar rehenes, diciendo Juan Pablo si han pensado en lo que supondrá unos alemanes matando a judíos.
Pero Brigitte dice que Ulrike está muerta por su culpa, ya que confió en quien no debía, y provocó su detención y su muerte, y le dice a Juan Pablo que si tiene dudas se vaya.
El avión llega a Entebbe, en Uganda, explicándoles Böse a los secuestrados que la razón por la que habían decidido secuestrar un avión de Air France porque, pese a que muchos piensan que la política francesa es pro árabe, es uno de los principales enemigos de los palestinos, pues cooperaron con el Mossad, venden aviones a Israel y les ayudaron a construir bombas atómicas, careciendo Palestina de armas y ejército, por lo que deben servirse de otros medios para fijar la atención mundial en su lucha, haciendo un llamamiento a todos los movimientos revolucionarios mundiales para que se unan contra Israel, un estado fascista y racista y heredero del nazismo, aunque, les asegura a los pasajeros que no les harán daño, pues no son asesinos.
Les indica también que pasarán la noche en el avión y por la mañana les trasladarán a la terminal.
Día dos. Lunes 28 de junio de 1976
Al día siguiente, cuando salen del avión, son recibidos por Al-Hajji, mariscal de campo de Idi Amin Dada con su mujer y su hijo, y les dice que será su salvador.
Haddad le dice a Böse que ellos se ocuparán de todo, pues saben cómo piensan los israelíes, minimizando su papel, y les dice que su trabajo es vigilar a los rehenes.
En Israel señalan que al ir a 4.000 kilómetros de su país, quedan fuera de la esfera operativa de sus fuerzas armadas.
Shimon Peres indica que no pueden ceder, aunque Rabin le pide que él se ocupe de idear una operación militar viable mientras esperan que les indiquen sus exigencias, aunque creen que exigirán la liberación de los terroristas encarcelados.
Le Moine, el mecánico del avión, trata de hablar con Böse, al que le hace ver los problemas del lugar, diciendo él que lo limpiarán y llevarán colchones y que todo saldrá bien, diciéndole el mecánico que no puede creer a un revolucionario alemán loco.
Cuando se acuesta, Brigitte vuelve a recordar sus discusiones, con Juan Pablo al que Böse decía que debían mostrar que los alemanes son capaces de analizar el conflicto de Oriente Medio sin sentirse atenazados porque les paraliza la culpa, siendo un estado fascista gobernado por las mismas personas que estaban durante el nazismo y gracias a los cuales el imperialismo construyó en Israel su base militar,
Juan Pablo le dice que él no está oprimido, pues tiene una empresa, y es un capitalista y un burgués más.
Una anciana se levanta desorientada, y pretende que la ayuden sacando el dinero que tenía escondido, debiendo Wilfried llevársela fuera y decirle que no pasará nada, observando que lleva en su tatuaje el número de control de un campo de concentración.
La Inteligencia Militar estudia en Israel la situación, señalando que cualquier fuerza de rescate tendría que acercarse por sorpresa a la terminal y aterrizar de noche sin luz, aunque otros piensan que es mejor lanzar un grupo de paracaidistas, pero estos quedarían dispersos en una superficie demasiado grande, planteándoselos lanzarlos sobre el lago Victoria con barcas hinchables, recordando que en el lago hay cocodrilos y además sería imposible cruzarlo sin ser detectados.
Peres le pide al general Motta, que plantee cuántos efectivos necesitarían para tomar el aeropuerto, pidiéndole que llame a las unidades especiales, aunque Peres cree Rabin colocó allí a Motta para impedir que planeen una operación militar viable, para no tener que tomar ninguna decisión y poder echarle la culpa a él.
Zeev Hirsch, soldado israelí recibe al llegar a su casa la noticia por parte de su mujer, Sarah, bailarina, de que debe regresar a la base al día siguiente, algo que ella no desea, pues, le dice, siempre hay elección, diciendo él que no es cierto, pues los rehenes no tienen elección, respondiéndole ella que si cree que no tiene elección es que también es un rehén.
Día tres. Martes 29 de junio de 1976
Mientras salen de la sede de Operaciones Especiales los soldados de esta unidad, Sarah ensaya su obra, diciéndole el director que debe perder el miedo y lanzarse.
En el aeropuerto un grupo de judíos reza y otros pasajeros juegan a las cartas, pidiéndoles Wilfried que se aparten de la pared, pues van a derribarla para disponer de más espacio, pues están demasiado apelotonados, comenzando dos soldados ugandeses a derribar la pared, aunque entonces Jaber interrumpe su actuación al llegar con los pasaportes, pidiendo a quienes nombre que pasen a la sala pequeña para desconcierto de Böse, que le dice a Brigitte que eso no es lo que habían pactado, por lo que pide hablar con Haddad, pero le piden que haga lo que debe, vigilar.
Uno de los pasajeros con carné francés y pasaporte israelí y que insiste en que es francés, pero trabaja en Israel, es acusado de ser espía y separado de los demás.
En Israel, el gabinete de crisis se plantea utilizar hasta 1.000 hombres, pero el primer ministro piensa que eso sería como invadir un país miembro de Naciones Unidas y de la Liga Africana y además llamarían la atención.
Cuando llega la noticia de que los secuestradores han solicitado la liberación de 52 prisioneros y que empezarán a matar rehenes dos días más tarde, Peres insiste en que no pueden negociar con ellos.
Motta propone llamar a Amin, pues entrenó a su ejército en el pasado
En la residencia del presidente Amin, este habla con Haddad informado ya de que movieron a los judíos a la antigua terminal, rodeada de explosivos y pusieron TNT en el avión y alrededor del edificio, estando dispuestos a suicidarse con los rehenes, diciendo Amin a los israelíes, que él no puede hacer nada, diciéndole Motta que si salva a esas personas podrá pasar a la historia como un gran héroe y que no debe perder la oportunidad de demostrar a quienes hablan mal de él que lo es, lo que podría suponerle conseguir el Premio Novel de la Paz, aunque Amin les cuelga.
Peres cree que Amin quiere que lleven allí a los presos para mostrar a rusos y árabes que está de su parte, y Kissinger cree que es mejor dejar que maten a todos a negociar.
Pero Rabin prefiere hacerlo, pues el asalto podría ser un fracaso, pues al carecer de información sobre el terreno no saben si siguen en el aeropuerto, ni con qué armas cuentan, y además dado que sus enemigos son sus vecinos, tendrán que negociar con ellos en algún momento y hacer las paces.
En Uganda, Amín le pregunta a Haddad cómo sabían los judíos que estaba con él, diciendo él que por casualidad, diciéndole Amín que los espíritus avisaron a su madre de que nunca ofendiera a los israelíes y debería hacer caso a su madre, por lo que le pide que suelte a algunos rehenes para apaciguar a los franceses.
En un cuarto Jaber y otro palestino golpean y patean al supuesto espía, algo que no gusta a Böse, que le dice a Brigitte que no fue allí para ser un vigilante, diciéndole ella que deje de quejarse, diciendo él que se la han jugado y le han ignorado.
Ella le dice que los tratan demasiado bien y que como son alemanes cree que son nazis.
La inteligencia israelí propone llegar en un Mercedes limusina negra, por lo que propone llegar al aeropuerto con una para que crean que se trata de Amin.
Pero para ello deberían controlar los dos aeropuertos, y para ello necesitarían al menos dos compañías de soldados, blindados, armamento pesado y 4 aviones.
Día cuatro. Miércoles 30 de junio de 1976
La prensa asiste a la liberación de algunos rehenes, pidiéndoles el presidente que recuerden que Amin garantizó su seguridad.
Una de las liberadas, monja, pide que un israelí ocupe su lugar, diciéndole él que no puede ser, y obligándola a subir pese a su resistencia.
Amin acude luego a ver a los presos y les indica que les prometió que haría lo que estuviera en su mano para liberarles, pero que todavía no se sabe nada de su gobierno y el plazo se acaba en 24 horas y si no negocian matarán a dos niños cada 24 horas, y, dice, señalando a los hijos de una pareja que empezarán por ellos, diciéndole la madre a Wilfried que cómo puede hacer eso, diciéndole el padre que si quieren luchar que lo hagan contra los soldados israelíes.
En la base israelí, Zeev recibe una llamada de Sarah, que le cuenta que le dieron el papel que quería, diciendo él que no puede ir a verla y le dice que acordarse de ella no le ayuda en esa situación.
Un compañero le dice que si desea seguir con su novia y verla debe pensar en que se una al ejército, y si no es mejor dejarla.
Los informativos hablan de la liberación de 48 prisioneros, pero se les veía nerviosos apuntando a los restantes 209 amenazando con matarlos a todos y haciendo volar el avión francés, informando también de la llegada de los liberados a suelo francés.
Día cinco. Jueves 1 de julio de 1976
El agua falla y los prisioneros no pueden utilizar los inodoros.
Suben por ello Wilfried y Le Moine a la azotea para reparar los depósitos, y este le pregunta si sabe lo que le parece al mundo, asegurando el alemán que él no es el opresor y no es responsable de las acciones de sus compatriotas y que debería ver un campo de refugiados palestinos y de su forma de vida.
El ingeniero le pregunta si está dispuesto a exterminar a esa gente por ellos, concluyendo él que deben ayudarlos.
El ingeniero asegura que un ingeniero vale por 10 revolucionarios y un ingeniero, como él, que construyen cosas, vale por 50 revolucionarios.
Jaber, dice entre tanto que no le gusta que Böse se quede a solas con los pasajeros, pues cree que es un juego y empieza a descuidarse, diciéndole su compañero que no es así, pues habla y habla sin parar de la revolución mundial.
A Brigitte no le parece bien que los niños estén jugando en la pista, y le pregunta a Jaber si están en un campamento de vacaciones, diciéndole él que son niños.
En Israel, los familiares de los rehenes discuten acaloradamente con su gobierno, pues no entienden su principio de no negociar con terroristas y trataron de hablar con Rabin, logrando superar el cordón oficial y entrar en la sede del gobierno.
Rabin llama entonces al embajador para que diga a los franceses que harán una oferta a los terroristas, informando la televisión de la sorpresa de ver que Israel dé un giro en su política y acceda a negociar, aumentando el plazo hasta las 8 del domingo.
Wilfried está contento, y asegura que lo han conseguido y hecho historia, aunque Jaber piensa que es un truco y Brigitte piensa que, aunque logren su objetivo nunca podrán volver a su país, diciéndole él que podrían ir a Bagdad, aunque ella dice que no sabe lo que es para una mujer vivir allí, pese a que el gobierno sea socialista.
Jaber le pregunta qué hace allí, diciendo él que quiere lanzar bombas sobre la conciencia de las masas, preguntándole Jaber si tuviera que hacerlo de verdad si sería capaz pese a que eligió tomar las armas, recordándole que podría vivir muy bien en su país, y que si él hubiera tenido su vida jamás habría tomado las armas, pues eso solo lo hacen quienes no tienen nada, incluidos los judíos, que se llevaron a sus muertos a Palestina pese a que no fueron los palestinos, sino los alemanes los que los masacraron, y le dice que está allí porque odia a su país, mientras que él está porque ama al suyo y que si la negociación es una trampa comenzarán a matar y le pregunta si está dispuesto a matar y a morir.
En Israel, pese al anuncio siguen preparando la operación de rescate, planteándose sobrevolar el Mar Rojo a baja altura para evitar los radares, aunque Motta sigue viendo la operación como una locura y teme por sus hombres.
Día seis. Viernes 2 de julio de 1976
Zeev y Sarah están juntos en su casa, estando ella contenta de que se haya decidido negociar, lo que lleva a Zeev a pensar que quizá no se apruebe la operación, aunque deben seguir practicando.
Wilfried informa a los prisioneros israelíes de que su gobierno aceptó negociar y se amplió el plazo hasta las 11 del domingo, y como gesto de buena voluntad liberaron a todos los rehenes franceses y cuando liberen a sus camaradas, liberarán a todos, dejándoles regresar a la sala grande.
Pero el comandante de vuelo dice a la tripulación que deben permanecer junto a sus pasajeros hasta el final, por lo que ellos se quedarán con los israelíes.
Bajan también a la sala al ciudadano al que acusaron de espía, magullado.
A la sede del ejército llegan con un Mercedes limusina antiguo, pero marrón, en que deberán ir los mejores tiradores, planeando asaltar la terminal con cinco equipos, uno de los cuales dirigirá Zeev, temiendo Rabin que acaben con todos y si fracasan, el golpe para su ejército será muy duro, pese a lo cual pide que lo ensayen.
Ya lo estaban haciendo, en el Mercedes, ya pintado de negro y acompañado por varios Land Rover, simulan la operación, a la vez que Sarah ensaya su obra.
Tras presenciar los ensayos, Motta dice que aconsejará la actuación a Rabin y al Consejo.
Día siete. Sábado 3 de julio de 1976
Rabin dice que si fuera general no daría el visto bueno a la operación, pues supone un enorme riesgo.
Sin conocer aún la decisión del Consejo, los aviones despegan, no debiendo regresar, ya que el Consejo reunido acepta unánimemente la Operación Rayo.
Brigitte se acerca a la nueva terminal y llama desde un teléfono público a Juan Pablo, y le dice que ojalá estuviera con él en su casa, planteándose que cuando todo acabe deberán buscar una nueva.
Le dice también que Jaber cree que irán los israelíes a matarlos y en ese caso tendrán que tomar medidas y está preocupada por Böse, pues es débil y está asustado, y cree que todos tienen miedo, aunque ella lo tiene muy claro, y si no hubiera ido no se lo podría perdonar.
De pronto un empleado del aeropuerto le dice que ese teléfono no funciona.
Rabin prepara una carta por si todo fracasa, asegurando que la muerte de menos de 25 personas sería un éxito.
Por la noche, Böse le dice a Brigitte que debía haber huido y que Juan Pablo tenía razón, aunque ella insiste en que quería ir.
Rabin se dirige al Ministerio de Defensa para seguir las operaciones mientras Sarah comienza su actuación.
Se levanta el telón a la vez que del avión aterrizado sale el Mercedes negro y tras él los otros vehículos con los militares, que avanzan hacia la terminal con la inicial confusión de los soldados ugandeses al ver el vehículo que podría ser presidencial, acabando los soldados con esos primeros obstáculos.
Dentro de la terminal escuchan los disparos, que llegan también al Ministerio de Defensa israelí donde creen que es pronto para los disparos.
Dentro de la terminal, se dan cuenta de que han llegado los israelíes y Böse se plantea que deben empezar a matar a los rehenes, aunque en vez de ello, les ordena agacharse.
Las tropas avanzan siendo atacados desde lo alto de la terminal, acabando con Yonatan Netanyahu, el oficial al mando, pese a lo cual continúan con la operación, entrando Zeev, que acaba con uno de los terroristas, y, cuando van a disparar contra él por la espalda Böse y Brigitte, entra otro soldado que acaba con ellos.
Varios más caen de inmediato, simulando Jaber y otro compañero rendirse, aunque llevan granadas, acabando Zeev con ellos al darse cuenta.
Pocos minutos después, solo quedan en la terminal los cuerpos de los terroristas muertos, mientras en el Ministerio de Defensa reciben la noticia de que están volando y que llevan a bordo a 102 rehenes a salvo.
Peres contento felicita al primer ministro, que está contento por el éxito, pero que, asegura, si no negocian, la guerra no acabará nunca.
Los rehenes llegan a Israel, siendo recibidos en el aeropuerto por una multitud.
En el asalto murieron 4 rehenes, 45 soldados ugandeses, 5 palestinos y dos alemanes.
En 1995 el primer ministro Isaac Rabin fue asesinado por extremistas judíos tras haber firmado un acuerdo de paz con los palestinos.
Peres acabó defendiendo también la causa de la paz.
El teniente Coronel Yonatan Netanyahu fue el único soldado israelí que murió en la operación.